II

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Era jueves en la noche, Hoseok estaba regresando a su casa con unas bolsas en las manos, al dejarlas en la mesa de la cocina se percató que su celular estaba a nada de caerse del mueble, al tomarlo entre sus manos lo encendió y vio en su pantalla la cantidad de llamadas perdidas y notificaciones que tenía, todas eran de su jefe, algo en su interior se removió causándole un sentimiento de preocupación y culpa porque no sabía del estado de su amado desde hace varios días, y ver que su celular estaba a reventar de notificaciones lo desconcertó pues la hora era cada vez más cercana a la media noche y más de un escenario pesimista inundó su mente.
Desbloqueó su teléfono y fue directo a ver el registro de las llamadas, había dejado un buzón de voz, presionó esa notificación y escuchó atentamente.

No debí tomar, tú siempre me cuidas aunque no esté sobrio, me siento mal, perdón por tratarte
así, no quiero perder a la última persona que me
queda, no te obligo a que sigas trabajando para mí, respetaré tu decisión pero necesito tu ayuda... tengo un dolor en el abdomen y... mejor revisa nuestro chat, no quiero hablar más porque el malestar está ahí presente.

Apagó su teléfono, buscó las llaves de la casa de su jefe, tomó su abrigo y salió corriendo de su casa para ir en ayuda

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Apagó su teléfono, buscó las llaves de la casa de su jefe, tomó su abrigo y salió corriendo de su casa para ir en ayuda.
Llegó al lugar, primero lo buscó en la sala, después en la cocina pero no estaba, subió las escaleras y vio que la puerta de su habitación estaba abierta, entró con sigilo pero otra vez había fallado, estaba por llamar al celular de Jimin hasta que escuchó un sollozo, el sonido provenía del baño y terminó yendo hacia allá. Abrió la puerta cuidadosamente, el rubio notó su presencia e intentó sumergirse más en el agua de la tina pero Hoseok se acercó a él y dejó unas pequeñas caricias sobre la piel de su mano que tenía fuera de esta, le dejó una cálida sonrisa que reflejaba confianza, amor y apoyo, fue ahí en que olvidó sus planes, le pidió a su guardaespaldas que le pasara una bata de baño, salió del agua y se cubrió con esta.

Ahora estaban acurrucados en la cama del rubio, el corazón del castaño estaba a mil por hora, la inquietud que tenía aún no desaparecía, estaba por emitir un sonido pero una vez más escuchó los sollozos de Jimin, acarició su cabello y se dispuso a escucharlo.

—A pesar de que tenga a gente que me rodee me siento tan solo, mi familia era mi todo pero ahora ya no están y los sentimientos que tengo hacia alguien son tan confusos, ha estado conmigo en los momentos más difíciles, me ha visto en las peores condiciones pero aún así no sé si también sienta lo mismo, lo he tratado mal como consecuencia del estrés que hay sobre mis hombros, solo es parte de mis trabajadores, otra persona que me rodea pero me hace sentir cálido con su presencia, lo demás es difícil de explicar...

—Si él tuviera la oportunidad de escucharte, ¿qué le dirías?

—Le diría que me perdonara, y si me llegara a corresponder le pediría que se quedara a mi lado. –Su voz se empezaba a escuchar apagada por el cansancio que tenía.

—¿Quién es? –preguntó temeroso por la respuesta, porque era probable que su jefe se molestara por el atrevimiento y libertades que se estaba tomando.

—Eres tú, llevas trabajando para mí por casi seis años, nunca has fallado en tu trabajo y estás ahí para mí siempre que lo necesito o quizás sólo estás haciendo tu trabajo y yo estoy confundido eso con una muestra de cariño... porque no sé si me ves de la misma forma en la que yo te veo...

Fue lo último que dijo antes de que se quedara dormido e hiciera que el corazón de Hoseok se llenara de un brote de esperanza, porque nunca llegó a imaginar que las probabilidades de poder romper esa barrera existieran.

Never [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora