(N/A: todo en esta novela es ficción, el comportamiento o pensamiento de los personajes en esta adaptación pueden ser los menos ideales)
1.
La señora Holsen iba a matarlo.
Sebastian miró su reloj e hizo una mueca. Ya era la una de la mañana; él había prometido a esta que no iba volver a casa después de la medianoche.
Preparándose, abrió la puerta tan silenciosamente como pudo. Olivia era de sueño ligero.
El castaño cerró la puerta, estremeciéndose cuando crujió.
Maldita sea.
—¿Sr. Stan?— Dijo la Señora Holsen, frotándose los ojos y sentándose en el sofá.
El castaño miró a las gemelas, pero ellas no parecían haber despertado. Se acercó a la niñera. No tomó mucho tiempo: el apartamento era pequeño.
La señora Holsen estaba frunciendo el ceño profundamente, tenía una mirada triste en el rostro.
—Lo siento— murmuró antes de que ella pudiera decir algo.— Estoy realmente, realmente arrepentido. No pasará nuevamente, lo juro. No podía volver antes. Fue una noche tranquila, y no he conseguido muchas propinas. Yo no tenía suficiente dinero para pagarle por esta semana, así que termine quedándome hasta que lo hice.
Los labios de la mujer estaban fruncidos. Ella suspiró.
—Sr. Stan... Sebastian. Entiendo su situación, -es la única razón por la que sigo aquí- pero debe entender la mía igualmente. Tengo una familia, también, pero me pasó hasta quince horas al día aquí, cuidando de dos enérgicas niñas de cuatro años. No me paga lo suficiente para eso.
—Voy a encontrar otro trabajo— hablo el castaño rápidamente, tratando de sofocar el pánico creciente en su pecho.— Voy a encontrar un nuevo trabajo y le pagaré más.— ella suspiró de nuevo, sacudiendo su cabeza.
—Eso es lo que dijo el mes pasado, Sebastian.— Miró a las niñas.— Admiró su dedicación, pero no puede seguir así. Solo tiene veinte años. Se merece algo mejor. Ellas se merecen algo mejor, también. ¿Por qué no les encuentra una buena familia?
—No.— Su voz salió dura.— Ellas ya tienen una familia. Me tienen a mí.
—Apenas lo ven. Preguntan por usted todo el tiempo. Ellas lo extrañan.
Sebastian miró hacía ellas. Olivia y Emily dormían enroscadas una hacía la otra, sus mejillas regordetas casi se tocaba.
Se le formó un nudo en la garganta.—Las extraño también.— Él miró a la señora Holsen.— Por favor. Encontraré una solución. Realmente no volverá a suceder.— pescando su billetera del bolsillo trasero, le dio a ella todo el dinero que tenía.— Aquí, tomé esto.
Ella negó con la cabeza, pero acepto el dinero.—Piense en lo que le dije.— Dijo antes de tomar su bolso y salir.
Sebastian cerró la puerta y volvió a la cama.
Se arrodilló junto a la cama, apoyo la barbilla en el colchón y se quedó viendo a las gemelas. Parecían pequeños angelitos.
La luz tenue hizo que sus cabellos rubios parecieran casi brillantes.
Stan cerró sus ojos. Dios, estaba tan cansado, pero dormir era la última cosa en su mente. No necesitó abrir la refrigeradora para saber que se quedaron sin comestibles: sabía cuánto tiempo les llevó agotarse. Ellos no tendrían nada qué comer al día siguiente de mañana.
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Historia evanstan |
FanfictionSebastian hace un trato con el profesor más odiado, Chris Evans. EvanStan Adap.