No te enamores de una persona curiosa. Querrá saber quién eres, de donde vienes, como es tu familia. Mirara todas tus fotografía y leerá todos tus poemas. Vendrá a cenar y hablar con tu madre de cómo su curiosidad le ha enseñado cosas útiles. Te pedirá que explotes cuando estés enojado que llores cuando estés herido. Te preguntara que significa esa ceja levantada. Querrá saber de tu comida favorita, tu color favorito, tu persona favorita. Te preguntara por qué. Va a comprar esa cámara que te gustó, prestar atención a ese cantante que te gusta por si hay un concierto cerca, te llevará ese suéter al que le sonreíste una vez. Aprenderá a cocinar tu comida favorita. Los curiosos no se conforman con el exterior, desean el interior. Ellos quieren lo que te hace pesado, lo que te hacen sentir incómodo, lo que te hace gritar de alegría, irá y angustia. Su piel se convertirá en las paginas en las que aprenderás a derramar tu ser. No te enamores de una persona curiosa. No dejará un suspiro sin explicación. Querrá saber que hizo exactamente, que hizo para que lo amaras. Año, mes, día, semana "¿a que hora?" "¿que dijo?" "¿que hizo?" "¿como te sentiste?". No te enamores de una persona curiosa, porque he estado allí. Quitara tu ropa y leerá cada cicatriz, cada marca, cada curva. Explorará cada una de tus extremidades, cada órgano, cada pensamiento, cada ser. Sera la expedición para toda tu vida. Tú corazón será un misterio. No te enamores de una persona curiosa. Te hará mover montañas algún día sin ningún esfuerzo...