Capitulo I

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*Hace 3 años*

Nunca me atrajo la vida usual. Siempre fui muy distinta al resto marcando la diferencia queriendo y necesitando la sed de adrenalina, de llegar al punto de no tener un escape habitual. Mis padres eran los únicos que me hacían sentir una adolescente normal nunca dejaron de tratarme diferente hasta el día en que todo cambió ese diagnóstico alteró todo hasta el punto de mi internación.
A los 15 años me diagnosticaron Trastorno antisocial de la personalidad más conocido por Sociopatía y de acompañante trastorno explosivo intermitente, eso explicaba lo antisocial y lo "distinta" que era al resto, mis padres pagaron un internado donde pudiera tener la atención que una chica como yo debía tener.

Actualidad

Hora del almuerzo

La hora del almuerzo no era de mis favoritas siendo sincera, entré a la cafetería tomé una bandeja y me serví lo de siempre, una manzana, barrita de cereales y agua.

Me senté en una mesa alejada de la multitud. Dándole un mordisco a mi manzana empecé a analizar y observar mi alrededor.
En unos simples segundos mi mirada viajó a la puerta de la cafetería y se enfocó en tres personas una chica y dos chicos. La chica era realmente encantadora, cabellera pelirroja y ojos de color marino un poco más baja que yo podría decir, el chico de su izquierda era rubio y ojos profundamente azules me apresuraría a decir que mide 1,80 y el chico de su derecha era unos centímetros más alto que el otro. Él era pelinegro de ojos totalmente cafés.

Y en cuestión de segundos estaba allí intrigada por esta gente nueva que jamás vi en los pasillos, ni compartí lugares en el internado. Cuando logré apartar la mirada era tarde esa banda comenzó a acercarse a mi, mire hacia abajo y seguí con mi almuerzo.
Estaba por darle una mordida a mi barrita de cereales cuando observé unas siluetas en mi bandeja, levanté la mirada y allí estaban los tres la chica, el rubio y el pelinegro con esa mirada fría y a la vez juguetona que lo diferencia tanto a los otros dos, ninguno de los presentes soltó una palabra solo intercambiábamos miradas entre si.
La incomodidad me tomó por sorpresa y me levanté de aquel lugar.

Cuando tomo mi bandeja y intento pasar por el costado del chico pelinegro este con un simple movimiento de brazos tira mi bandeja, lo cual hace que todo el comedor fije la mirada en nosotros.
La sangre me empieza a hervir, mi respiración se agita, mis manos empiezan a temblar y las cierro con demasiada fuerza, pensamientos violentos pasaban de un lado a otro en mi cabeza como si estuviera contando las 100 ovejas para ir a dormir, pero no puedo dejar que esto vuelva a suceder.
El pelinegro toma mi muñeca con fuerza ese movimiento fue la gota que rebalsó el vaso sin dejarlo dar un paso mas me solté de su agarre doblé su brazo y lo estampe contra la mesa

—No vuelvas a tocarme- dije eso y me largue de aquel lugar.

Tome rápidamente mi curso y salí de allí dejando atrás los murmullos de todos

Cuando salí de la cafetería fui directo al consultorio del Dr.Owen no sin antes entrar al baño y lavarme la cara e intentar calmar este episodio, llegando diez minutos tarde entre corriendo a la oficina y ahí estaba terminando de atender a uno de sus pacientes.

Esto de tener un psiquiatra no era de mi agrado pero intentaba seguir el reglamento y salir cuanto antes de esta cárcel aunque eso me lleve a mentir para mi beneficio.

Sentada en el salón fuera del consultorio esperé a que el doctor me llamara por mi apellido.

—Sra.Janssen!- grita no tan alto una secretaria de psiquiatría la que cabe recalar que no es de mi agrado. Me levanto de mi asiento la pelinegra me escanea de arriba abajo y me da paso a el despacho del doctor

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