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La escuela para Yoongi es un asco.
Sí, eso mismo, no solo porque le cortaba sus amadas horas de sueño, sino porque también le obligaba a socializar. Vale, es normal que un niño de 10 años deba hacer amigos, pero es que sinceramente a él no le faltaban. Tenía los necesarios, a Nam y Jin, ¿necesitaba más? Pues para nada, con ellos era más que suficiente, los otros niños parecían retrasados peleando por esto y aquello, además, sus dos únicos amigos le resultaban demasiado beneficiosos en su vida... A diferencia de otros niños que no sabían hacer nada más que llorar, pelear y obedecer todo lo que la profesora mandase.
Nam le ayudaba en sus tareas (especialmente en inglés) y Jin, a pesar de su corta edad, preparaba pastelillos exquisitos, mucho más de los que hace su madre ¡Ellos eran increíbles!
Y bueno, que Yoongi odiara la escuela no significaba que sería un problema o haría una revolución desde allí, siendo este el cabecilla para poder incendiarla. No, ese era trabajo de otro niño del aula continua, un tal Jeon Jungkook. Yoongi debía admitirlo, se aprendió su nombre ya que le respetaba en silencio por tener las agallas, aunque también pensaba que era un idiota, por un momento el pequeño de piel pálida sintió compasión por el pobre profesor que tenga que controlarlo.
—¡¿Otra vez, Nam?!— escucha de pronto a Jin, con el ceño fruncido y ambas manos en su cintura, tomando su bonita cuchara rosa y acariciándola con recelo.
—¡T-te juro que no lo hice!— exclama el de piel más oscura, moviendo sus dedos sin parar y tratando de evitar la mirada penetrante de SeokJin.
—Ajá, ¿Entonces me dirás que casualmente tú tenías entre tus manos mi cuchara favorita partida en dos?
—Yo solo...
—No mientas Nam, no te servirá contra Jin.— murmuró al fin Yoongi, cansino y sobando sus ojos con algo de molestia al ser levantado por la pequeña discusión de sus amigos, bostezando para luego acomodarse mejor y volver a cerrarlos.
—¡Yoongi! ¡Yoongi ¿Tú lo viste?!
—No necesitas verlo para saber que él fue, dudarlo hasta sería tonto, sabes la mala suerte que tiene Nam con romper cosas.— explica sin mucho interés, a lo que el más alto con resignación suspira para encogerse de hombros.
—Lo siento...— susurra entonces, bajando la mirada y jugando suavemente con sus pies al ser descubierto. Jin niega sutil, sonriendo para luego colocar su mano en el hombro del más alto.
—Bueno... Supongo que no hay problema, igual tengo cientas de cucharas rosas en casa, tampoco es como si no me haya acostumbrado ya a tu destrucción.— sincera con gracia, a lo que Namjoon solo ríe avergonzado para volver a tomar asiento, observando desde allí con desaprobación a Min, quien parece volver a dormir con una sencillez asombrosa.
—Hey Yoongi, no deberías dormir en clases.— le aconseja repentinamente, haciendo que el mencionado se queje en silencio.
—Es recreo, nadie me puede decir ni reprochar nada, conozco mis derechos.— asegura orgulloso el azabache, causando que Jin suelte una sonora carcajada.
—¡Eso Yoongi!— celebra, Nam tan solo rueda los ojos pero sonríe igual, negando con su cabecita
—Dios, tú sí que eres un caso perdi...
—¡L-lo siento mucho!
Los tres niños giran sus rostros ante aquella abrupta exclamación, sorprendidos y curiosos puesto a que normalmente eran los únicos que se quedaban en el salón a la hora del receso. Parece que ese era un día especial donde se rompía aquella costumbre.
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❦Huyendo de un girasol❦YoonSeok❦
Fanfiction❧Si hay algo que Min Yoongi odiaba con todas sus fuerzas, era la cursilería, por eso mismo debía escapar del insistente y enamorado girasol que hace unos momentos le declaró su amor. Lo único que no sabía Yoongi es que el pequeño Hoseok lucharía par...