Conocí hace muchos años a Roger Patrón, cuando no éramos más que unos niños con ideales puestos en los deportes y en los toros. Hijo de padres con valores de excelencia, con la sensible espiritualidad de la gente de Yucatán.
En esa edad uno está en el camino de descubrir ideas que se puedas adoptar y que sirvan de inspiración para la vida dirá iría, aunque muchas veces cueste trabajo la práctica de las mismas.
La vida nos hizo hermanos, por eso escribir con cariño no cuesta nada... Pero hay que recordar lo que creo es el origen de este esfuerzo.
Cuando fuimos jóvenes, con más capacidad para captar la importancia del factor humano, encontramos, en algunos cursos que impartía el querido maestro Herman Hitz, fórmulas que nos ayudaron a plantear nuestras vidas con más lógica. Muy en especial nuestro amigo Pedro Maus, que gustaba conservar los pensamientos importantes en tarjetas, a veces enmarcadas, para temerlas en su despacho y en su casa, y poderlas leer a menudo.
La inquietud de Roger lo ha hecho trabajar varias veces en la creación de una compilación como la que ahora nos ocupa, pero considero que ésta es la culminación de su esfuerzo, ya que tiene como objeto transmitir a los demás ideas y pensamientos de grandes hombres y mujeres.
El diseño de Un Regalo Excepcional parece sacado del transcurso de la vida; pues sus capítulos sobre La Libertad, El Amor, Padres e Hijos, Educación y Vida, El Trabajo, La Riqueza, Los Mexicanos, La Comunicación con Dios y La Juventud y La Vejez, parecen ser las metas que están a la orilla y al final del camino.
Estoy seguro que los lectores recibirán esta edición, como las anteriores, con gran beneplácito, ya que cada vez es más necesario tener la facilidad de poder recurrir a ideas que diariamente nos ayuden a la difícil encomienda de vivir con razón. La selección se realizó por alguien que pensó por nosotros con anticipación.
El balance adecuado de trabajo, familia, diversión y creencias se alcanza cuando busca uno en estas líneas algo que ilumine nuestra actuación.
Este libro no tiene una razón de lucro, sino una razón de servir. Es lo que más admiró en el copiador. Con ésto, indudablemente, completa una ilusión mantenida hace tiempo y que ahora puede ofrecer cuando ha alcanzado la madurez.
Alejandro Sada Olivares