Prólogo

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Aviso:

Este capítulo solo sirve para introducir a nuestra protagonista y un poco de lo que ocurre en su vida.

La relación con Fairy Tail comenzará en el capítulo 1, aunque en este se haga tambien una pequeña referencia.

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— Deberías comer menos, ya estás muy gorda— dice mi suegra y yo aprieto mis puños bajo la mesa.

—¡Mamá!— exclama Andrew, mi novio—¿Cuál es tu problema? Winter está perfectamente.

— ¿Mi problema?— pregunta sarcástica— mi problema es ella, esa muerta de hambre.

Vuelvo a apretar mis puños. Siempre es así, ella no hace otra cosa que tratarme mal. Desde el momento en el que me conoció, nunca me reconoció como su nuera, simplemente fui una persona inservible.

He estado tanto tiempo y aguantado tantas críticas por su parte, sin hacer nada que es como si hubiera perdido la voz.

— ¿Pero tú te estás oyendo?— pregunta Andrew— Mamá, ella no te ha echo nada para que la trates de esta forma.

— oh, por supuesto que lo ha echo— sisea ella— solamente con aparecer en nuestras vidas, ya las ha echo suficientemente desgraciadas— muerdo mi labio inferior con rabia e impotencia— más aún con ese error que nunca debió nacer.

Suficiente. Se puede meter conmigo todo lo que quiera, pero con mi hija no, no sé lo permitiré.

Me levanto de golpe sobresaltando la tanto a ella como a mi novio.

— ¡Escúchame bien, maldita bruja!— exclamo y ambos me miran muy sorprendidos— Puedo aguantar que me críticas, que me insultes y que me hagas todo lo que se te ocurre en tu maldita cabeza— comienzo a decir— pero nunca, repito ¡Nunca!— pego un golpe a la mesa y ella pega un saltito— te atrevas a decir algo de mi hija, porque no me haré cargo de lo que pueda sucederte.

— Winter, nena, tranquili...— empieza a hablar Andrew pero no le dejó terminar.

— ¿Y sabes qué?— pregunto y ella niega tragando duro. Al parecer nunca se habría esperado esta reacción por parte mia— Que ya que estamos diciendo verdades a la cara, me gustaría decir que solamente eres una vieja amargada que no sabe qué hacer con su vida y va echándole la culpa de sus desgracias a los demás— digo— Y ya está, llevo demasiado tiempo aguantando te, me he cansado, te felicito, has conseguido lo que querías, me largo de tu vida, al igual que mi hija.

Sin dejar que ninguno de los dos diga otra palabra, giró sobre mis talones y cojo a mi hija en brazos, la cual se encontraba jugando en el suelo.

Después de cargarla, termino de coger algunas de mis cosas y salgo de la casa dando un portazo.

— ¿Ves lo que consigues? ¿Ya eres feliz, mamá?— creo oír a mi novio gritar, detrás de la puerta— La única persona que te ha soportado durante tantos años acaba de abandonar esta casa con mi hija, ¿Que te he echo para que no quieras que sea feliz?

Después de eso no vuelvo a oír nada más, ya que camino hacia mi coche, monto a mi hija en su silla y conduzco hasta la casa de mis padres.

Sabía que acabaría mal. Nunca debí aceptar la invitación de comer en su casa.

— mami— me llama mi hija de cinco años.

— ¿Qué pasa, Aiko?— pregunto mirando por el espejo retrovisor del coche.

— ¿porqué la mamá de papi es tan mala contigo y conmigo?— pregunta. Oh mi dulce niña, si tú supieras...

— Porqué es una ciega, mi niña— respondo con una pequeña sonrisa— no quiere ver lo hermosa que eres.

— ¿Y si le compramos unas gafas nuevas?— pregunta— así podrá ver bien.

Yo me río sin poder evitarlo, ojalá fuera tan fácil...

Mi historia se remonta a mis quince años, cuando aún estaba en el instituto. En ese tiempo era una irresponsable, no sabía controlarme... Y en un día de descontrol, todo cambió.

