se sentía mareado debido al hambre que pasaba desde el día anterior y, exceptuando las botellas de vino y los vasos sobre la mesa,
no había nada más dentro de la habitación que pudiera comer. Jamás en su vida había bebido una gota de licor, y siempre fue un buen estudiante.Estaba consciente de que desde el momento en que prometió ser el sustituto, todo en su vida se había desmoronado. Solo le quedaba soñar con que su futuro no lo decepcionaría.
Su estómago no dejaba de gruñir; ya no podía seguir reprimiendo su hambre. Sus labios brillantes habían palidecido mientras los mordía para intentar estabilizarse. Habíaestado todo este tiempo esperando a que el'diablo' apareciera.
De repente, la puerta se abrió, dando paso a dos extraños. Ambos hombres lucían rudos y fuertes, y ninguno de ellos era Jeon
"Señorito park, el señor jeon quiere verlo",
habló uno de ellos con rudeza, sin mostrarle ni una pizca respeto.
"¿Dónde está él?", tartamudeó jimin, al tiempo que retrocedía dando la impresión de ser un conejo asustado.
Ninguno de los hombres respondió a su pregunta; en cambio, lo levantaron firmemente y se lo llevaron casi a rastras fuera de la habitación.
El chico resistió y luchó por liberarse, aunque todos fue en vano.
"Suelten me!", gritó,
pero antes de que pudiera darse cuenta de lo que pasaba, fue arrojado al piso bruscamente. Pese a que este estaba cubierto por alfombras, el igual se lastimó.
"¡Park jimin, levanta la mirada!", exigió jeon,con un tono firme y sin emoción alguna.
¡Jimin le dió miedo,
Sin embargo, no se atrevió a mirar hacia arriba,