21 de Agosto 2020

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4 am.

Esa hora era cuando la bailarina que ahora sabía que se llamaba Candela porque fue lo único que quiso decirme, me levanto para enseñarme algo, no podíamos salir, pero insistió tanto que tuve que, me encontraba fuera de mi edificio a las 4 am, la bailarina se puso al otro lado de la calle y se colocó en primera posición para desarrollar un grand plié, iba a bailar? Pareciera que hubiera leído mi mente porque asintió y luego pasó a un jeté para terminar con 32 giros fouetté seguidos, ajusta su postura en el medio del último giro, primero extendiendo su brazo hacia arriba con su pierna trasera más recta y luego extendiéndose más a los lados mientras su pierna se enrosca alrededor de mi. Ambas posiciones son tan hermosas y el hecho de hacerlas en el mismo giro, es simplemente innovador. Todo en ella se veía celestial pero a la vez oscuro y no pude evitar unirme, así que empecé con mis pasos clásicos, con los que había logrado llenar auditorios y teatros a lo largo de toda mi carrera, sentí que sus fluidos movimientos, apasionados e innovadores superan por mucho mis predecibles movimientos y gestos y empecé a frustrarme, quise demostrarle de lo que yo era capaz, pero me veía a mi misma reprimiéndome de bailar como ella, privandome, como si en el fondo quisiera hacerlo, pero, qué pasaba conmigo?

Esa es la forma de bailar que tuve toda mi vida, porque de repente ya no parecía suficiente? Quería más, quería dejar de llenar los ideales de otros y en ese momento me di cuenta de que esos ideales nunca fueron míos, abrumada por la cantidad de sentimientos que me golpearon mientras bailaba, me di cuenta del panorama, estaba en la madrugada, mojada porque de nuevo había comenzado a llover, bailando en la calle, sola y entonces me detuve.

Me detuve al no ver a la bailarina y sentí un viento rozando mi nuca, en ese momento supe que estaba detrás de mí, me sentía conmocionada y en eso me voltee para quedar de frente y lo que ví me dejó atónita, se había quitado la máscara y ahora me permitía ver su rostro, pero eso no fue lo que más me asombró, era yo...el cisne oscuro era yo, estoy a punto de decir algo cuando de repente veo una gran luz y luego todo se vuelve negro.

The Dark SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora