fallen down ;; nct dream.

two ;; back in salem.

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"En los juicios de Salem mataban a las brujas quemándolas o ahorcándolas... ¿Puedo tomar la segunda como una opción?". En la mente de Jisung, siempre se hacia sonar eso, y quería sentirse como una bruja... Para bien, o para mal.

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"¡Eres un flojo!", "Ya tienes 19, ya deberías tener algún trabajo en alguna cafetería o ir a la universidad", "Piensa en tu futuro, así no llegarás a ninguna parte". 

Mi familia no me apoyaba en mis sueños, y mucho menos lo iban a hacer mis amigos. Y hablando de amigos, jamás tuve amigos de verdad. Fui muy solitario en mi juventud, y mi niñez, ¡Ni hablar! Mis padres abusaron mucho de mí desde pequeño. 

A mis tres años ya había aparecido en una revista para ropa de bebés, a mis cinco años ya había firmado mi primer contrato exclusivo con el canal nacional que todo Corea ve, a mis siete viajé a China para una presentación en vivo. ¿Dónde tenía tiempo para disfrutar la vida a esa edad? No tenía tiempo para nada, y todo lo que aprendí, como matemáticas, lenguaje básico, y todo lo demás, recién pude saberlo a mis 11. Eran tan malditos esos viejos que son mis padres.

MIS PADRES, lo peor que pudo haber pasado, fue que tuviera que decirle al mundo que ellos me estaban cuidando y que yo no podía pedir ayuda.

Terrible recuerdo tengo de mi adolescencia. Mi papá era algo adicto al alcohol, y a veces volvía borracho de las juntas con sus amigos. E iba a mi habitación, me despertaba, y me pegaba. Muchas veces tuve que ir a la enfermería antes de clases porque no podía soportar ese dolor. 

Mi madre siempre me obligaba a comer más de lo que yo quería comer, y también me obligaba a hacer cosas que a mi no me gustaba hacer, o estar en lugares a los que a mi no me gustaba estar. Me llevaba al centro a comprar, mi lugar menos favoritos. Le tengo fobia a los ruidos fuertes y a estar con tanta gente, y mi mamá, la perra de mi mamá, lo sabía perfectamente. Me dolía la cabeza y me dolía saber que yo estaba allí por obligación. 

¿Y me dicen que tenía que ir a la universidad? ¡JA! Créanse esa, putos. Yo jamás pude ir, el puntaje que tuve en esa maldita prueba de admisión fue el peor de todos, aparecía al final de la lista de puntajes. Y, como era de costumbre casi, mis padres me gritan lo flojo que era y que debía empezar a trabajar.

Y ellos no pensaban que todo lo que a mi me pasaba era su culpa.

Esos hijos de su puta madre. Y es un honor referirme a ellos así.

Pero al conocer a mis hyungs, a Mark, Renjun, Jeno, Donghyuck, Jaemin y Chenle, mi vida cambió. Ellos iluminaron mis días, y ellos de verdad me querían como su hermano menor. 

Jaemin hyung era el que más cuidaba de mí, junto con Mark hyung, me decían: "siempre vamos a estar allí si es que algo te pasa". Y me sentía tan feliz cuando eso pasaba. La mayoría de mis secretos y momentos vergonzosos se los conté a Chenle, —no lo trato de hyung ya que es menos de un año mayor que yo—, quien no tardaba en reírse y llamarme bobo. Jeno y Renjun hyung, fueron como mis profesores, me enseñaron de química, física, algo de historia, gramática y puf, miles de cosas que les agradeceré hasta el fin de mi corta vida. 

Pero, aún así, siguió siendo igual de gris e infeliz como antes. 

Por las noches pensaba en tantas maneras de poder solucionar mis traumas y en las que podía liberar mi dolor sin hacerme daño físico o psicológico, que me llegaba a estresar, me enojaba y lloraba. Pataleaba en mi cama, tratando de no hacer ruido para despertar a Jeno hyung. 

En los peores de los casos, me despertaba en camas de clínica, con el cuerpo lleno de agujas por todas partes. Me dio depresión, y la oculté de todo el mundo.

No quería la ayuda de mis hyungs, y tampoco quería ir al psiquiatra, me daba miedo el psiquiatra. Me daba escalofríos solo pensarlo. No me serviría de mucho porque tendría depresión igual. Y tuve la mejor idea que pude haber tenido en mi vida:

Convertirme en una jodida bruja.

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¡Estoy vivo! Desperté, gracias a Dios estoy vivo. Aterricé en una parte muy dura, muy plana y fría. Creo que era el suelo, pero tuvo que haber sido del ático, porque estaba muy polvoriento. Estornudé, y retumbó en todo ese espacio, y algo de polvo quedó en mi nariz también.

— ¡Chicos, ayúdenme, por favor! —exclamé para conseguir algo de apoyo, e igual que antes, nadie respondió. — ¡Chicos, ayuda! —volví a exclamar, jadeante esta vez. El cuerpo me pesaba de espaldas, y no podía moverme, mi cuerpo estaba amarrado a sogas gruesas. — ¿C-Chicos? ¿Están allí? —esta vez pensé, solo por esa vez, que todos estaban igual de muertos que antes. Mis ojos se vieron tristes, reflejados en pequeñas lágrimas que caían de mis ojos.

¡PAM! La puerta se abrió de golpe. Subí mi mirada hasta esa persona que estaba llegando, o quizás, ¿Personas? Podía ver, creo que eran dos sombras, escuchaba que alguien jadeaba. Y esa voz jadeante me parecía familiar.

— ¡Mierda, mi pelo! —oh no... ¡¿JISUNG-I?!— ¡O-Oye, oye, deja de jalarme del pelo, me duele! 

— ¡OYE, PEDAZO DE BASURA, DEJA A JISUNG! —grité para causar impresión, o por lo menos causar alguna esperanza de salir a nuestro menor.

No hubo reacción. Volví a gritarle que le dejara en paz, y lo único que recibía era ver como Parkie sufría a manos de esa mierda con patas. Parecía una lombriz tratando de escapar del pico de un pájaro, estaba raptando en círculo para ver si podía soltar alguna de estas que me apretaba el sistema nervioso. Como dolía esa mierda. Solo podía ver como el chico se subía obligado al banquito de allí. 

Espera... ¡¡HAY QUE BOTAR EL BANCO!!

— «Debo salvar a Jisung, no puedo permitir que muera... ¡No puede morir por segunda vez!» —me dije, tomando fuerzas para girar un poco y botar el pequeño asiento.

Y me giré. 

— ¡¡NO BOTES EL BAN-!! —el sonido de un hueso roto se me pasó por los oídos, mis ojos se abrieron como platos, y cristalizados y temblorosos, voltearon hacia arriba.

— ¡¡LA PUTA MADRE, NO!! —el final se rompió en mil pedazos, y las sogas se desvanecieron. Y de nuevo, empecé a caer, y a caer, y a caer.

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Park Jisung, un joven de 21 años de edad, se suicidó debido a su incapacidad para resolver sus traumas, su poca estabilidad emocional, y no poder pedir ayuda contra su depresión.