Día 3: La Playa

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La playa estaba tranquila con casi nulo movimiento. Se sentía congelada en el tiempo. No existía ayer ni el mañana, sólo ese momento, ella y su soledad.

Sus dedos se contrajeron, atrapando un puñado de arena entre ellos, sentir el cosquilleo debajo de sus pies parecía ser el gesto que la mantenía unida a la tierra, le recordaba que estaba ahí.

Cerró los ojos y se permitió disfrutar la brisa del mar contra su piel. Suspiró.

"¿Babymoon? ¿De dónde salió eso?" Raven por fin despegó la mirada del libro en su mano y buscó la mirada de Damian.

"Es una nueva tendencia, cómo una luna de miel para las parejas antes de la llegada del bebé. Grayson insistió en que sería una buena idea." Damían habló con total calma.

"Y tú ¿estás de acuerdo con una idea de Dick?" Raven alzó una ceja, su voz escéptica de las palabras de su esposo. Damian se limitó a asentir. "¿Quién eres y qué le has hecho a mi esposo?"

Damían sonrió y fue de su lugar al sillón donde Raven estaba acostada. Se sentó a sus pies, colocando sus piernas en su regazo. "Creo que nos vendría bien un último viaje para relajarnos antes de que llegue nuestra hija." dijo tiernamente, colocando una mano sobre el redondo vientre de 6 meses de Raven.

"Y exactamente, ¿a dónde iríamos, Mr. Wayne?" Damian sonrió de lado, orgulloso de haber convencido a la mitad-demonio.

"Eso dejalo en mis manos."

Abrió los ojos y sacudió la cabeza, tratando de desaparecer aquel recuerdo. Volvió a apretar los dedos contra la arena. Pero la repentina memoria abrió la puerta en su mente que llevaba días tratando de evitar. Sus brazos, cruzados contra su pecho, se apretaron contra sí misma, tratando de darle un poco de confort.

Las memorias empezaban a correr por todos lados, cobrando vida. Y es que, cada pequeño rincón de aquella solitaria playa, gritaba su nombre.

Viajo la mirada a los alrededores, buscando instintivamente, esperando encontrarlo pero no había nadie más. Raven se río ante su propia acción. Empezó a masajear con pequeños círculos su sien, buscando un alivio para su mente.

"No puedo creer que en 75 años esta es la primera vez que estoy completamente sola aquí."

Raven dio un gran suspiro cuando sintió la cálida brisa acariciar sus mejillas y la sal adornando su piel.

"¿Y bien?" Preguntó Damian, ante la dicha de su esposa.

"¿Y bien que?" replicó Raven.

"¿Qué te parece el lugar?" Raven busco con la vista alrededor y al no encontrar nada, volteo hacia Damian.

"Ni siquiera sé dónde estamos."

Damian sacó algo de su bolsillo derecho y lo extendió a Raven.

"Bienvenida a su nueva isla vacacional, Mrs. Wayne." Raven abrió los ojos y boca antes de arrugar el entrecejo pero Damian no le dio tiempo de decir nada pues ya la había tomado en brazos y empezó a caminar. Raven pasó los brazos detrás de su cuello y lo miró fijamente.

"¿En qué momento compraste una isla? y ¿Por qué no fui consultada?"

"Jamás me atrevería a hacer eso, amada. Fue un regalo de mi madre cuando cumplí 10."

"Que regalo tan considerado. Mi madre sólo me dio un padre demonio."

Ambos rieron mientras Damian comenzaba su camino hacía su nuevo nido de descanso.

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