Hola lectores este relato lo publiqué con mi comunidad en Google + y se está editando para ser publicado junto con otros relatos participantes. Lo comparto aquí con vosotros y os informaré cuando salga a la venta porque todo lo que se recaudé irá directamente a una ONG o Asociación sin Ánimo de Lucro. Este relato es una variación de mi rtrabajo Cartas de Mamá: Sobrevivir entre Leyendas. os animo a que lo conozcais!! Espero que os guste!
Este podría convertirse en el momento más bochornoso de mi vida. La situación requería cierta explicación aunque a primera vista iba a recibir mofas sobre esto el resto de mi vida.
Estoy más que acostumbrada a hacer locuras y ser el centro de atención a veces, bueno, más bien a menudo. Pero lo de hoy no estaba preparado. En absoluto.
Ante el estruendo del almacén todos acudieron preocupados por ver que nos había ocurrido pero… pero lo que encontraron bien merecía algunas fotografías . Una de las repisas del almacén se había caído desplomándose contra la que tenía en frente sin llegar al suelo El resultado; huevos, frutas, latas, recipientes, servilletas… todo derramado sobre el suelo y sobre nosotros. Kaiden intentaba colocarse el botón de los pantalones y el cinturón mientras yo estaba de rodillas frente a él con la cabeza extrañamente cerca de su cintura.. Ambos totalmente ruborizados y deshilachados.
El nuevo chico canadiense del instituto y yo hemos estado tonteando por semanas y la tensión y la necesidad entre Kaidem y yo crecía por momentos y toda la noche había sentido en mis carnes una ansiedad asfixiante por su cercanía, de su piel y de su boca. Y podía sentir su necesidad también, su mirada perturbada, las muestras visibles de su excitación. Oh Dios!! Eso también podía sentirlo.
Cada vez que lo miraba o lo buscada, alguien lo llamaba desde el otro lado de la barra o Vanessa desde la Oficina. O Ricardo su compañero o las docenas de lagartas que pretendían captar su atención colocando sus artificiales pechos sobre la barra.
Demasiado protegida y controlada por un amigo con pocos límites escapo de él como de un hermano mayor asfixiante. No ha podido evitar que saliera esta noche pero me ha colocado a un tipo para que me vigile toda la noche, estoy segura que no tiene permiso para cortejarme en absoluto.
Por su parte, el compañero de Lion, Artuno se había propuesto bien a fondo mantenerme totalmente distraída y lejos de Kaidem toda la noche. Fiel amigo el suyo. En mi mente lo imaginaba desnudo con unas gasas rosas a su cintura y mayas rosas jugando a bailar la danza del vientre frente a mí solo para que dejar de mirar al objeto de mis pensamientos más obscenos esta noche. En su lugar no paraba de contarme las anécdotas más inverosímiles y vergonzosas de su infancia y primera adolescencia con mi amigo en los Pirineos. Si Lion supiera que estaba vendiendo sus vergüenzas de esa manera quizás me evitara este suplicio. Traviesamente decidí mandar un mensaje de texto a Lion con una pequeña broma sobre la vez en que Susanita (su novia de 5º de EGB) lo dejó en el recreo porque le había intentado dar un beso con lengua. Oh Lion… chico adelantado, nunca lo imaginé. “Oh Susanita… déjame que te meta la lengüita…oxo jajajaja”. Le doy a Enviar y espero que mi treta me rescate. Por su parte Arturo continúa y continúa.
- Dani, aquello fue genial en serio. Me extraña que mi primo no te hablara de ello. En serio no te contó? – Gracias que había reducido mi atención a la última palabra de cada frase para al menos no resultarle grosera.
- Oh perdona, puedes decirme de nuevo? No te escuche bien con la música tan alta- salí del paso y dí gracias en silencia por la música. Un nuevo escalofrío me recorre la columna, oh Kaidem… Me muero de deseo y sin verle sé que está realmente cerca de mí.
- Claro. Te decía que estaba extrañado de que Lion no te hubiera contado de aquel día que lo encontraron encerrado en un armario con Sara Martínez
- ¿Sara Martínez? No se de quién me hablas..- oh está cerca, realmente cerca…
- Por Dios Dani, llevo hablándote de ella casi una hora. Es la chica que perseguía a Lion en los campamentos
- Ajam, sí ¿lo perseguía? – mis manos me hormiguean por tocarlo, miro alrededor disimuladamente pero no logro verlo. Esta conversación cada vez es más difícil.
