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Al recibir la llamada de su jefe, el joven guardaespaldas se removió un poco incómodo en la silla en la que estaba sentado desde hacía varios minutos, tomó su abrigo y, las llaves del auto y de la casa; salió de la mansión del señor Park y manejó hasta la oficina de este, la típica rutina de todos los días, lo único que hoy cambió fue el hecho de que había tráfico.
Esto demoró su llegada, cuando la situación parecía tener control empezó a llover descontroladamente, dando como fin al verano y un principio para el tan esperado otoño.

Hoseok buscó rutas cortas para ya no hacer esperar más a su jefe, afortunadamente encontró la indicada y se dispuso a tomarla.

Al llegar se percató que Park Jimin estaba sentado en uno de los asientos de cemento que estaban afuera de la empresa; tal vez estaría tranquilo porque ya había terminado con su horario laboral pero un hueco se formó en su interior al verlo con el traje mojado por la lluvia y la cara roja con ojos hinchados como señal de que estuvo o estaba llorando en esos instantes.

Antes de bajarse del automóvil se giró hacia los asientos traseros buscando un paraguas, cuando ya lo tenía en sus manos abrió la puerta y salió con el paraguas extendido, se acercó a su jefe que estaba ligeramente encorvado hacia sus piernas, algo había pasado y Park quería ocultarlo. Dio un toque ligero sobre uno de sus hombros, lo saludó, agarró su maletín y acomodó el paraguas para cubrir a los dos de la lluvia, antes de que Jimin subiera al carro Hoseok se apresuró en abrir la puerta del conductor para sacar una de las mantas que había dejado en es misma mañana, la extendió en el asiento, quitó el paraguas de las manos de su jefe para facilitarle la subida, cerró la puerta y después él hizo lo mismo.
Ya una vez que los dos ya estaban refugiados del feroz clima el guardaespaldas le pasó la otra cobija a su jefe para que entrara en calor y así reducir un poco las probabilidades de que pescara un resfriado. Hoseok giró las llaves para encender el vehículo y después lo puso en marcha, el camino parecía tan tranquilo pero esa pequeña esfera de paz que el trabajador intentaba crear fue rota al momento de detenerse cuando una de las luces del semáforo se tornó de rojo, un fallido sollozo ahogado se escuchó entre ellos, Jimin que trató de contener su llanto hasta que llegara a casa terminó cediendo ante el pesimismo de sus sentimientos, eso alarmó a su acompañante, haciendo que girara a verlo, el rubio al sentir la mirada del castaño sobre de él solo se limitó a regresar su vista hacia la ventana e ignorarlo todo el trayecto.

Así como llegaron Jimin subió a su cuarto a encerrarse, Hoseok no lo había visto hasta que llegó la hora de la cena, este todavía no bajaba, entonces el mayor decidido a ver el estado de su jefe subió las escaleras, tocó la puerta del menor pero al no recibir respuesta forzó la entrada haciendo que su fuerza implementada fuera en vano, una vez más regresó a la planta baja buscando a la ama de llaves, puesto que ella había sido la última persona que estuvo en contacto con el joven, su mente aterrorizada por los miles de escenarios falsos que creó en tan solo ese pequeño lapso de tiempo parecía no dar más, hasta que escuchó como la puerta era abierta, fue ahí donde su ritmo cardíaco y respiración regresaron a la normalidad, la señora que también trabajaba ahí le indicó que ya podía pasar, también le dejó dicho que no se preocupara, pues el joven empresario necesitaba un respiro de todo lo cercano a su trabajo y si eso implicaba no ver a su amado guardaespaldas debía hacer ese sacrificio por su bienestar emocional.

Hobi entró tímido a la habitación, como si se tratara de un niño pequeño, pues muy pocas veces había entrado a esta y se sentía como si llegara a otra dimensión, caminó hasta quedar del lado izquierdo de Jimin, se sentó y rompió el silencio al ver que este todavía seguía con el traje puesto.

-Señor Park, ¿por qué sigue con la misma ropa? Se va a enfermar.

-Me da igual lo que me pase, además, ¿a quién podría importarle?

-¿Cómo que a quién?

-Ni idea, tampoco me interesa saberlo. Mi madre y mi hermano acaban de fallecer en un accidente -habló con su voz cortada-. No le encuentro sentido, ¿para qué alimentarme bien y cuidarme si al final también moriré?

- Pero señor, aún es muy joven para pensar en eso.

-¿Y qué me asegura que mañana vea el amanecer?

-Yo... no lo sé.

-Por favor salga de mi cuarto.

-Pero usted...

-¡Dije que salga! -levantó la voz-.

-Lo que usted diga.

Obedeció a la orden, antes de salir se despidió de su jefe, cerró la puerta, bajó las escaleras para después salir de la casa y tomar un autobús, era ilógico que se regresara de esa forma pero el carro no le pertenecía y eso le complicaba su traslado.
Las calles estaban llenas de charcos causados por la lluvia, ese agradable aroma a tierra húmeda inundó a sus fosas nasales cosa que le causó un escalofrío porque le recordó a Jimin, en ese momento por más que su mente intentara crear un escenario falso en el que los dos estaban caminando entre las calles tomados de las manos fue impedido porque la imagen del empresario con los ojos hinchados de tanto llorar regresó a ella, pero ahora este escenario fue diferente, era él quien observaba a lo lejos a su jefe que estaba de pie frente a la tumba de sus familiares llorando desconsoladamente, la impotencia que sentía en ese momento lo abrumaba, pero desafortunadamente él no podía hacer mucho porque simplemente era un trabajador más y no podía romper esa barrera.

Si tan sólo pudiera acercarse más, tal vez el rubio estaría sufriendo menos. Algo de lo que él estaba seguro es de que no iría a trabajar en varios días, su jefe pediría un descanso y por ende no necesitaría de sus servicios.
Soltó un suspiro con gran pesadez, cerró la puerta de su casa, se dirigió al baño para darse una larga ducha antiestrés, necesitaba despejar su mente y repasar todo lo que hizo en el día porque lo único que recordaba era la llamada de Jimin y el regreso a su casa que lo sintió demasiado apresurado; sin duda alguna serían días muy largos para Hoseok.

Never [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora