29.- 𝑭𝑰𝑵 𝑫𝑬𝑳 𝑺𝑬𝑮𝑼𝑵𝑫𝑶 𝑨Ñ𝑶

2.8K 320 37
                                    



✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧

✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧



—Escúchame, Harry. Resulta que tú tienes muchas de las cualidades que Slytherin apreciaba en sus alumnos, que eran cuidadosamente escogidos: su propio y rarísimo don, la lengua pársel... inventiva... determinación... cierto desdén por las normas, pero aun así, el sombrero te colocó en Gryffindor. Y tú sabes por qué. Piensa.

—Me colocó en Gryffindor —dijo Potter con voz de derrota— solamente porque yo le pedí no ir a Slytherin...

—Exacto —dijo Dumbledore, volviendo a sonreír—. Eso es lo que te diferencia de Tom Ryddle. Son nuestras elecciones, Harry, las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades, si quieres una prueba de que perteneces a Gryffindor, te sugiero que mires esto con mayor detenimiento.

Dumbledore se acercó al escritorio de la profesora McGonagall, agarro la espada ensangrentada y se la pasó a Potter. Sin mucho ánimo, Potter le dio la vuelta y vio brillar los rubíes a la luz del fuego. Y luego vio el nombre grabado debajo de la empuñadura:

Godric Gryffindor.

—Sólo un verdadero miembro de Gryffindor podría haber sacado esto del sombrero, Harry —dijo simplemente Dumbledore.

Durante un minuto, ninguno dijo nada. Silencio que incomodo a Kiara, luego Dumbledore abrió uno de los cajones del escritorio de la profesora McGonagall y sacó de él una pluma y un tintero.

—Lo que necesitan, es comer algo y dormir. Te sugiero que bajes al banquete, mientras escribo a Azkaban: necesitamos que vuelva nuestro guarda. Y tengo que redactar un anuncio para El Profeta, además —añadió pensativo—. Necesitamos un nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Vaya, parece que no nos duran nada, ¿verdad?, Kiara quédate ahora quiero hablar contigo.

Potter se levantó y se dispuso a salir. Pero apenas tocó el pomo de la puerta, ésta se abrió tan bruscamente que pegó contra la pared y rebotó. Lucius Malfoy estaba allí, con el semblante furioso; y también Dobby, encogido de miedo y cubierto de vendas.

—Buenas noches, Lucius —dijo Dumbledore amablemente.

El señor Malfoy casi derriba a Potter al entrar en el despacho, y un elfo que JJ supuso era Dobby lo seguía, pegado a su capa, con una expresión de terror.

—¡Vaya! —dijo Lucius Malfoy, fijos en Dumbledore sus fríos ojos—. Ha vuelto. El consejo escolar lo ha suspendido de sus funciones, pero aun así, usted ha considerado conveniente volver.

—Bueno, Lucius, verá —dijo Dumbledore, sonriendo serenamente—, he recibido una petición de los otros once representantes. Aquello parecía un criadero de búhos, para serle sincero. Cuando recibieron la noticia de que la hija de Arthur Weasley había sido asesinada, me pidieron que volviera inmediatamente. Pensaron que, a pesar de todo, yo era el hombre más adecuado para el cargo. Además, me contaron cosas muy curiosas. Algunos incluso decían que usted les había amenazado con echar una maldición sobre sus familias si no accedían a destituirme.

𝐉𝐀𝐃𝐄 𝐘 𝐋𝐀 𝐂Á𝐌𝐀𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora