1

6 1 0
                                    

Miro a Carla nerviosa y ella sonríe. Observamos a todo el mundo. Todos están igual o peor que nosotros. Tras varios años de intenso estudio hoy estamos en nuestras últimas y más importantes prácticas. Veo entrar a una mujer de pelo cobrizo y ojos oscuros. Lleva un traje en color negro y se pone ante nosotros.

—Buenos días a todos, soy Samantha- comienza, la miro fijamente. Veo como nos observa uno a uno— si estáis aquí es porque sois lo mejor de vuestra promoción-- continua— por lo cual estáis haciendo las prácticas en la empresa Cunningham.

—Está mujer me da repelus— me susurra Carla y yo contengo una sonrisa. La miro de reojo y niego.

—Mañana empezaréis las prácticas y dentro de dos
semanas eliminaremos a los 10 primeros. El objetivo es quedarnos con los 10 mejores de vuestra promoción— asiente— además conoceréis al señor Cunningham— asiente nuevamente— quién irá trabajando personalmente con dos de vosotros cada día para conoceros e ir descartando quién no le gusta.

Samantha se despide de todos educadamente y se va. Respiro hondo y me giro mirando a Carla. Estas prácticas eran nuestro sueño. Por todo lo que hemos trabajado y luchado. Los demás parecen ten nerviosos como nosotros y es para estarlo teniendo en cuenta que dentro de dos semanas irán echando a gente.

—¿Quién se apunta a venir de fiesta esta noche a la mejor discoteca de la ciudad?— dice de repente un chico en voz alta. Todos nos callamos y lo miramos. Acabo de verle, entre los nervios no me he fijado en casi nadie— conozco al dueño.

—¡Yo voy!— exclaman por el fondo y tras esa confirmación todo el mundo comienza a aceptar.

—¿Venís chicas?— dice mirándonos y yo miro dudosa a mi amiga.

—Mañana hay que madrugar— murmuró mirando a Carla.

—Pero hoy es tu último día de libertad— sonríe cruzándose de brazos.

—Tiene razón, Abby— dice mirándome— mañana empezamos con el estrés. ¿Por qué no divertirnos hoy?.

Los miro dudosa a ambos. Mañana es el primer día de prácticas y no quiero llegar ni con resaca ni tarde. Salir de fiesta esta noche me parece muy imprudente aunque también tienen razón y es nuestro último día de libertad. Una vez llegue mañana el estrés va a ser nuestro mejor amigo y compañero. Siempre bajo la presión de si lo estamos haciendo bien, el miedo por no hacer algo mal que nos ponga de patitas en la calle y la competición para demostrar que nos merecemos el puesto más que el compañero de al lado. El chico me mira fijamente sonriendo. Tiene los ojos verdes y el pelo rubio oscuro. Lleva una camisa blanca y tiene los brazos cruzados.

—Vale... está bien- me rio accediendo y ambos sonríen.

—¿Nos vemos esta noche en Oak?— pregunta mirándonos y Carla abre mucho los ojos.

—Es el local más caro de la ciudad— se ríe nerviosa y veo como se coloca el pelo tras la oreja. Carla lleva años intentando entrar en ese sitio.

—Conozco al dueño— sonríe— ¡ESTÁ NOCHE EN OAK!— grita en voz alta y todos murmuran sorprendidos— por cierto soy Mark— asiente y se va.

Miro a mi amiga riéndome y ella sonríe. Ambas cogemos nuestras cosas y nos dirigimos a la cafetería donde nos preparamos un café bien cargado y nos pedimos unos muffins.

—Mark es muy guapo— murmura sonriendo mientras le da un bocado a su Magdalena y yo me rio poniendo los ojos en blanco. Esta chica como siempre.

—Y es tu compañero— le contestó bajándola a la tierra— No te conviene liarte con alguien de la oficina en estos momentos, Carla.

—Lo se- asiente— además dicen que el jefe, Cunningham es muy estricto con el tema de relaciones en la oficina. Si alguna chica se sobrepasa con él o tiene algo la echan— dice riéndose— así que creo que con el personal será igual.

—¿Quien querría liarse con su jefe?— pregunta riéndome y ella asiente. Se pasa la lengua por el labio inferior quitándose el azúcar glass.

—Yo creo— asiente y da un sorbo a su café— que debe de ser un viejo feísimo.

Ambas comenzamos a reírnos a carcajadas. Carla como siempre pensando lo peor de las personas. No sabemos como es ni siquiera sabemos su nombre y ella ya piensa en que debe de ser un viejo, un carcamal.


El día en la oficina es tenso. Nos enseñan las claves de nuestros ordenadores, como debemos de utilizarlos y los horarios. También nos explican como será en caso de que nos echen antes de lo previsto y lo único que siento en estos momentos es miedo. Miedo a que pierda estas prácticas. He arriesgado mucho para estar aquí. Mis padres viven en el otro lado del estado por lo que he tenido que alquilarme un piso medianamente cerca de la empresa para poder hacer las prácticas. Carla comparte piso con su prima Cherily quien estudia diseño de moda y está en su último año de carrera. Ambas estamos aquí, arriesgando y con muchas ganas de quedarnos.

La noche que lo cambio todoWhere stories live. Discover now