- Si, estaba perdidamente enamorada del él.
- ¿Fueron novios entonces? – esto había captado algo mi atención.
- No, él decía que ya tenía novio pero que ella no sabía ¡qué tontería! Siempre fue realmente extraño.
- Sí, eso es cierto – pensé a la vez que esperaba que la chica a la que se refería no fuera yo.
El teléfono de Arturo suena y entre señas me dice que es Lion y sonrío ampliamente, mi plan a resultado. En ese momento alguien pasa por detrás de mí y me empuja ligeramente mientras noto un roce sutil en mi mano izquierda y un suave apretón. Mi reacción es inmediata y un sudor frío cubre mi nuca a la vez que mis pezones se endurecen y un calambre viaja directamente hacia mi ingle. Kaidem. Miro mi mano y descubro que hay una pequeña nota entre mis dedos. Sin que mi acompañante se diera cuenta la metí el bolsillo trasero de mis jeans para leerla más tarde y busqué a mi compinche por el simple placer de encontrar su mirada. Necesitaba deshacerme de mi acompañante para poder leer la nota y para ello recurrí a unas ganas repentinas de destrozar la pista. Así que tiré de mi pequeño pelirrojo hacia la pista con la esperanza de distraerlo allí. Sigue hablando con Lion y temo que mi pequeña travesura lo acabe metiendo en problemas pero no desaprovecho la oportunidad de escabullirme hacia la pista.
“En el almacén. La puerta negra. Ahora.”
La nota no está firmada. ¿Y si no es él?. Confío en que lo sea y me dejo llevar por mi rebeldía ante las poco procedentes órdenes de Lion, los consejos de mi mejor amiga. Quiero conocerlo. Necesito verlo y resolver qué es lo que me pasa con él. Sé que es arrogante y su seguridad en cómo reaccionaré ante él me enerva pero no es suficiente, debería tener cuatro ojos para que no atravesara esa puerta. El principito delincuente me emmmm…. Me calienta y pone… de los nervios.
No es difícil encontrar la puerta negra del almacén, giro el pomo y entro casi sin pensarlo. Hay muy poca luz dentro. Solo electricidad en el ambiente y una esencia pesada y deliciosa. Cierro la puerta e inmediatamente me agarra por la cintura desde atrás con suavidad, como pidiendo permiso.
-Hola – susurra a mi oído.
-Hola – le respondo inspirando su esencia. El lóbulo de mi oreja y la zona justo detrás de esta me queman al contacto de su aliento y todo en mí comienza a desatarme.
- Eres una chica muy obediente, pensé que tendría que esperar por ti y aquí estás, preparada para mí.
Oh Dios ¿por qué tiene que ser tan arrogante? Lo tiene que estropear siempre todo?
- Sentía curiosidad. Si hubiera sabido que eras tú nunca habría venido - ¿cuándo entenderá que su seguridad y su arrogancia no hacen más que encender luces de alarma en mi subconsciente?
- Entonces… he de entender que sueles encontrarte en almacenes oscuros con chicos desconocidos cada fin de semana, solo por curiosidad… - su voz es cada vez más sensual, más caliente y siento sus dientes mordisquear en mi cuello como brasas.
- Ajamm…- es la primera incoherencia que logro articular. Ojalá deje de hablar porque de lo contrario voy a quedar como una idiota.
- Esa no es la respuesta que esperaba, princesita.
Ya estamos otra vez con lo de princesita. Jamás conocí nadie que fuera capaz de encender todos los aspectos de mi personalidad en tan corto espacio de tiempo. Solo con un par de frases. Bueno, más bien solo con una palabra. Estoy furiosa y caliente como el infierno. Intento girarme para enfrentarlo pero no me lo permite. Chasquea varias veces la lengua mandado flechas ardientes a mi vientre mientras niega con la cabeza.
- No ¿qué? - pregunto intentando una voz cortante y seca que no llega.
- “No” es la respuesta que quiero oir y “no” te vas a dar la vuelta.
- Y cuál la respuesta correcta – pregunto. Se acerca un poco más a mí y comienzo a notar su cuerpo en el mío. Me muerdo los labios sintiendo cómo mi pecho sube a baja cada vez más rápido sin que pueda evitarlo.