Acabé embarazada de mi pequeña niña. Andrew era el padre, las pruebas de paternidad lo confirmaban. No sabía qué hacer, no estaba sola, porque mis padres y Andrew siempre me apoyaron, pero era un descontrol.

Andrew tiene dos años más que yo, en ese entonces tenia 17 años. Él es pelinegro de ojos azules, mide 1,86 y su piel es pálida. Durante un tiempo habíamos sido amigos, nos conocimos en una pequeña fiesta que organizaron sus amigos. Al principio solo era amistad y luego fue a más.

Nunca nos planteamos la idea de tener una hija, éramos simples adolescentes con ganas de experimentar.

Freno el coche y lo apago. Suspiro pesadamente.

«Sonríe Winter, no dejes que esa amargada te termine de fastidiar el día»

Apagó y bajo del coche, junto a mi hija. Caminamos hasta la puerta de la casa y con mis llaves, abro la puerta.

El olor a hierbas aromáticas, no tarda en aparecer. A mi madre le encantan.

Entramos en la casa, cerrando la puerta. El sonido de la puerta hace que mi madre asome su cabeza por la puerta que da de la entrada al salón.

— oh, ¿Ya estáis aquí chicas?— pregunta con una sonrisa cálida.

— si— me limito a responder, con una mueca de disgusto en la cara.

— ¿Ha pasado algo?— la voz de mi padre no tarda en aparecer, provinente de las escaleras que conectan con la segunda planta.

Como siempre, mi padre lleva su caja de herramientas en la mano. Seguramente se ha vuelto a romper un trozo del tejado.

— La señora Harriet ha pasado— respondo— ¿Porqué no vas a la habitación a jugar, cariño?— le pregunto a mi hija y ella asiente.

Poco después la veo subiendo las escaleras de la casa.

—¿Que ha hecho esta vez?— pregunta mi madre poniendo una de sus manos sobre su cintura.

— Como siempre meterse conmigo— respondo— aunque está vez también habló de Aiko— murmuro torciendo el gesto— y no callé, puede hablar lo que quiera de mi, pero de mi hija no.

— hiciste bien, hija— dice mi padre— esa señora no te merece como nuera, con Andrew no tenemos problema, pero que a ella nunca se le ocurra pisar está casa.

— ¿porqué tiene que ser todo tan complicado?— suspiro con cansancio.

— la vida nos pone dificultades hija— responde mi padre.

— y esos obstáculos hay que superarlos— continua mi madre.

— lo sé— murmuro— en fin, estoy cansada, me iré a dormir un poco.

Subo las escaleras y me dirijo a mi cuarto. Abro la puerta y la cierro detrás de mí. Apoyo mi espalda en esta y me deslizó hasta sentarme en el suelo.

Miro mi habitación y observo mis pósters. Death Note, Naruto, Tokyo Ghoul... Y mis favoritos, los de Fairy Tail.

Me gustaría tener la fuerza de Erza, la coraje de Natsu, la voluntad de Lucy y la fortaleza de Gray. En sí, me gustaría ser como todos ellos. Aunque ellos caen, siempre se levantan y con más fuerza. Yo, al contrario, si caigo solo consigo caer más aún...

— como me gustaría estar en vuestro mundo— susurro bostezando ligeramente— me gustaría poder pelear junto a vosotros y ser parte de vuestro gremio...

A todo esto, creo que aún no me he presentado de forma correcta. Mi nombre es Winter Morrison, soy pelinegra de ojos marrones, mido 1,76 y tengo 21 años.

Suspiro pesadamente y poco a poco, siento como mis párpados pesan cada vez más, hasta que finalmente la oscuridad me consume.

(...)

Aún inconsciente, consigo sentir como soy depositada en una superficie cómoda y acolchada.

— Pronto cumplirás tu deseo, ahora descansa pequeña terrestre— oigo una voz susurrar, pero no soy capaz de diferenciarla.

Poco a poco el sueño vuelve a ganar la batalla, y la oscuridad vuelve...

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⏰ Última actualización: May 25, 2021 ⏰

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