Advertencia: +18
-Moriré de la vergüenza- lleve una almohada a mi rostro y empecé a dar vueltas es la cama
Simplemente iba a dormir, pero hey, mi mente se la esta jugando y repite la escena una y otra vez, recordándome el como una de las estudiantes de Gojo nos vio en plena mamada. Porque justamente en ese momento, porque carajo no llego antes cuando solo teníamos una amena conversación.
Ya tenia bastante tiempo hablando con Satoru, nos habíamos conocido en una cafetería como todo un cliché, en donde yo bebía mi capuchino y el peliblanco se acercaba a entablar una conversación conmigo, al inicio me incomodo un poco pero a medida de que la conversación se hacia larga me di cuenta de que hablar con el era extrañamente cómodo quitando el hecho de que lo había conocido minutos atrás.
Como era costumbre todos los sábados iba a esa cafetería, trabajaba desde casa así que en ocasiones no salía mucho, pero cuando profe por primera vez el pastel de chocolate de allí hizo que me enamorara de la cafetería. Y al parecer Satoru iba casi siempre a comprarse cosas dulces allí, después del primer día en que nos hablamos e iba a la cafetería, de lejos lo veía entrar y el me saludaba con una sonrisa para después irse cuando tenia prisa, si no tenia de esta se quedaba conmigo y hablábamos de cualquier cosa. Cuando soltaba un piropo en media charla lo único que hacia era ignorarlo, llegue a conocer a varios tipos como el y vaya que no todos terminaron de buena manera.
El sonido de mi celular me distrajo de mis pensamientos vergonzosos, lo tome y mire el nombre, atendí la llamada con pena
-Mande- dije suavemente
-Estas en casa?- escuche del otro lado de la linea -Estoy afuera de tu edificio-
-Bien, sube - dije para terminar la conversación, pasaron unos minutos y escuche como tocaban el timbre, me levante con pereza de la cama matrimonial que tenia, arrastre mis pies hasta que ya llegue a la puerta, tome la perilla y abrí quitando el seguro -Te odio - un puchero apareció en mis labios junto con un sonrojo
Satoru se carcajeo a mas no poder mientras entraba, cerré la puerta a mis espaldas y camine hacia la gran sala, me senté en el sofá mientras mi vista se dirigía a las grandes ventanas donde se apreciaba parte de la ciudad en su faceta nocturna.
-Vamos no es para tanto- decía el peliblanco mientras pasaba sus brazos por mis hombros - Además tu fuiste la que quiso hacerlo - beso mi cuello con suavidad
-No me jodas, tu me calentaste - me separe del respaldar y me di vuelta para mirarlo directamente, se había quitado la banda que siempre traía, carcajadas de parte del chico se hicieron escuchar y yo aun seguía sumergida en esa mirada azulada la cual me daba escalofríos en mi columna.
-Tranquila- rodeo el sofá para sentarse al lado mío - Mi estudiante es una chica muy inteligente, no dirá nada al respecto sobre lo que vio- sonrió de lado mientras se estiraba un poco, logrando hacer crujir algunos huesos de su espalda -Que tal si seguimos con lo que dejamos pendiente - tomo el control remoto que estaba en la pequeña mesa delante de nosotros
-No lo creo, al parecer ya me enfrié - dije burlona, vi como presionaba unos botones, de eso ahora salía música por las pequeñas bocinas que tenia en cada esquina de la casa, además unas lamparas conectadas a ese control remoto se pusieron de un leve color rojo, dándole a la sala un ambiente erótico por donde que lo vieras.
-Bueno al parecer- sentí su voz en mi oído, seguido de eso dejo un beso húmedo en mi cuello -Tendré que calentarte - un apretón no tan fuerte se sintió en la parte interna de mis muslos, además de otro beso húmedo por mi cuello.