La tortura de katerea

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Luego de irme y dejar a las facciones, los clanes Gremory y Sitri se preguntaron si era un traidor o si trabajaba para las Khaos Brigade.

Sirzechs: Bueno, por ahora será mejor mandar demonios para vigilarlo.

Después de que Sirzechs dijera eso, firmaron el tratado de paz.

Mientras tanto, en una oscura habitación que parecía un salón de tortura, Katerea yacía desmayada, con cadenas en sus manos y su ropa parcialmente destrozada por la pelea

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Mientras tanto, en una oscura habitación que parecía un salón de tortura, Katerea yacía desmayada, con cadenas en sus manos y su ropa parcialmente destrozada por la pelea.

Yo: Al fin despiertas, bella durmiente, jajajaja.

Katerea: Será mejor que me liberes o si no...

Katerea no terminó la frase porque la interrumpí con un golpe en la cara.

Yo: ¿O si no qué? Estás con cadenas que suprimen tu poder mágico. ¿Qué harás? Además, estás en una sala de tortura en Hawái. Dime, ¿qué harás? Nadie te buscará; estás sola en esto.

Pensamientos de Katerea: Tiene razón, pero puedo llamar a Ophis o a Vali para que me saquen de aquí y lo maten.

Yo: Si piensas llamar a Vali o a Ophis, pierdes tu tiempo, ya que puedo vencerlos sin usar tanto poder. ¿Por qué crees que estás viva? ¿Te acuerdas de que un rubio te venció? Pues yo soy su líder o jefe. Aparte, Wesker no es tan fuerte; puedo vencerlo fácilmente. Además, si vienen aquí, tengo como 200 soldados arriba que tienen el poder de un Maou en fuerza y agilidad.

Katerea: ¿Y por qué me dejaste viva? Ya no te sirvo para nada, ya que si es verdad lo que dices de tus soldados, podrías destruir a las tres facciones.

Yo: Tienes razón, pero te dejé viva porque te voy a torturar y... (pausa dramática) Perdón por lo que voy a hacer, pero vi un futuro en el que tal vez muera, y si muero, ese hijo o hija que nazca destruirá el sistema de reencarnaciones, ya que mi objetivo es destruirlo.

Katerea gritó de pánico e intentó romper sus cadenas, pero fue inútil.

Yo: Qué graciosa te ves cuando intentas huir. —dije con una risa sádica.

Luego de esas palabras, la posicioné para recibir un castigo brutal, sus gritos resonaban en las paredes mientras la sometía a dolor constante.

Pasaron varios días en los que no cesé en mi objetivo de quebrarla. Katerea, atada y sin poder, comenzó a perder la cordura, sus ojos mostraban desesperación mientras la mantenía despierta con un hechizo. Cada noche, el sufrimiento se renovaba, sus lágrimas y súplicas eran mi única compañía, pero nunca cedí. Cada golpe, cada descarga eléctrica, la hacía temblar de dolor, pero el hechizo no le permitía el alivio de desmayarse. Las heridas se acumulaban, los moretones en su cuerpo eran testimonio de mi obra, su piel mostraba el rastro de mi crueldad.

Yo en el mundo de high school dxdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora