Ahí estaba ella, una mujer de unos 34 años. Los cortos cabellos castaños no sobrepasaban sus hombros, eso camuflaba el hecho del despeinado y desprolijo corte realizado por manos inexpertas. Ahí estaba ella, sentada en una simple silla, en medio de una simple cocina, dentro de alguna simple casa, en algún lugar de una simple ciudad, en algún pequeño punto del gigantesco mundo.
Ahí estaba ella, escuchando a las personas pasar en frente de la casa, despreocupadas, tomando el camino que siempre tomaban para ir a sus trabajos, los escuchaba seguir con sus vidas cotidianas. Después de todo, ¿porqué no lo harían?, Nadie más sabía lo que pasaba dentro de esa casa, y mucho menos, lo que pasaba su cabeza.
Ahí estaba ella, pensando en lo insignificante que es cada persona por separado. Pensando en lo ridículo que era el hecho de que todos se vieran obligados a seguir leyes y normas que solo beneficiaban a el sector más reducido de esa sociedad. "Así es el mundo ahora"
Y ahí estaba ella, temblorosa, nerviosa, asustada y decepcionada de la vida misma. Pero totalmente decidida.
Ahí estaba ella, chequeando por última vez que el enfoque de la cámara sea el que deseaba. Y finalmente, comenzando la grabación.
Ahí estaba ella, hablando desde lo profundo de su corazón, frente a una cámara. Poniendo el dolor en palabras. Haciendo lo que no cualquier madre podría.. hablar de la muerte de su hija.
Ahí estaba ella, contando todo lo que su hija sufrió en sus cortos, pero duros, 16 años.
Ahí estaba ella, reabriendo heridas que resultaron mal curadas. Recordando el día en que su hija llegó a casa una tarde, un poco antes de lo habitual, diciendo que su profesor de historia había intentado abusar de ella; recordando cada noche que su hija le decía no poder dormir, cada vez que decía no tener hambre...
Ahí estaba ella, destrozada por esos recuerdos doloroso, grabando un vídeo que nada solucionaría de lo ya sucedido.
Ahí estaba ella, contando con lujos de detalles cómo esa misma tarde al volver del trabajo encontró a su hija destrozada, llorando en su cuarto, pidiendole a dios que la librara de todo ese dolor
Ahí estaba ella, relatando todos los sucesos que llevaron a esa muchacha a rogarle de rodillas a su propia madre que acabara con su vida.
Ahí estaba ella, reviviendo el momento exacto en el que, hacía menos de una hora, había jalado del gatillo de esa vieja arma que alguna vez su padre le había obsequiado.
Y ahí estaba ella...
Mirando fijamente a la cámara, con los ojos rojos e hinchados del llanto, ahí estaba diciendo con la voz más calma que logró emitir "yo no maté a mi hija, ustedes Lo hicieron"
Y ahí estaba ella, tomando la vieja arma, sonriendo por última vez...
Y ahí estaba ella, jalando de ese gatillo por segunda vez, acabando con su vida.