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En algún lugar completamente apartado de la faz de la tierra se encuentra uno de los tantos laboratorios secretos del Pentágono, cuya misión es crear al soldado superior aunque esto conlleve fines plenamente macabros y antiéticos para la ciencia.
El proyecto Lycoris se encuentra en la segunda fase de experimentación, la cual ha dado tres sujetos que cumplen exitosamente con los resultados esperados, por lo que el Dr. Jeon tomará la rienda del camino a seguir en las siguientes pruebas, pero para ello los sujetos deben ser trasladados al laboratorio privado del doctor.
El papeleo de autorización no fue engorroso al contrario, al Dr. Jeon se le han otorgado todas las facilidades posibles para continuar, por lo que el traslado se fijo para cumplirse inmediatamente, mientras tanto el traslado de la maquinaria necesaria, el suero Lycoris y el primer sujeto de investigación se lleva a cabo bajo la supervisión del comandante Choi.
─¡Vamos, vamos, vamos quiero esos contenedores rojos en el búnker de una buena vez! ─exclamó con fuerza imponiendo su voluntad a las personas que dirigía aquel hombre de cabello obscuro.
─Comandante Choi... ─llamó su atención una voz femenina.
Frente a el hombre se colocó la mujer que es mano derecha del doctor Jeon y segunda al mando, la doctora Jennie Kim.
─Doctora Kim, ¿A qué se debe el honor de su presencia entre los mortales? ─bromeó obteniendo un gesto estoico por parte de la mujer.
—A petición del doctor Jeon estoy aquí para supervisar a los neandertales que tiene como equipo, ya que como sabrá cada uno de los objetos que está trasladando vale más que su propia vida. ─afirmó fríamente.
El comandante Choi ante tal actitud se mantuvo firme, era la primera vez que una mujer le imponía bastante y eso no iba a permitirlo.
─¡Comandante! ─exclamó uno de los soldados. ─¡Todo listo!
─Bien doctora Kim ya escuchó, todo está listo para irnos...
Sin darle tiempo de finalizar su diálogo, la mujer dio media vuelta y caminó elegantemente hacia el camión que llevaba al primer sujeto de prueba, tal y como se lo indicó Jeon.
El transcurso en carretera hacia la propiedad del Doctor duraría, aproximadamente, dos horas en las cuáles la doctora Kim y el sargento Choi se mantuvieron dentro de la cabina del conductor en completo silencio.
El viaje parecía ser tranquilo hasta que sin premeditarlo una ráfaga de bolas de fuego cayeron directamente en el asfalto y parte de la cabina, ocasionando que el conductor frenará el convoy abruptamente y el peso del mismo volcara el cajón de carga, arrastrando consigo a dos de las camionetas que los escoltaba, terminando en un terrible accidente.
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