- Que has entrado aquí para estar conmigo, Princesita – noto su nariz presionando en mi cuero cabelludo y su fuerte inspiración mientras disfruta de mi olor – porque me deseas tanto como yo a ti – y con sus palabras se presiona más contra mí o siento su erección contra mi trasera y su mano libre subir quemando mi brazo desde el codo hacia el hombro y finalmente en mi cuello.
La pérdida de control no es habitual en mi pero no lo puedo evitar. Cuando Kaidem está cerca mi cuerpo no me obedece a mí, le obedece a él y revela mis instintos más salvajes. Pensamientos que me hacen sonrojar e hinchan mis labios por la perversión de un beso suyo. Cedo porque no puedo no ceder. No tengo opción. Luego me arrepentiré pero ahora no hay control en absoluto y me rindo. Me rindo de la forma más frágil en la que una mujer lo puede hacer. Ante él. Giro mi cabeza dándole acceso a mi cuello y ansiando el tacto de sus labios sobre mi piel. Pasan segundos como horas y la anticipación se traduce en deseo que se acumula agitándose en ondas en todo mi cuerpo. Un suave ronroneo vibra sobre mi piel y me desato. Giro entre sus brazos y busco su rostro con mis manos perdida en la oscuridad.
La luz de emergencia sobre la puerta ofrece una iluminación sutil que marca sus fuertes rasgos y lo hacen sexy como el infierno. Su mirada es satisfecha, me tiene en sus manos y el deseo explota en furia en mi sangre ante su control y su suficiencia. Ve el cambio en mi y sonríe ampliamente derritiéndome por completo. Perdida entre la furia, el deseo y algo más que no se reconocer nos miramos a los ojos y sin darme cuenta estoy devolviéndole su sonrisa y sintiéndome totalmente en casa entre sus brazos.
Mantiene un brazo sosteniendo con firmeza mi cintura a su cintura uniendo nuestras pelvis pero se queda quieto, gracias al cielo. Despacio mueve hacia arriba la otra mano marcando su camino con la presión de sus uñas a lo largo de mi espalda por debajo de mi blusa hasta alcanzar mi nuca que acuna en su mano. Mientras nos mirados. Su sonrisa desaparece en el instante antes de presionar mi cabeza hacia la suya. Poco a poco. La anticipación me está matando. Me va a besar. Me va a besar. Por fin. Me va besar. Por fin. Oh Dios!! Es cierto Kaidem he venido aquí por ti. Solo por verte a ti. Por besarte a ti. Me muero por tus labios. Por tu olor. Por tu sabor. Confesiones silenciosas salen de mis ojos desesperadas porque sé que solo rindiéndome me besará. Solo cuando consiga de mí la respuesta correcta lo hará. Pero no puedo hacerlo.
Mi mente funciona a mil revoluciones por segundo, colapsará en pocos segundos en el instante en que disminuye su presión sobre mi nuca y no puedo soportar la idea de que me deje ir. No por favor. No me dejes ir Kaidem.
- Bésame – acabo diciendo en voz alta. Ahora no me importa nada más, solo tenerlo conmigo, entre mis labios y entre mis brazos. Y esta es la señal.
Es salvaje, justo como lo necesito. Sus besos son tan ansiosos como los mios y es doloroso. Chocamos los dientes varias veces y pellizcamos los labios entre pasión y pasión. Noto el sabor intenso de la sangre en mi boca pero no sé si es suya o mío. ¡Qué coño importa ahora!! Lo beso y lo beso. Mis manos nerviosas no saben donde colocarse por mi ansia de tocarlo todo. Su cara, su pelo, sus hombros. Me inclino hacia delante para alcanzarlo mejor y rozar su mejilla, su fuerte mandíbula y su cuello con mis labios con necesidad carnal de saborearlo. Al abalanzarme hacia él trastabilla hacia atrás y tropieza con algo. Ahí se desata el desastre.
Perdemos el equilibrio el hacia atrás y yo hacia delante sobre él. Kaidem golpea fuertemente la repisa detrás de él con su espalda y esta comienza a vibrar y acaba moviéndose hacia delante. Va a caer sobre nosotros. Pero eso no es lo peor, todo lo que hay en ella también. Kaidem recupera el equilibrio sin soltarme de sus brazos en ningún momento y me coloca debajo de él en el caballeroso intento de protegerme de la dolorosa lluvia que amenaza sobre nosotros.
