Sarah Grace
—Ya basta, por favor —exclamo en medio del llanto, desesperada buscando una salida.
—¡Mira lo que has hecho! —Me reprocha mi padre una vez más, intentando reanimar a la mujer que yacía en el suelo con su cabeza ensangrentada—. ¿Por qué lo hiciste, Sarah?
—Yo no hice nada, yo...
Los gritos alarmantes de todos los testigos presentes hacen que me sobresalte de un tirón y al instante inician su acostumbrada canción molesta donde aseguran que he sido yo la causante de aquel desastre. Todos me señalan y me apuntan haciendo un círculo a mi alrededor para disfrutar más de la humillación en la que me he sometido. Desesperada y con una horrible presión en mi pecho caigo.
Pero justo cuando pienso que va a comenzar de nuevo, logro despertar y sentarme rápidamente en mi cama. No ha sido más que otra pesadilla, pero a mi cerebro aún le cuesta entenderlo y procesarlo, puesto que mi corazón sigue latiendo con todas sus fuerzas y mis manos no dejan de temblar.
Genial, buena manera de iniciar la mañana.
Frustrada me levanto de mi cama. No son más de las 6 de la mañana, pero esto ya es parte de mi rutina diaria. El insomnio se ha convertido en el mejor aliado de mi ansiedad y cuando logro vencerlo, las pesadillas no tardan en aparecer para hacerme la vida imposible. Incluso ya olvidé cuándo fue la última vez que logré dormir bien.
Desde aquel día...
Cierto.
Cuando mi sistema nervioso logra calmarse un poco, decido ir al baño para realizar mi rutina. No estoy en mis mejores ánimos, pero le prometí a mi padre un desayuno juntos después de casi un año y estoy segura de que ya se encuentra abajo esperándome con ansias. Desde aquí puedo incluso sentir el aroma a los panqueques con canela que tanto amaba desayunar cuando todo era perfecto.
Cuando no lo había arruinado.
Amarro mi cabello en una coleta, peinando los mechones rebeldes con mis dedos y sin detallarme demasiado en el espejo para deprimirme más. No estoy segura de cuántos kilos perdí este último mes, pero empieza a notarse en mis mejillas y no es una imagen muy bonita para ver en estos momentos.
Estando completamente preparada para enfrentar un nuevo día bajo esta horrible realidad, decido bajar finalmente al comedor para encontrarme con mi padre, quien me sonríe con ánimos casi al instante en el que me ve parada frente a la mesa. Sé que ama ver que al menos lo estoy intentando, pero yo muy en el fondo lo que en realidad deseo es que se marche cuanto antes a su trabajo para poder irme a mi habitación otra vez para esconderme en mi cueva el resto del día.
Sin embargo, es algo que no puedo hacer. También le prometí a Joe que saldría con él esta tarde. He pasado tantos meses encerrada en la caja que yo misma decidí construir, que alejé a todos mucho antes de darme cuenta.
Con Joe sentía mucha vergüenza, porque desde que éramos unos niños siempre había sido él quien me buscaba, mientras que yo solo sabía alejarlo cuando no me encontraba de buen humor. Muchas veces llegué a pensar que me mandaría a la mierda y agradecida me iría, pero en su lugar, siempre me ha tenido paciencia. Más después de la muerte de mi madre.
Todo sigue pareciendo tan irreal incluso cuando ya está por cumplirse dos años de haber sucedido todo. Mi mente lo recuerda todo tal cual, desde nuestros atuendos de esa última mañana donde desayunamos juntas, hasta su mirada de decepción cuando le dije aquellas palabras que ni siquiera eran ciertas.
—Pensé que hoy seríamos las sillas vacías y yo de nuevo —confiesa mi padre en un tono divertido mientras toma asiento frente a mí. Habría reído, de no ser porque justo ahora solo intento recordar en qué momento he tomado asiento o si al menos le di los buenos días—. ¿Qué tal pasaste la noche?
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Mi luz en la oscuridad ©
Romance[𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀 𝐄𝐍 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐎 | 𝐍𝐄𝐖 𝐕𝐄𝐑𝐒𝐈𝐎𝐍 ] 𝟏𝐞𝐫 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐛𝐢𝐥𝐨𝐠í𝐚 «𝐌𝐢 𝐥𝐮𝐳» ✨ Perder a un ser querido es doloroso, pero ¿qué sucede cuando tu mente te juega en contra y te hace creer que todo ha sido culpa tuy...