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Capitulo 3

Valentina era una chica totalmente débil, contrario a su hermana  que era rebelde y defendía a cuerpo y espada sus ideales.

Sabía que aquello era una locura, casar a su hermana con un narcotraficante sería sólo el principio de un infierno que jamás podrán parar.

-Lorena, sólo deja que tu hermana haga lo que deba hacer-

La señora Rigoberta, madre del señor Claudio ya se estaba hartando del comportamiento de una de sus nietas.

-¿lo que deba hacer?- carcajeo sarcástica Lorena.-Dime mamá ¿ella debe hacer eso?

-bueno yo..- balbuceo.

-Lo sabía, tu siempre estarás de su lado-

Lorena estaba furiosa por no decir rabiosa, pues se le hacía completamente estúpido mandar a su única hermana a la boca del lobo.

-Lorena... esto no es asunto tuyo, debes salir.- hablo el señor Claudio serio.

-¿sabes que? Tienes razón, no aceptaré está mierda- Lorena giró para ver a su hermana- Vámonos Valentina, no es tu guerra, no es tu deuda.

Valentina no se inmutó, se levantó en el sofá y se acercó a su hermana. Lorena tenía una sonrisa en su cara.

Tomo a Valentina de la mano para llevársela pero una vez dio un paso está freno, pues Valentina no la seguía.

- No, yo... me quedare- Valentina hablo finalmente.- ayudaré a papá como el me ha ayudado.

Valentina tomó la otra mano a su hermana.

-huye, vete, no quiero que te pase nada, estaré bien-

Lorena soltó furiosa el agarré de Valentina, su hermana, su pequeña hermana decidió quedarse y ella no podía hacer nada.

Con lágrimas en los ojos salió corriendo furiosa. Llevándose con ella el dolor más grande, dejar a su amiga, compañera, hermana. A lo que le daba vida.

-Bien... se ha ido- Valentina volvió a su asiento.

-Valentina... te lo agradezco- murmuró su padre.

-Lo hago sólo para que no los maten papá -

-y te lo agradezco- el señor intentó acercarse a su hija.

Pero tan pronto su hija hablo se detuvo.

- No deberías, así como no debiste acercarte a ellos, así como debiste pagarles.-

-¡Valentina!- grito la señora Isabel

-¿que mamá?, Es la verdad- grito Valentina.

Doña Rigoberta estaba cansada de tanto gritaderio.

-Callate mocosa, te recuerdo que no tienes la obligación de hacerlo- vociferó- en cualquier momento puedes largarte y dejar que nos maten.

Valentina comenzó a reír.

Sus padres estaban asustados por la actitud de su pequeña hija, aquella que se consideraba sensible y delicada, aquella que no rompía ningún plato.

Valentina dejó de reír para mirar amenazadoramente a su abuela.

-¿Creen que lo hice por usted y mi padre?- dijo está dando un paso adelante, su abuela dio un paso atrás.- ¿cree que no me iría?

-Valentina...- el señor Claudio intentó hacer que reaccione.

Sus padres estaban asustados, jamás habían visto a su hija, la más tierna con aquel semblante de mujer asesina.

-para mi sería un honor irme, sería mi momento de venganza, abuela o debo decir....Rigoberta-

Reina de ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora