En la religión de la antigua Grecia, los dioses olímpicos eran los principales dioses del panteón griego, que moraban en el monte Olimpo (el más alto de Grecia). A ellos les fueron consagrados tanto templos, como festividades cívicas, actividades artísticas y deportivas, siendo considerados los más importantes dentro del amplio conjunto de las deidades de la mitología griega. En sus orígenes, los primeros cultos se remontan aproximadamente hace 5000-6000 años, hacia el 3500 a. C.[1][2][3] El culto a las deidades de la Antigua Grecia permanece vigente en el Helenismo.
Loggia di Psiche, 1518-19, fresco de Rafael. En imagen, sección del techo donde se representa el concilio de los dioses, principalmente los doce olímpicos, recibiendo a Psique.
El concepto de "doce dioses" es más antiguo que cualquiera de las primeras fuentes griegas. La palabra "Dios" (gr. Διος) ya era atribuida en aquel entonces a Zeus, mientras que "Theo" (gr. θεο) se refería a los restantes.[4] Hubo, en diferentes épocas, catorce dioses diferentes reconocidos como olímpicos, aunque nunca más de doce a la vez. De este concepto es como se hace referencia a ellos como los doce olímpicos, también conocidos como Dodekatheon (en griego, Δωδεκάθεον< δώδεκα,[5] dōdeka, "doce" + θεοί, theoi, "dioses").
Los doce olímpicosEditar
Tal y como se documenta en las fuentes, los escritos de Homero y la Teogonía de Hesíodo (siglo VII-VIII a. C.), los doce olímpicos ganaron su supremacía en la Tierra después de que Zeus, junto a sus hermanos Poseidón y Hades, y sus hijos (que completan el resto del panteón), lograran la victoria en la guerra contra los Titanes.
Como ocurre con otros aspectos y elementos de la mitología, el número e identidad de los dioses que habitaban el Monte Olimpo (el llamado «Concilio de los dioses») es impreciso de acuerdo con la tradición. Su número era doce, siendo este un muy probable listado original:[6]
Zeus
Hera
Poseidón
Afrodita
Ares
Atenea
Hermes
Apolo
Artemisa
Hefesto
Deméter
Hestia
La primera referencia antigua de sus ceremonias religiosas se encuentra en el Himno homérico a Hermes. El culto griego de los doce olímpicos se remonta al siglo VI a. C. en Atenas y probablemente no tiene precedentes en la época micénica. El altar de los doce olímpicos en Atenas se fecha generalmente en el arcontado de Pisístrato el joven, en 522/521 a. C.
Fragmento de un relieve helenístico (siglo I a. C. - siglo I) representando los doce olímpicos con sus atributos en procesión; de izquierda a derecha, Hestia (cetro), Hermes (casco alado y bastón), Afrodita (velo), Ares (casco y lanza), Deméter (cetro y gavilla de trigo), Hefesto (bastón), Hera (cetro), Poseidón (tridente), Atenea (búho y casco), Zeus (rayo y bastón), Artemisa (arco y carcaj) y Apolo (cítara) (procedente del Walters Art Museum).
Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Hefesto, Afrodita, Atenea, Apolo y Artemisa son siempre considerados dioses olímpicos. Hestia, Deméter, Dioniso, Hades, Perséfone, Hebe, Asclepio, Eros, Pan y Heracles, después de ser divinizado, son los dioses variables que completaban la docena. Hestia fue uno de los doce Olímpicos durante mucho tiempo, aunque terminó cediendo su lugar a Dioniso. Perséfone pasaba la tercera parte del año en el inframundo (provocando así el invierno) y se le permitía volver al Olimpo durante los restantes ocho meses para que pudiera estar con su madre, Deméter.[7] Y, aunque Hades (mitología romana: Plutón) siempre fue uno de los principales dioses griegos, su morada en el mundo subterráneo de los muertos hacía su relación con los olímpicos más delicada. Por esta razón, generalmente no está incluido en esta lista. No tenía un asiento en el panteón ya que pasó casi todo su tiempo en el inframundo, en el que era el rey.