CAPÍTULO CUATRO

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10 años después.


Jimin se encontraba caminando por las calles de la ciudad, disfrutando del cálido clima. Pero toda esa tranquilidad se esfumó cuando alguien lo abrazó por atrás. Unos brazos rodearon su cintura pegándolo al otro cuerpo.

Una nariz recorriendo su cuello de arriba para abajo, lo hizo saber de quien se trataba.

—Odio este perfume— gruñó el pelinegro desde la espalda del rubio—Te dije que no usaras esto, hace que tu verdadero aroma no se distinga.

Jimin solo rodó los ojos, tantos años a Jungkook aún le seguía gustando tanto su aroma. No lo comprendía, pues el aroma de Jungkook no lo llegaba a cautivar mucho, pero era un olor muy fresco que lo hacía sentir libre.

—Tú mamá me lo dio, no puedo simplemente botarlo a la basura— y es que tampoco le gustaba ese perfume, pero no podía ser un maleducado.

—Amm si, si puedes. De todos modos no se va a enterar— los dos siguieron caminando de regreso a su casa, si, su casa.

Pues apenas ambos habían cumplido la mayoría de edad, sus padres lee regalaron un casa cerca de ambas viviendas. Pues desde muy jóvenes a los dos se les educó y enseñó como lo que eran, una pareja destinada.

Y con el tiempo ambos fueron comprendiendo la importancia de los destinados, eran un total milagro para la manada. Eran la envidia de todos los joves quienes esperaban algún día tener a su pareja  destinada.

Jimin no recuerda cómo fué que empezaron a salir, de repente una mirada o un simple toque bastaba para ambos. Pero poco a poco ambos cuerpos fueron necesitando de más y más contacto físico.

Ya no bastaba con un simple beso en la mejilla, no. Ellos tenían que unir labio con labio, y fué que a los catorce años se dieron su primer beso. Algo raro para Jungkook y algo asqueroso para Jimin. Pero con el tiempo ambos se volvieron unos expertos, o eso era lo que creían. Pues no podían practicar con nadie mas.

Ya eran adultos, la responsabilidad que sus padres les dieron fue algo muy grande. Pero ambos sabían aún eran muy jóvenes como para tener una familia. Por lo que ambas familias se quedaban tranquilos.

Cuando por fin llegaron a la comodidad de su casa, se dieron cuenta que no estaban solos, pues la señora Jeon se encontraba en la cocina. Pues casi todos los días se la pasaba en casa de los dos jóvenes.

Jimin en cierta parte se había acostumbrado a las constantes visitas de su suegra, pues bien sabía que la señora Jeon fué quien más sufrió ante la ida de Jungkook de su casa. Ella lo consentia de sobre manera, por eso Jimin sabía que él era demasiado caprichoso para su gusto.

—Ah que bueno que llegaron, la comida ya está lista. Vayan a sentarse. — los dos jóvenes hicieron caso a las demandas de la mayor.

Después de una agradable y deliciosa comida, la señora Jeon se fué para dejar a los dos jóvenes hacer sus deberes.

Mientras Jimin lavaba los platos usados, Jungkook se disponía a secarlo para después acomodarlos en su lugar. Así que el rubio hizo el siguiente comentario.

—Creo que tu mamá prefiere darte de comer a dejar que te intoxique con la mía.— claro que su comentario iba con algo de veneno. Amaba a los papás de Jungkook, pues desde que tiene memoria convive con ambos. Y le gustaba que la señora Jeon los fuera a visitar. Pero estas visitas se hicieron muy frecuentes, más de lo que esperaba.

Jungkook soltó una pequeña risa, pues sabía que las visitas de su mamá, no eran del total agrado de su pareja. Lo entendía, hasta él se sentía incómodo.

—Ya sé a lo que te refieres, hablaré con ella mañana—aseguró el pelinegro, pues quería que Jimin se sentirá cómodo en su hogar.

—Gracias — vivir juntos al principio fué algo caótico, a pesar de que los dos estaban juntos todos los días desde que eran niños. Tener que mantener una casa era bastante complicado, duraron varias semanas para organizarse en los deberes del hogar. Pues Jungkook no quería hacer nada, con mucho esfuerzo Jimin logró convencerlo de que tenía que ayudar en las tareas domésticas de la casa.

Jungkook estaba tan aferrado a no hacer nada. Fue hasta que Jimin le dijo ya no tenía derecho de oler su cabello o tan siquiera estar cerca de él, que Jungkook rápidamente aceptó ayudar a limpiar.

Jimin era pésimo en la cocina, sin embargo y para sorpresa de todos, Jungkook era realmente bueno. Pero él sólo cocinaba para Jimin. Por lo que no todos tenían el privilegio le probar su comida.

Así que Jungkook se encargaba de cocinar y Jimin de lavar los platos usados. Y así poco a poco los dos se fueron complementando en su nueva y hogareña casa.

...


—Agh, odio levantarme tarde—los dos jóvenes se encontraban de camino a la escuela, la cual no quedabamuy lejos de su casa. Para Jungkook era un martirio tener que levantarse temprano. En cambio Jimin se encontraba muy acostumbrado a la rutina de todos los días.

Sus amigos los esperan en una de las esquinas de la calle para llegar todos juntos a la escuela.

—Ahí vienen los tortolitos— empezaron a gritar, Jimin se sonrojo, el pelinegro paso su  brazo por los hombros de Jimin para atraerlo más a él. Escondiendo su nariz en la cabellera rubia, dejando un beso en esta cuando se separó.

Desde aquel incidente que tuvieron cua do eran niños, Jungkook no se separa para nada de Jimin y viceversa. Por lo que en todo momento la pareja se la pasa junta día y noche. Sus amigos ya se encontran más que acostumbrados a que ellos no se separen ni para ir al baño.

Pues todos en la escuela saben que son destinados, y que lo supieron desde que eran niños. Jimin era la envía de todas las mujeres, pues Jungkook tuvo una pubertad demasiado favorable. Sus anchos hombros y su muy fornido cuarpo llamaba la atención de cualquier Omega. Pero ellas sólo tenían permitido verlo de lejos, pues a él no le interesaba nadie más que no fuera él rubio.

Mientras que Jungkook tenía un cuerpo muy robusto, la complexión de Jimin era un poco más delgada, con una pequeña cintura la cual estaba más que acostumbrada a la mano de Jungkook. Quien siempre lo sostenía de ahí.

Los dos eran tan felices, y se complementaban el uno al otro, ¿qué podía salir mal?















Cualquier fata de ortografía, me lo pueden decir 🥰

Sᴡᴇᴇᴛ Fʀᴀɢʀᴀɴᴄᴇ «𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora