Cap. 02 - We are sirens

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–Ni hablar.

Meredith no dejó que Elisabeth siguiera hablando cuando salió la palabra "playa" en la conversación. La menor de las Taylor rodó los ojos, era la respuesta que esperaba de su hermana.

–Meredith, voy a ir con mis amigos a la playa. – Repitió Elisabeth, caminando hacia la cocina y escuchando como su hermana le seguía. – Me mantendré lejos del agua y podré seguir demostrando que sigo siendo yo.

–Beth, tendrás que mantenerte lejos de las olas y decirles que no te apetece hacer surf. Y tus amigos saben que amas hacer surf. – Le recordó la mayor entrando en la cocina. – Fuiste una cabezota y lo intentaste hace un par de semanas, pero es imposible hacer surf sin mojarse. Necesitarías un traje de astronauta para ello.

Elisabeth recordó ese día y cuan frustrada y triste se sentía de no poder volver a pillar olas con la tabla que su padre le había regalado en Navidad.

Estar en el mar siempre fue lo suyo, le gustaba estar en contacto con el agua y por eso de pequeña deseaba poder ser una sirena. Ahora se había cumplido su sueño y estaba feliz de ello, pero las consecuencias que eso trajo no.

Ya no más surf, ni disfrutar de la lluvia, ni siquiera podía relajarse bajo el efecto lluvia de la ducha.

Se llenó con cuidado un vaso de agua y tomó una pajita para poder beber. Sí, incluso tenía que beber agua con pajita y tener cuidado de que no se le cayera el vaso al suelo para que no saliera su cola, como le pasó al día siguiente de estar en la isla de Zira.

Flashback.

–Si no te importa, Beth, me daré un buen baño primero para quitarme los restos de agua salada y arena. – Meredith cerró con llave la puerta cuando ambas entraron en casa, tras el viaje de vuelta tan silencioso que habían tenido.

Elisabeth asintió, todavía sin entender lo rara que se sentía desde que habían entrado en ese estanque de la cueva para intentar sacar el collar que habían visto en el fondo de éste. No habían logrado alcanzarlo cuando el agua empezó a brillar y la luna llena apareció justo en lo alto por lo que parecía un espacio abierto en la montaña.

Cuando todo volvió a la normalidad, mientras ambas hermanas se miraban todavía dentro del agua, solo salieron de allí sin decirse nada. Ambas sabiendo lo extraño que había sido aquello, muy extraño.

Elisabeth caminó hacia la cocina, sintiendo su garganta seca y se puso un poco de agua en el vaso. Estaba a punto de tomar un sorbo cuando escuchó a su hermana gritar, haciendo que se sobresaltara y estuviera a punto de tirarse el agua encima.

–¡¡¡Elisabeth!!!

La menor de las Taylor salió corriendo con el vaso todavía en la mano y subió rápidamente hasta el cuarto de baño, el agua bailando en todo momento dentro del vaso pero sin salirse.

Cuando abrió y entró sin llamar a la puerta o preguntarle nada a Meredith, dejó caer el vaso de agua ante la alucinante escena frente a sus ojos, mojándose las piernas cuando se rompió al tocar el suelo.

Meredith estaba en la bañera llena de burbujas, pero una gran cola de pez salía al otro lado de donde estaba Meredith mirando asombrada lo que hasta hacía un momento eran sus piernas.

–Meredith...

Elisabeth no pudo decir nada más antes de exclamar de sorpresa cuando perdió el equilibrio y cayó hacia delante. Cuando se dio la vuelta y se miró hacia las piernas, jadeó al no verlas. Sus piernas ya no estaban, habían sido sustituidas por una gran cola de...

–¿Tenemos cola de pez? – Preguntó Meredith, moviendo la cola arriba y abajo, mirando asombrada que era ella quien movía eso.

–No solo eso. – Susurró Elisabeth mirándose todo el cuerpo, descubriendo su cabello suelto y el top también con escamas anaranjadas iguales a las de la cola. – Somos sirenas, Meri, como las de las historias de mamá.

Fin del Flashback.

Sin duda su sueño se había cumplido, pero Elisabeth se dio cuenta de que eso era un problema. ¿Qué pasaría con su vida tal y como la conocía? Aunque intentara volver a su vida con normalidad, era algo imposible. Ahora ella y su hermana eran sirenas.

–No me acercaré al agua mientras esté con gente, Meredith. – Dijo completamente segura de que podía ir sin problemas a la playa.

–¿Y si alguno intenta abrazarte para mojarte tras salir del agua? – Preguntó Meredith todavía sin estar segura de que fuera buena idea. – ¿O se pone a llover de repente?

–Saldré corriendo, si me mojo mucho iré dentro del agua, si es poco me secaré rápidamente y si puedo evitar siquiera mojarme, iré al aparcamiento. Cualquier cosa te llamaré, ¿bien?

–Bueno, pero mañana iré a recogerte cuando salgas de clase, iremos a la cala y practicaremos para prepararte para el jueves, ¿de acuerdo?

–¡Gracias, Meri! – Elisabeth dejó el vaso sobre la encimera y abrazó con fuerza a su hermana. – Por esto te quiero tanto.

–Cuando te interesa. – Dijo divertida Meredith, sin devolverle el abrazo. – ¿No tienes deberes o algo que hacer?

–Aguafiestas. – Susurró Elisabeth separándose de su hermana y volviendo a agarrar el vaso de agua. – Ni tener un momento bonito contigo me dejas.

Meredith se rió ante la cara de perrito triste que puso Elisabeth y salió de la cocina antes de que su hermana pequeña dijera algo más o intentara convencerla para arriesgarse más.

Meredith se rió ante la cara de perrito triste que puso Elisabeth y salió de la cocina antes de que su hermana pequeña dijera algo más o intentara convencerla para arriesgarse más

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La Atracción del Agua (Embry Call)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora