I: La primera hija.

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—¿Nervioso?—le preguntó Poseidon ante la caminata incesante de su hermano menor, Zeus

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—¿Nervioso?—le preguntó Poseidon ante la caminata incesante de su hermano menor, Zeus. La noche que los acompañaba era cálida en el olimpo, la luna resplandecía orgullosa en la cima del cielo, llegando casi a iniciar la mitad de su jornada. Zeus lo miró por el rabillo del ojo sin detenerse.

—Tu no estabas ahí, Poseidon.—gruñó frenando su caminata para ver a los ojos a su hermano. —¿Cómo te sentirías si el oráculo dijera que tu hija no nacida sería la responsable del fin del Olimpo? Debería estar feliz hermano, mi niña está llegando y quiero que se vaya.—Zeus se apoyó en la barandilla, observando el cielo decorado de estrellas.—Espere esta noche desde que supe que sería padre, ahora quiero que no termine.

—No digas blasfemias.—Poseidon se acercó a su hermano y lo tomó por el hombro de manera reconfortante.—Esa niña será amada y adorada por el mundo. El oráculo se equivoca aveces.

Zeus suspiró, tomando su cabello  y tirando del mismo, buscando lucidez de donde no había. Cuando sus hermanas le dijeron que su esposa, Hera, había entrado en labor de parto, corrió hacia el oráculo buscando el nombre destinado para su bebé y saber su sexo. Queriendo presentarla al mundo apenas nazca. Pero su respuesta no le dio más que jaqueca.

—¿Qué le diré a Hera?

—La verdad.

—¿Qué fui al oráculo en contra de sus pedidos? ¿Qué debemos mantener casta a nuestra pequeña por el bien del equilibrio? ¿Qué no vamos a poderla ver llegar a la adultez porque debe irse al inframundo?

Poseidón vió a su hermano con lástima, el no tenía más relación que aventuras carnales con las nereidas. No ansiaba una compañera de vida, pero no negaba que su visión de futuro era acompañado y con una familia que criar.

—No pudo decir eso, hermano.—Poseidon tomó su corta barba color cielo con molestia.—¿Para qué iría al inframundo? Ella...¿Es la destinada de Hades?

Zeus volteó molesto con la expresión llena de cólera, el hecho de ver a su hermano mayor, el dueño del inframundo y de las atrocidades que ahí se conllevan. Poniendo las manos sobre su niña, haciéndola suya... Los truenos tomaron dominio de la noche, adornando con una luz fugaz para luego terminar con un fuerte estruendo que sacudió el ambiente.

—Esa bestia pondrá sus manos sobre mi niña el día que yo deje de amarla, y eso hermano, jamás pasará...—gruñó entre dientes, el ambiente se tornó tensó. Poseidon tomó su cabello –que se estaba tornando largo– y lo sacudió ligeramente.—Dijo... dijo que ella debía aprender, que tendría un poder digno de su herencia, pero debía aprender a manejarlo.

—Hades será su maestro.—confirmó Poseidon, con un tinte de duda en su voz.

—Aparentemente, pero principalmente será ella. Construirá una especie de puente, del olimpo hacia el inframundo. No entendí esa parte. No daba crédito.

THE SUN AND THE SECRET - blood of zeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora