Una manta gris adornaba el cielo, que, anteriormente, lo adornaba una manta celeste. Las nubes llenaban las calles de gotas de agua. La gente pasaba de un lado a otro por la calle que iba siendo mojada por pequeñas gotas de agua que caían de las nubes.
A lo lejos, un niño de cabello bicolor y los ojos de diferentes colores, yacia agachado al lado de una pequeña caja, mientras el lloraba con la cabeza escondida en sus piernas.
Otro pequeño chico de pelo color verde saltaba felizmente con un paraguas amarillo a mano - ya que ya había empezado a llover -. Paro en seco al ver a un niño llorando de cabello bicolor. Se acerco lentamente, al ver que el contrario no llevaba paraguas, que tenía un short, una polera manga corta y unos zapatos color rojo y que temblaba del frío que hacía, se agachó a su altura y puso su paraguas amarillo encima de el.
El niño levantó la mirada encontrando a un niño un poco menor que el, con cabello color verde que le sonreía mientras lo resguardaba de la ruidosa lluvia con un pequeño paraguas amarillo no pudo evitar sonreír mientras pequeñas lágrimas caían involuntariamente por sus mejillas. El menor se levantó y extendió su mano, a lo que el mayor la tomo. Al momento que la tomo el chico pecoso y con cabello verde salió corriendo llevando a rastras al chico.
Llegaron a un bosque, donde había una "casita del árbol".
- ¿Q-que es esto? - Pregunto por primera vez el bicolor.
El contrario volteo a verlo con inmensa sonrisa dibujada en su pecoso rostro. Busco en unas cajas sacando por fin una manta color carmesí. Le extendió está al mayor algo que este ladeó la cabeza confundido.
- Tienes frío ¿O me equivoco?
El bicolor asintió tímido y acepto la manta, se envolvió en esta y la olió. Tenía un olor a vainilla y a coco, algo que lo hipnotizó.
El bicolor carraspeó y comenzó a hablar;- eh... Gracias por todo esto.
- No hace falta que des las gracias - Sonrió.
Y allí fue donde comenzó una linda, unida y cálida amistad.