Sin poder evitarlo, la repisa cae hacia delante y acaba chocando con otra colocada justo en frente que se mantiene apoyada en la pared. Ante el choque todo cae sobre nosotros y me preocupa que mi compañero de fatigas recibirá la mayor parte de los impactos de las latas y los objetos más pesados sobre su espalda. El estruendo es ensordecedor y francamente húmedo. Cuando termina Kaidem se pone de pie inmediatamente cogiendo mi mano para levantarme pero un dolor profundo en la cabeza me hace gritar. Al levantarse, parte de mi pelo se ha enganchado en el cinturón de su pantalón y tengo su erección a 10 centímetros de mi rostro. El pelo alborotado y estoy mojada con numerosos fluidos diferentes. Preocupado intenta desenganchar mi pelo de su cinturón mientras me dice palabras tranquilizadoras y me pregunta si estoy bien o si me duele algo. Le informo de lo más evidente y tan nerviosos como yo opta por desabrochar el cinturón para poder desengancharme. En ese instante la puerta del almacén se abre y la luz se enciende. A pesar de que la música sigue sonando fuerte numerosas personas han oído el alboroto y preocupados han buscado la causa del desastre.
Vanessa, Ricando, Alberto, Lion, Amy, Susana… y varios compañeros más de carrera nos miran totalmente anonadados. La situación no podría dar más de sí la verdad. Kaidem se sonroja y doy por supuesto que yo debo de tener la misma apariencia avergonzada como cuando te cazan en casa cogiendo galletas justo antes de comer.
Miro a mi público y sus mandíbulas empiezan a caer cuando cada uno va haciendo sus propias cábalas. Todos empiezan a espurrear risas inoportunas excepto Lion que me mira con ojos duros como el gato que caza al ratón. Intercambia duras miradas con Kaidem también y alguien decide preguntar si necesitamos ayuda.
-No!! Gritamos los dos a la vez y la puerta se cierra.
Fuera el ambiente es totalmente distendido para algunos, francamente divertido para otros. Dentro la tensión se masca y mi cabello se libera. Me siento apoyando la espalda en la repisa que no se ha derrumbado y Kaidem la mira con recelo y se sienta a mi lado. Comenzamos a reir como locos. Reir, reir y reir. Oh… esto nos viene genial para relajarnos. Entre risas pasa su brazo sobre mi hombro y me acerca hacia su pecho colocando un suave beso. Allí mi cabeza se siente como en un carrusel por el sube y baja de sus risas pero me siento en casa. Realmente en casa. Y decido quedarme ahí todo el tiempo del mundo. Con su mejilla apoyada en mi cabeza y yo entre sus brazos sintiendo su corazón latir desenfrenado por mi y por lo que le hago sentir.
Suaves golpes en la puerta nos distraen y volvemos de nuestra ensoñación.
-Chicos es la hora de cerrar… quizás deberían buscar otro lugar – dice Ricardo que no logra amortiguar el sonido de sus risas desde detrás de la puerta.
Nos ponemos de pie y con un solo empujón devuelve la repisa volcada a su lugar y aparta algunas latas del suelo en el camino hacia la puerta. Le ayudo y recogemos un poco el lugar. Me agarra de la mano y planta un casto beso en mis labios que vuelve a tener el efecto glacial en mis músculos y me congela.
-Princesita, me muero de ganas por destrozar de nuevo el almacén contigo pero por ahora es mejor que te vayas a casa – sus palabras salen de una mueca parecida a una sonrisa que no alcanza sus ojos.
-¿no quieres que te ayude a recoger esto? – No quiero separarme de ti. Limpiaría el mismo infierno si puedo hacerlo estando contigo.
- quiero, igual que tú – ¿acaso he hablado en voz alta? Dudo. – pero creo que por hoy ya vale de problemas para ti. Tu amigo no parecía muy contento y quizás estén preocupados – ellos siempre están preocupados, pienso. Levanta mi mano con la suya y planta un intenso beso en mi palma cargado de ocultas promesas. Asiento y le devuelvo su gesto sorprendida por la intimidad del momento. Me siento completa y segura aquí, entre sus dedos y entre su piel.
