05.

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Jimin comenzó a ser atormentado por preguntas que taladraban su cabeza sobre si en verdad quien decía haber sido su amigo cumpliría con su palabra. Esas preguntas se volvieron tan pero tan insoportables que llegó un punto en el que sus antebrazos empezaron a ser atacados por sus manos, rascándolos con tanto fervor que sabía que en cuestión de segundos tendría un color rosado que pasaría a rojo debido a la irritación en su piel.

Se levantó de donde se encontraba y rápidamente entró a su departamento, yendo directo a la habitación que le pertenecía, cerrando la puerta con mucha fuerza mientras le ponía el pestillo para que su compañero de piso no pudiera entrar.

Ignoró por completo los golpes que Yeonjun le daba a su puerta y los llamados que eran recibidos en mero silencio al poco tiempo de haber entrado a su cuarto.

Jimin caminó en círculos por la recámara con las manos en la cintura, buscando calmar sus emociones y regular su respiración.

—Sal y hablemos esta vez, Jimin. —le dijo Yeonjun del otro lado de la puerta, igual de preocupado que otras veces —No puedes pasar tus ataques solo, dañarás tu piel.

—¡Qué te importa lo que haga conmigo, maldita sea! ¡Largo de aquí, déjame solo! —respondió con brusquedad.

El pelirrojo fue desesperadamente a buscar la camisa que era del lisiado, pero no daba con ella, se supone que la había dejado sobre su cama. Fue entonces que levantó la vista, encontrándose con el cesto de la ropa sucia, vacío.

El pánico se apoderó de él.

Se dirigió a la puerta para abrirla, topándose con el intranquilo gesto de Yeonjun.

—Hasta que por fin abres.

—Yeonjun, ¿De casualidad lavaste nuestra ropa? —preguntó trémulo.

—Claro, antes de salir a la universida-

Y el pobre joven no pudo terminar de responder cuando ya tenía el cuerpo de Jimin sobre él, tirándolo al suelo tan rápido que apenas y reaccionó cuando golpeó su espalda y unas manos cubrieron su cuello haciendo presión, tratando de asfixiarlo. Yeonjun se retorcía intentando sacarlo de él como podía, pero a pesar de ser más bajo Jimin era bastante fuerte.

—¿¡CUANTÁS PERRAS VECES TE DIJE QUE NO TOCARÁS MIS COSAS!?

El menor sabía que eso volvería a suceder, pero aún así tomó el riesgo para hablarle y tranquilizarlo, claramente fallando nuevamente.

Jimin estaba fuera de sí.

🍃🍃🍃

Era viernes y Yeonjun agradecía estar vivo.

La noche anterior estuvo a nada de morir por falta de aire a manos de su compañero, pero afortunadamente logró quitárselo de encima y darle un golpe bien merecido para hacerlo entrar en razón.

Claro que no era la primera vez que tenían discusiones así.

La primera ocurrió cuando Yeonjun recién lo estaba conociendo en el campus de la universidad, a simple vista le pareció un ángel caído del cielo por su belleza, y aunque Jimin fuera unos años mayor, se llevaron bien. Al menos fue así hasta el día que lo descubrió fotografiando a un chico en silla de ruedas, cosa que lo confundió al principio debido a que era el mismo chico al que solía molestar.

Yeonjun lo cuestionó por ello, se supone que tomarle fotos sin consentimiento estaba mal.

Y Jimin se enojó.

Debido a eso, se llevó un golpe en el ojo, que al otro día apareció morado. Cuando se mudó con él, Jimin le advirtió, casi amenazándolo, que no se acercara a su cuarto.

LISIADO [•Taekook•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora