No tiene un plan.
Elio se cubre el rostro con las dos manos, suspirando.
Empieza a intentar quitarse un pellejo de las uñas una vez que deja caer las manos en el regazo, pero rápidamente se detiene, mientras se da un vistazo en el espejo para acostumbrarse al reflejo de Amaris. No tiene tiempo para lamentarse por todo lo que está sucediendo en su vida por más irreal que parezca.
El cabello castaño oscuro y ondulado de Amaris roza sus hombros huesudos, haciendo contraste con su rostro lleno de rasgos suaves, poco toscos, que se vería bien como el de Mikael, sino fuera por la furiosa cicatriz blanquecina que parte en diagonal por el puente de su nariz hasta su ceja izquierda. Es alto, casi el metro ochenta y cinco, y tiene la piel de un moreno claro que luce brillante contra el sol que se cuela por la ventana, tan extraño a como se imaginaba a Amaris Víbora del libro, puesto que nunca lo describieron con exactitud. Es agraciado, pero no lo suficiente para llamar la atención, mucho menos con la cicatriz. La ropa y los zapatos que le trajeron las onamuhs le quedan grandes, de lo tanto que adelgazó Amaris estando en coma por un año. Se siente ridículo pese a no ser su cuerpo quien luce esta vestimenta.
Elio solo necesita sobrevivir, ¿no es así? ¿O quizá haya algún modo de regresar? ¿Alguna piedra mágica o un talismán escondido en el lugar más peligroso del Reino? ¿Tal vez asesinar a un personaje sea la clave? ¿O... morir?
Pero, las voces le dijeron que tenía que vivir. Además, está esa absurda promesa que no recuerda haber hecho. No puede ser tan fácil como respirar y observar a los personajes de lejos, no cuando está en el cuerpo de Amaris y tiene contacto con aquellos que quieren destruir de alguna forma al protagonista. Y si se esconde, las respuestas nunca llegarán (¿qué es este mundo? ¿Por qué su maldición se parece a los poderes de Reyes de Oro y Plata? ¿Qué es lo que planeó Amaris verdaderamente? ¿Por qué se aventó de un barranco? ¿Y cómo es el rostro de Sak Eclipsis siendo una persona real? ¿De quién es la muerte que no recuerda?).
Alguien toca a su puerta.
Eli se arranca un pellejo del pulgar, dubitativo si abrirla o quedarse escondido y no ir a la reunión con Aurora.
Quiere quedarse.
No quiere ir.
Morirá.
Es seguro, morirá.
Otra vez tocan.
Elio vuelve arrancarse un pellejo de la misma uña, y siente la sangre resbalar por el pulgar. Sisea bajo su aliento, observando la mano temblar ante el mínimo movimiento, como si cada parte del cuerpo de Amaris le advirtiera que no es buena idea ir. Se limpia la sangre lamiendo el dedo, y frunce el ceño cuando el sabor metálico inunda su boca. Las dudas rondan por su mente con frenesí, y teme que su esencia esté agitándose por lo mismo. Intenta respirar profundo, controlándose para no cometer un error otra vez. Sería tan fácil morir... Dejarlo estar y regresar con su familia. Pero, Elio sabe que esto no será sencillo. Cualquier paso que dé dudando, podría ser falso. Tiene que estar seguro de lo que desea, cuánto está dispuesto a sacrificar para regresar a su mundo y si vale la pena poner de malas a Aurora por hacerla esperar.
Nuevamente, tocan la puerta, menos paciente que hace tan solo unos minutos.
Elio asiente para sí mismo, y camina con rapidez, abriendo la puerta de par en par antes de que el poco valor que agarró se disperse de su sistema. No podrá escapar de ella, por más que la evite, de alguna u otra manera tiene que enfrentarla. Si sobrevive hoy, tal vez mañana no. Aurora puede ser su verdugo o salvadora. Si existe la mínima posibilidad de que lo ayude, Elio debe tomarla.

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Reyes de Oro y Plata
FantasyAtrapado en el cuerpo de un personaje destinado a morir, Elio debe encontrar el camino de regreso a su mundo en medio de una guerra por el Trono de Eclipse. °°° Elio no tiene tiempo, el reloj de arena empezó a correr; sin aliados y conviviendo con...