Me suelta y nos miramos perdonándonos el beso de despedida que sabemos que no me dejaría marcharme. Un dolor punzante en el estómago me revela algo que nunca pensé que sentiría. Sé que volveré a verlo y también sé que mi vida sin él ha terminado.
- Te veo Princesita
- Te veo
Mi captor no podía haber predicho mejor lo que me esperaba fuera. Lion tenía un humor de los mil demonios y Amy se lanzó a protegerme de su furia. En realidad pensé que también estaría preocupada pero al parecer no lo había estado hasta que vio a mi amigo dirigirse a mí dispuesto a darme una azotaina.
-¡Qué cojones haces Dani! – Me ha agarrado del brazo demasiado fuerte y por instinto miro hacia la puerta del almacén agradeciendo que Kaidem siga dentro de lo contrario esto acabaría en una pelea. A tirones me lleva hacia la puerta y yo le sigo con la intención de no llamar demasiado la atención y que nadie avise a mi captor. Fuera todo cambia.
- Basta Lion! Qué cojones haces tú? Suéltame ahora mismo me estás lastimando!!! – con la mirada busco a Amy por ayuda pero se ha quedado dentro. Pese a mi petición no me suelta.
- Te digo que me sueltes Lion- no lo hace. Furiosa con él e incómoda por tener sus manos en mi piel le lanzó una bofetada con mi mano libre que no esperaba, así que no logra esquivarla. Por fin me suelta.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Me estabas haciendo daño en el brazo, mañana tendré tu mano marcada y no me gusta nada la idea ¿sabes?
- No ¿Por qué estabas ahí con ese tío? No me esperaba eso de ti Dani – mi mandíbula cae y mis ojos se abren. No puedo creer lo que está diciendo.
- No creo que te interese realmente. Es algo que no me apetece hablar contigo en absoluto – sigue furioso y esto está fuera de lugar, totalmente.
- Tú nunca haces esas cosas… te has comportado como una … - Buenos reflejos chico, acabas de detener la bofetada del siglo. Pero ahora sujeta mi mano. Yo la sacudo para soltarme.
- ¿cómo qué Lion? ¿cómo una puta? ¡¿eso querías decir? O como una zorra? Que viene más al caso – palidece ante mis palabras y sigo sacudiendo mi mano para que me suelte, al fin lo hace.
- Me gusta Lion. Soy mayorcita y me gusta. Me gusta mucho. No soy ninguna zorra por eso y si no eres capaz de verlo quizás deberías dejar de verme a mí porque no vas a conseguir que deje de buscarlo. No soy nada tuyo y nunca lo he sido - ¿estoy gritando? Si, realmente estoy hablando demasiado alto. Varias parejas frente a la puerta del bar interrumpen sus intercambios amorosos por nuestro alboroto y no puedo evitar sentirme algo avergonzada, de nuevo. La mirada impasible de mi amigo no ayuda a bajar mis ánimos.
- Será mejor que me vaya – dice.
- Sí será lo mejor.
Me resisto a entrar en el bar con este estado de ánimo, “El Cazador” ha tenido bastante show por hoy. Amy sale y me ofrece una cómplice sonrisa que me hace olvidar mi discusión con Lion. Mi amiga es la persona que más cuida de mi. Entrelazamos los brazos y vamos hacia el coche. Mientras me pongo el cinturón atisbo la figura de Kaidem en puerta que levanta una mano para despedirme. Le devuelvo el saludo y agradezco que no haya salido antes mientras discutía con mi demasiado protector “amigo mayor”. De nuevo, el pellizco en el estómago me recuerda que no estaré completa de nuevo hasta que vuelva a tener su piel contra la mía. Me voy excitada por él y segura de que estará ahí mañana. Es extraño. Ya lidiaré con eso mañana.
Este fue el comienzo de mi relación con mi marido. Ahora tenemos dos hijos, dos chicos. Lion es el padrino del mayor junto con Amy. Empezamos a tropezones pero cuando escogimos una casa para vivir, la compramos con despensa.
Autora: Fátima Ruiz (Hadha Kaidem)
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El Principito en el Almacén
RomanceSerá divertido recordar como conociste a la persona a la que abrazas cada noche. Contárselo a tus hijos y sentir las mismas punzadas de deseo. El Principito en el Almacén no es un relato de ficción. Es tu historia, la historia del amor actual que co...