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Juraba escuchar las sirenas de la ambulancia a los lejos, sin embargo, sus luces estaban frente a él.

Un auto estrellado en un poste de luz fue el protagonista y el causante de tal accidente. La víctima miraba algo borroso a las personas a su alrededor, incluso si no conocían al pobre chico en el suelo estaban preocupados y con cierto temor en sus rostros.

Tirado en medio de la calle con un maldito e insoportable dolor en el cuerpo, así estaba el desafortunado joven de aparentemente catorce años.

Bajo él yacía un charco sangre, que, efectivamente, salía de su anatomía quien sabe por dónde.

Los paramédicos se acercaron con una camilla y lo recostaron en ella con cuidado. Un jadeo de dolor salió de su boca, estaba seguro de que ese dolor jamás lo había sentido en su vida.

Se sentía en el infierno.

—¡No dejen que mi hijo muera! ¡Por favor! ¡Jungkook!

Los gritos desesperados de su madre a duras penas lo hicieron reaccionar.

—M-mamá... No siento mis piernas. —dijo casi en un susurro poco audible, el chico sentía que perdería la razón en cualquier momento.

Y así fue. Las puertas de la ambulancia se cerraron y es todo lo que logra recordar.

Entonces, finalmente despertó luego de algunos días.

Miró a su entorno. Su madre estaba a su lado, llorando por miedo a perder a su único hijo. Se vio así mismo acostado en la camilla del cuarto y su cuerpo cubierto con una manta.

Intentó moverse, pero nuevamente, no sintió sus piernas.

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- Historia resubida x5172782 vez, en proceso -

LISIADO [•Taekook•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora