La humanidad siempre fue poseedora de numerosos pecados.
Lujuria.
Pereza.
Envidia.
Ira.
Los más conocidos....
Y entonces el día llego, tal y como su creador había dictado y ordenado, el día del juicio habia llegado, los 7 hermanos, junto con sus fieles corseles, hicieron acto de presencia en el mundo terrenal.
Las nubes entonces desaparecieron, el cielo de volvió de un color rojizo, la tierra temblo y con ello, los animales enteros temblaron de miedo
Pero... Los humanos no.
Tranquilos y serenos, algunos con lágrimas de felicidad y alegría, parecía que habían esperado este día desde hace mucho...
Confundido, el mayor de los hermanos entonces descendió del cielo y bajo de su corcel para hablar con el humano, que lo veía con esperanza.
Un acto que sin duda era extremadamente único
El mayor de los hermanos entonces preguntó;
"¿Por qué no tienes miedo de nosotros?"
El humano entonces respondió con una sonrisa:
"Nuestros ojos ya han visto demasiado como para poder seguir viviendo, la muerte no es más que la salvación, el apocalipsis no es más que la esperanza, y nuestro final, no es más que la paz"
El jinete entonces dijo:
"¿Que han visto humanos? Exigo saberlo"
¿Acaso habían visto por error el infierno? ¿La destrucción de una estrella? ¿Una civilización siendo erradicada? ¿Otakus bañándose?
El jinete estaba más que confundido, que cosa pudo haber hecho de los humanos desearán la muerte.
"Y-Yo realmente no creo que debas verlo"
El humano entonces respondió mientras temblaba, al parecer había abierto viejas heridas.
"Tonterías"
El jinete entonces pidió que mostraran que es lo que hacía que los humanos tuvieran tanto miedo.
El jinete ni lo sabría, pero esa imagen quedaría en su cabeza para siempre, lamentándose durante el resto de su eterna vida.
"Como usted deseé..."
El humano entonces sacó un aparato electrónico y entonces mostró una cara de horror al nuevamemte ver lo que sea que estuviera viendo e hizo una mirada de disguto mientras daba el aparato al jinete, que tenía la máxima de las curiosidades.
Y entonces lo vio, aquella imagen que quedaria eternamente en su memoria hasta el fin de sus días.
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"... Humanos, los salvaremos de esta aberración... Con el fin de sus días"
Y entonces todos lloraron de alegría, mientras el mayor de los jinetes volvía nuevamente a su corcel con una mirada sombría.
"¿Hermano?" Confundido, al más menor pregunto el porque de su rostro
"Siguamos con nuestro trabajo"
Y entonces, los 7 juntaron sus manos y apuntaron hacia el planeta en cuestión
Nadie pudo escucharlo, pero el mayor susurro unas palabras
"Les daré aquello que yo no obtendré, la salvación"
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