Ya no me dejes amor

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-¿Cynder pero por qué te vas?- me preguntó Spyro sorprendido y triste por mi decisión.

-Lo siento Spyro, pero no sirve de nada que yo esté aquí- le dije mientras caminaba con el siguiéndome.

-No te puedes ir- me dijo interponiéndose en mi camino.

¡Maldición!, ¿qué acaso no veía que esto me estaba matando por dentro?, al parecer era muy buena tratando de ocultar mis emociones.

-Lo siento, adiós- le dije y sin más di un salto batiendo mis alas y alejándome de él con mi corazón roto.

Desperté otra vez por la culpa de ese sueño, mi corazón latía agitada y dolorosamente, inhalé varias veces bocanadas de aire y lentamente el dolor en mi pecho se fue.

Hacia un mes aproximadamente que eso había pasado, había dejado a Spyro en Warfang y ahora vivía en una cueva donde esperaba que nadie me encontrara.

Suspiré sonoramente y descanse mi cabeza sobre mis patas delanteras, aún me dolía haberme alejado de Spyro pero no me había dejado otra alternativa. Después de haber derrotado a Malefor y de haber creído que moriríamos juntos en el fin del mundo le confesé mis sentimientos, pero al parecer el no me había escuchado o simplemente lo ignoró y cuando volvimos a Warfang se empezó a comportar cortante conmigo, cada vez que lo invitaba a que saliéramos juntos él ponía la excusa de que tenía que ayudar con la reconstrucción de ciertas áreas de Warfang o cuando lo invitaba a estirar las alas volando el simplemente me decía "no puedo" y se iba.

Eso me llevó a la conclusión de que no quería estar conmigo a solas porque tal vez no me quería cerca de él, o tal vez había escuchado mis palabras en el fin del mundo y no me correspondía, tal vez...

-Él no me ama-

Mi corazón dolió al volver a pensar en eso, quería creer que no era cierto pero las pruebas eran claras, Spyro siempre me evitaba y eso me dolía, suspiré resignada y sin más me estiré para movilizar un poco mi cuerpo, caminé hasta la entrada de la cueva y vi como el cielo era cubierto por inmensas nubes negras, al parecer llovería pero necesitaba encontrar mi desayuno antes así que salté fuera de la cueva y batí mis alas buscando por los alrededores algo para desayunar.

Después de casi una hora venía cargando un gordo jabalí entre mis patas, vaya que era pesado pero logré llevarlo hasta la cueva, cuando estuve dentro la lluvia de inmediato comenzó a caer, menos mal que ya tenía mi comida por el resto del día.

Comencé a comer tranquilamente, no me gustaba mucho la carne cruda pero no poseía el don del fuego de Spyro para asar el jabalí... Y entonces me di cuenta que volvi a pensar en él, mi corazón dolió al recordarlo, él siempre con su alegría y optimismo, siempre diciendo que las cosas se solucionarían, simplemente todo él me encantaba.

Un fuerte estruendo se oyó a las afueras de la cueva, sin duda la tormenta era muy fuerte, seguí comiendo pero me sorprendió que de un momento a otro se escuchó un trueno, un gemido y luego vi a Spyro tendido en la entrada de la cueva.

Mi cerebro no hizo conexión hasta que escuché otro gemido dolorido emitido por...

-¡Spyro!- grité corriendo hasta él.

Spyro levantó levemente su cabeza, me sonrió y sin más se desmayó, asustada inspeccioné su cuerpo, me dolió ver que su ala derecha estaba sangrando desde su unión, sin duda había chocado con algo porque su costado derecho tenía algunas magulladuras, tenía que despertarlo para moverlo a un lugar un poco más cómodo.

-Spyro...- lo llamé pero no me respondió.

Volví a intentar pero obtuve el mismo resultado así que lo comencé a mover un poco con mi pata hasta que por fin despertó.

Ya no me dejes amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora