Caída

22 5 1
                                    

La guitarra calló en un último acorde dejando solo el sonido de la fogata que crepitaba. Un bostezo mal disimulado de Tubbo a su lado, Fundy amacandose en el asiento mientras Niki tarareaba el ritmo de la última canción, Wilbur… Todos sus hermanos revolucionarios rodeandolo frente al fuego que se erguía en la recién nacida L'manburg, pero sin dudas su general era quien más destacaba.

Tommy no podía evitarlo, no podía evitar tener un estupido crush adolescente en el adulto, y no podía evitar fantasear con su cabello suave, sus ojos acaramelados, las cicatrices en su rostro que solo lo masculinizaban, el uniforme marcando sus músculos, su pelvis, y Dios Santo, ¿No se suponía que era una noche fresca? ¿Por qué tenía tanto calor? Bien, a lo mejor no era un crush "inocente", pero al no ser recíproco tenía todo el derecho del mundo a soñar con ese hombre, nada malo podía pasar.

Poco a poco todos fueron retirándose a sus tiendas de campaña; primero Fundy, clamando que mañana sería un día largo; seguido por Tubbo que aunque lo quisiese ocultar, nunca tuvo resistencia nocturna y Niki unos pocos segundos después, siendo que mañana le tocaba revisar a primer hora que Dream no apareciese.
Pero Tommy no quería marcharse, no viendo que tenía a Wilbur solo para él. Daba igual si le tocaba relevar la vigilancia nocturna en tan solo un par de horas, tenía la necesidad de mantenerse allí. 

—Tommyinnit, mi hombre— Como si hubiese leído sus pensamientos habló, dejando el instrumento a un lado—. No creo poder pagarte lo que hiciste hoy jamás. Sin tu valor, tu generosidad, sin ti en tu totalidad, L'manburg no existiría, ¿Quién diría que esos condenados discos serían mi salvación?

—Mh, al final supongo que encontré algo más importante que los discos. Quería hacerte sentir orgulloso, Wilbur.

—Déjame decirte que estoy más que orgulloso, jamás pensé decirte algo así. Hasta podría besarte aquí mismo si me lo pidieses.

El mayor dejó salir una risa cortada. Claro que el rubio sólo enrojeció en silencio. Mejillas rosadas y un asentimiento con la voz temblorosa.

—¿Me vas a decir que te gustaría un beso?— Decidió tantear terreno, en todo caso le daba ternura que por una vez el mocoso hubiese guardado silencio.

—Wilbur, de todas las personas que existen en el puto server, ¿Qué mierda me iba a hacer querer un beso tuyo?

—Vaya, y yo que estaba dispuesto a dartelo de buena gana. Pero puedo guardarselo a otra persona entonces, no es la gran cosa.

El menor apretó los puños. No quería quedar como un adolescente caliente enfrente de él, pero era un adolescente caliente con una oportunidad para acercarse a su platónico, tenía que ser muy estupido para no aprovecharla. Wilbur se derretía, besar a alguien no era la gran cosa, si al otro le hacía ilusión, él podía hacerle el favor.

—¿Sería un secreto?

—Si te da vergüenza que sepa que eres un mal besador, sí, guardaría el secreto— Vió en el rostro ajeno como estaba por replicar a lo primero—. Estoy bromeando contigo, no necesitas explicarme que las chicas mueren por ti aunque tu primer beso vaya a ser con otro hombre de una forma muy heterosexual. Ahora ven aquí antes que me arrepienta de cumplir tus fantasías. 

Tommy se levantó de su tronco para caminar al lado del otro, le estaban comenzando a temblar las piernas y se preguntó qué hubiese hecho Wilbur si él tuviese un tercer disco para darle a Dream. Sintió como sus brazos se rozaban, y no pudo evitar recostar la cabeza en el hombro que quedaba a su altura perfecta en esa posición. Necesitaba unos segundos para calmarse, para avisarle a su corazón desbocado que si no reducía los latidos no iban a obtener nada. Sintió que Wilbur se movía para abrazarlo de costado, su mejilla ahora contra el pecho ajeno, sintiendo como la suave respiración mecía su rostro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 28, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Forbidden One Donde viven las historias. Descúbrelo ahora