Augurio pt. 1

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En medio de una pequeña ciudad ubicada en Norteamérica, se lograba apreciar por las calles el inicio de los carnavales.

Varios grupos de personas se reunían en diferentes lugares para poder festejarlo a su manera.
Excepto para un pequeño grupo de amigos que se encontraban jugando al fútbol en medio de la calle.

- ¡Alex! Deja el celular y sigue jugando, que nos están ganando.

-Lo siento, pero era mi mamá avisando que ya se encuentra en casa.

-Uhh..bueno para la próxima le exigimos una revancha. - Le decía el joven con una palmada en la espalda.

Y con un movimiento de mano, Alex se despedía de sus amigos para dirigirse hacía su casa, un tanto extrañado.

Ya que su madre al ser enfermera no llegaba a su casa hasta más tarde en la noche ni hablar cuando le tocaba guardia. No aparecía hasta al día siguiente por ello le resultaba raro que ya se encontrara en casa desde temprano.

Un poco preocupado de que haya surgido algo en su hogar, decide apresurar el paso.

-¡Má! Ya estoy en casa.- Avisaba a su madre, en lo que cerraba la puerta de la entrada.
Encontrando que todas las luces de la casa seguían apagadas, claro inicio de que no se encontraba nadie en el domicilio.

Estando aún más desconcertado con la situación, vuelve a resivar su celular para verificar lo que el mensaje decía.

"Cariño ¿podrías venir a casa? Es para que me ayudes con las compras para la cena, salí temprano del trabajo".
A las 18.34

"Bueno má, ya voy. Te quiero".
Visto a las 18.50

Aún confundido se dirige al centro de la cocina en caso de que halla dejado una nota en la heladera avisando que tuvo que salir por una emergencia en el hospital.
Encontrandose con absolutamente nada...recurriendo entonces en llamar a su celular.

Un pequeño escalofrío le empieza a surgir desde abajo de su columna hasta extenderse por el resto de su cuerpo, al darse cuenta que el tan conocido ringtone con el que siempre molestaba a su madre por ser tan anticuado, empezó a sonar desde la sala. La cuál se encontraba en total oscuridad como el resto de la casa.

Maldiciendose internamente por no haber encendido las luces cuando entró, se dirigió hacía donde provenía el sonido.

El dichoso celular se hallaba debajo del mueble del televisor, por lo que tuvo que agacharse para recogerlo. Sin embargo, una vez que se levantó, otro tipo de escalofrío le recorrió pero está vez desde su cuello, extendiéndose hasta las plantas de sus pies.

Gracias a la punta de un gran cuchillo que descansaba perezosamente en su yugular.

-Valla, no pensé que funcionaría. Supongo que el celular de tú madre fue de gran ayuda.-Habló la persona la cuál me tenía rodeado.

Su voz era un tanto monótona y a la vez, robotizada por lo que me di cuenta de que estaba usando un modificador de voz para que no lo reconociera.

Fue en ese preciso instante supe que estaba enfrente de un profesional.



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