Entre café y cigarrillos, entre cervezas y copas de vino, entre el amor y el olvido, entre el dolor y el destino, se escriben ideas que liberan mi alma y apaciguan mi mente, ahogan la ansiedad que me tortura y doman el miedo que condena mi vida, baj...
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Un cigarrillo me acompaña en el frio de la noche, es todo lo que tengo, la soledad golpea a mi puerta cada día, recordándome que nunca se va a ir, que mi cama siempre va a estar vacía, que mi piel siempre va sentirse abandonada, que mi vida siempre va a ser miserable.
Me pregunto como hacen los demás, se que debe haber más gente como yo, sin nadie a quien amar y deseosos por hacerlo, ¿cuál es la solución que dan a este infierno congelado?
Con la compañía de mi cigarrillo, refelxiono sobre lo que alguna vez creí, "para tener una buena vida debía de ser buena persona, eso sería suficiente obtener esa felicidad tan anhelada, que obrar bien iba provocar que la vida derramara sobre mi muchas bendiciones, que la bondad solo puede atraer más bondad y que el altruismo genera más conexión y amor".
Enciendo otro cigarrillo mientras río, que inocente fui, aquí en la soldead de mi habitación, me ahogo en desesperación.
Odio mi vida, pero no puedo hacer nada para cambiarlo, o tal vez si, pero mi cobardía y ansiedad me paralizan, demasiado cobarde para enfrentar mis miedos, demasiado cobarde para vivir.
¿De qué sirve una vida que no se vive?
Mejor encenderé otro cigarro, al menos con eso si puedo matarme lentamente.
Al final, todas las noches son iguales, mi cigarrillo siempre me acompaña.
