Narusaku: flor perdida

18

Pasaron horas antes de que pudieran alejarse de la tumba solo para que Sakura se hiciera pedazos cuando entraron a su casa. Naruto todavía estaba tratando de ser lo más fuerte posible, pero estas cosas lo afectaron mucho. Él era un alma amable que amaba profundamente y dolía con la misma profundidad.

Las cosas de los bebés estaban por todas partes y la guardería estaba medio pintada. Sakura entró en la guardería abrazando a los ositos de peluche que Hinata había comprado para los bebés. Naruto sentía que iba a morir cada vez que miraba el dolor en su rostro, y la sensación de rabia se acumulaba dentro de él.

Resultó que podían quedarse allí. Toda la casa era un recordatorio constante de los niños. Naruto tomó a Sakura del brazo, agarró uno de sus suéteres y la sacó de la casa. No había forma de que pudieran pasar la noche allí. Sakura no se resistió mucho y siguió a Naruto por las calles de Konoha que estaban básicamente vacías debido a la hora avanzada de la noche.

La mayor parte de la caminata fue borrosa para los dos, pero Sakura recordó que Naruto se detuvo frente a una casa y llamó. Sus ojos estaban serios y tristes al mismo tiempo. Volvió a llamar más fuerte que la primera vez, y se pudo escuchar el sonido de pies arrastrando los pies cuando el ocupante de la casa corrió hacia la puerta.

La puerta se abrió para revelar a un Iruka desaliñado, e incluso en la tenue luz pudo ver la tristeza en los ojos de sus antiguos alumnos. Había escuchado la impactante noticia del secuestro, y luego la horrible noticia de la pérdida de Sakura y Naruto. Sabía más que nadie cuánto esperaba Naruto ser padre y que Sakura habría sido una madre maravillosa. Fue tan injusto que finalmente recibieron algo positivo de un encuentro violento con el Uchiha y ahora todo lo que quedaba una vez más era dolor.

"Lo siento Iruka-sensei, no sabía a dónde ir, simplemente no podemos quedarnos allí ahora mismo".

"Está bien Naruto, eres como un hijo para mí, así que no te preocupes y entra."

"Gracias Iruka-sensei, mañana encontraré un arreglo más permanente, lo prometo."

"Tome su tiempo."

Naruto asintió con la cabeza y llevó a Sakura a la casa de Iruka, y subió las escaleras a la habitación de invitados en la que se había quedado una vez antes.

El sonido del llanto de Sakura y la mirada en los ojos de Naruto rompieron el corazón de Iruka. Simplemente no podía entender por qué tenía que pasar todo esto, y la verdad era que nunca lo sabría, y nadie sabría nunca por qué. Iruka se sentó despierto preguntándose por qué las cosas siempre eran así.

Había pasado un mes desde la noche en que aparecieron en la puerta de entrada de Iruka, y estaban de regreso en un apartamento. Pusieron la casa a la venta. Querían seguir adelante, pero el recordatorio constante de la familia feliz que casi eran los golpeó más fuerte cada día que pasaban en esa casa, así que se fueron.

Sakura se puso su ropa vieja con facilidad. El peso del embarazo disminuyó junto con algo de su peso normal. Suspiró mirándose al espejo mientras se arreglaba el cabello para el día. Sus ojos de un verde brillante, una vez apagados, tenían bolsas oscuras debajo. Las noches de Sakura las pasaba despierta o dando vueltas y vueltas.

Se puso la diadema y esbozó una media sonrisa. Finalmente, esperaba un poco de normalidad en su vida. Sakura había decidido que lo mejor para ella sería volver a trabajar en el hospital y hacer misiones. Había pasado demasiado tiempo desde que había trabajado sin mencionar que el trabajo le daría algo en qué ocupar su mente. La kunoichi volvió a mirar al espejo para ver un par de ojos azules preocupados mirándola desde la puerta.

'Naruto ...'

Ella notó que sus ojos no habían sido los mismos, y eso la dolió profundamente. Pensó que si hubiera sido más fuerte, las cosas habrían sido diferentes. Estarían felices con Hitomi e Hiro, pero debido a que ella era débil, Sasuke pudo arruinar a su familia incluso antes de que comenzara. Apartó la mirada de la rubia y continuó preparándose para el trabajo.