I

82 7 0
                                    

-Las cuatro cuarenta y cinco - comentó Yoongi apresurándose hacia el vestíbulo del edificio de oficinas donde trabaja, en dirección a la salida.

Llegaba tarde, no tenía tiempo que perder, pero la recepcionista contestó:

-Escapando antes de la hora, ¿eh? ... ¡qué suerte!

Jimin frunció el ceño al escuchar aquel comentario.

Estaba de pie, esperando el ascensor, pero el hombre que salía no lo vio. Él, en cambio, si lo vio: era un blanquecino impresionante, de esbeltas piernas y cabellos oscuros con reflejos azules. Trato de reprimirse: no necesitaba la complicación de un enredo romántico. Además, Jimin frunció aún más el ceño. Había convencido a su abuelo de que se retirará de la dirección de la cadena de hoteles que él, desde entonces, presidía, pero a consecuencia de ello, el anciano había comenzado una incansable campaña para que se casara con una prima segunda. La alianza no solo uniría dos ramas de la familia, sino además las riquezas de ambas: La cadena de Hoteles y la flota de Transporte Marítimo de su prima.

Por suerte, Jimin sabía que su abuelo daba más importancia a los sentimientos de lo que estaba dispuesto a admitir; al fin y al cabo, había consentido en que su hija, la madre de Jimin, se casara con un griego.

Los torpes intentos del anciano por casarlo con su prima Seulgi lo habría hecho reír de no ser por el importantísimo detalle de que su prima misma deseaba esa alianza más aún que él.

Seulgi siempre había dejado claros sus intenciones y deseos. Era viuda, siete años mayor que él y tenía dos hijas de su primer matrimonio con un adinerado coreano. Jimin sospechaba que había sido ella quién le había metido la idea en la cabeza a su abuelo.

El ascensor subió al ático y Jimin salió. Aquel no era el mejor momento para pensar en sus asuntos personales. Eso podía esperar.

En quince días estaría volando a la isla en Grecia propiedad de su abuelo. La isla en la que veraneaba toda su familia, pero antes tenía que hacer un informe completo del estado financiero de la nueva cadena de hoteles coreanos que acaban de comprar. Tenía que convertirla en una empresa exitosa, igual que el resto de los hoteles griegos de su familia.

Jimin era el jefe ejecutivo, pero su abuelo quería controlar sus decisiones. La adquisición acabaría siendo un buen negocio: los hoteles coreanos eran antiguos, pero estaban de moda en este momento y su localización era excelente.

No tenía que llegar a la sede central de la cadena hotelera coreana. Oficialmente, hasta el día siguiente, pero Jimin había decidido adelantarse. Y, según parecía, había sido una buena idea. Acaba de descubrir un modo de incrementar los beneficios: impedir que los empleados se «escaparan antes de la hora» ...

 Acaba de descubrir un modo de incrementar los beneficios: impedir que los empleados se «escaparan antes de la hora»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«¡Escaparse antes de la hora!», se burló yoongi para sus adentros mientras llamaba a un taxi. Había llegado a su puesto de trabajo a las siete y media todas las mañanas durante el último mes y no había salido a comer ni una sola vez. Todos los empleados habían Sido advertidos de que la cadena griega, Demetrios Hotels, a acababa de comprar la empresa y que iba a mostrarse dura relación con la disminución de costes.

Prometido TemporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora