La alarma suena y me despierto, aunque aún no abro los ojos.
Enseguida se escuchan los golpes de la pared contigua, instándome a que me levante y la apague, pero las escasas dos horas que he dormido me pesan en todo el cuerpo y aunque me molesta el sonido estridente del teléfono no puedo (ni quiero) moverme.
No tardo en escuchar la puerta de la habitación de mi hermana abrirse de un portazo para luego abrirse la mía con la misma poca delicadeza. Gruño mientras me doy la vuelta y abro un ojo lo justo para ver la silueta de mi melliza en la entrada, con los brazos en jarras. A modo de venganza, enciende la luz y yo por poco me quedo ciega ante la claridad inminente, haciendo que me tenga que cubrir los ojos con las manos.
-Joder, Axara, tú siempre tan amable, ¿eh? -digo tapándome entera con las sábanas mientras con la mano tanteo la mesilla de noche buscando el teléfono para apagar la alarma.
-Apaga la puta alarma, que todas las mañanas son lo mismo, entre tus ronquidos y esto.... No hay quien duerma en esta casa... -ya iba a disculparme, pero me interrumpe con un movimiento de mano- Levántate, anda, voy preparando el desayuno. Aunque me quedaba una hora para levantarme... lo que hago por ti, de verdad.
Antes de que pueda decir nada ya ha salido de la habitación, dejándome sola y yo tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no quedarme otra vez dormida. Decido levantarme y me estiro para que mis músculos se despierten también, aunque sé que no estaré del todo despierta hasta que me tome por lo menos dos tazas de café. Después de mis cinco minutos de rigor sentada en la cama, decidiendo si de verdad merece la pena levantarse o no, me pongo de pie. El libro culpable de mis pocas horas de sueño se cae de la cama cuando cojo la manta para envolverme en ella, pero estoy todavía en modo zombie así que lo dejo en el suelo, ya lo recogeré cuando vuelva para cambiarme.
Entro en la cocina arrastrando los pies y frotándome los ojos bajo las gafas. Me siento en uno de los taburetes que tenemos alrededor de la encimera y casi me dejo caer sobre esta, mientras miro a mi melliza preparando las tostadas y, sobre todo, el delicioso café que ya huele que alimenta.
-Siento no haberte dejado dormir, pero es que estaba enganchadísima al libro que me prestaste... Aunque sigo en mis trece, Z y Phury son muuuuucho más interesantes que Rhage, sorry not sorry.
Mi hermana deja de calentar el café y noto cómo está algo molesta con la declaración que acabo de hacer, sé que ese es uno de sus crushes literarios y sí, lo he dicho en parte para molestarla, pero también es un hecho desde que somos pequeñas que tenemos gustos completamente diferentes. Hago amago de relajarla, pero luego recuerdo nuestro acuerdo de no usar nuestros poderes entre nosotras y me aparto de sus sentimientos. Es algo que no puedo controlar, me resulta muy difícil dejar pasar los sentimientos negativos, sobre todo en las personas que me importan.
-Siempre has tenido el gusto en el culo, no es algo que me sorprenda -me sirve una taza de café y yo la lleno hasta arriba de leche, con dos cucharadas de azúcar- Por cierto, ayer, se me olvidó decírtelo. El capitán quiere que hoy entrenes tu puntería, dice que tanto él como Nat han notado que te centras demasiado en los poderes. Como siempre.
Suelto un buen resoplido mientras remuevo la taza, Axara lo ha calentado demasiado y no me apetece quemarme la lengua. Aunque también me sirve para pensar una buena excusa. Sé que me entreno para ser una buena soldado y que mi poder no sirve mucho en el campo de batalla. ¿De qué me sirve que la otra persona sienta lo que yo quiero que sienta si no puedo defenderme? Y aunque siempre voy acompañada de mi melliza, quizás eso no sea suficiente algún día.
-He mejorado mucho. Ahora puedo darle a un objetivo a casi 500 metros de distancia. Y soy más ágil a la hora de transformarlo. Y no me hagas hablar de mi habilidad con la lanza. Hasta Sam dijo que ningún agente de SHIELD la manejaba como yo -digo toda orgullosa sentándome más recta.
-Mírala, ella. Pues si lo dicen por algo será. ¿O es que ahora crees que sabes más que la gente que lleva años metida en esto?
Suelto un pequeño gruñido y me levanto justo cuando Axara se sienta. No me siento a gusto cuando me recuerdan mis debilidades y, para mí, no ser perfecta ni lo que se espera de mi es la mayor debilidad que puedo tener. Y tiendo a escapar.
Y eso es justo lo que hago. Dejo mi desayuno a mitad de comer y salgo de la cocina, yendo directa a la ducha. Me meto debajo del agua fría con la esperanza de quitarme el sueño que me queda y el mal cuerpo que se me ha puesto después de la conversación con mi otra mitad. Y, la verdad, ayuda. Me dejo llevar por la sensación casi punzante del agua fría contra mi piel naturalmente caliente, no me extraña que mi hermana haya salido con su afinidad con el fuego, si parece que por nuestras venas corre lava en vez de sangre. Ella, siempre la fuerte, la primera que se dio cuenta de nuestras habilidades y que aprendió antes a controlarlo. Axara, la potencial estrella de los Avengers, que obligó a que su melliza, la inútil, la acompañara.
-Gwennie, ¿estás tú en la ducha? -oigo que dice una voz fuera de la puerta que me saca de mi ensoñación.
-Ya salgo, dame diez minutos... ¡He dicho que diez minutos, Wanda! -termino gritando cuando los golpes en la puerta se hacen más fuertes.
Al final termino antes de que pasen esos diez minutos. Me envuelvo con una toalla mientras me seco el pelo y, como no me importa mucho que estén por el baño, sobre todo si es simplemente Wanda, mientras me preparo, abro la puerta y la pelirroja entra como un torbellino.
-Que me meo, Gwendolyn, por favor. La próxima vez haz el favor de dejar abierto, que si no soy yo, será tu hermana la que quiera entrar. Y ya hay confianza.
La verdad es que era cierto, Axara, Wanda y yo nos habíamos vuelto muy buenas amigas, no había ningún secreto entre nosotras... sobre todo por la habilidad de la bruja de leer la mente. Una pequeña risa se me escapa entre los labios y la miro al girar la cabeza para secarme la otra parte de mi pelo bicolor.
-Te recuerdo que Vision y Sam viven también en este complejo. Aunque bueno, a Vision las puertas le importan una mierda y Sam tiene la vergüenza justa para no ir en pelotas por la casa, así que...
Wanda me mira con una ceja levantada, alabando la inteligencia súbita que acabo de demostrar al darme cuenta yo solita de que mi excusa se caía por su propio peso. No digo nada más, simplemente me hago un moño mal hecho con el pelo aun mojado rezando por no quedarme calva y salgo despidiéndome de mi amiga camino de mi habitación. Era hora de ponerme el uniforme y de que el día comience.
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El fénix y la banshee [Marvel Fanfic]
FanfictionLas hermanas Leight llevan un año entrenando dentro de la iniciativa Vengadores para formar parte del grupo más selecto de superheroes de la Tierra. Axara, con el poder del fuego y Gwendolyn, una empática con poderes aún ocultos; ninguna se espera l...