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La semana pasó más rápido de lo pensado, entre adornar el castillo, pensar que comerían los invitados y otras preparaciones, había llegado el día del baile, diría que esperado pero Adonis no estaba muy feliz con este. Sería uno de los pocos días en donde Adonis se presentaría ante tanta gente, por esta razón todo debía estar preparado a la perfección.

Adonis se despertó y empezó a prepararse mentalmente para el largo día que le esperaba, esperaba encontrar una esposa y si no lo hacía no tenía idea de qué otras oportunidades tendría para lograr su objetivo.

-¡Buenos días!- Dijo al bajar al salón principal donde estaban terminando de arreglar los últimos detalles.

-Buenos días, su alteza- Respondió uno de los caballeros que estaba rondando por el salón.

-¿Sabes donde está Liam?

-Me pareció verlo caminando hacia la cocina hace un rato- Adonis asintió con la cabeza, en señal de agradecimiento y se dirigió a la cocina en busca de Liam.

-¿Donde te has metido toda la mañana?- Preguntó Adonis al entrar en la cocina y encontrarse a Liam comiendo un  pastelito de los que pondrían para los invitados más tarde.

-He estado terminando de organizar tus cosas para el baile, ¿qué otra cosa estaría haciendo?

-Tómate un rato libre, no todo debe estar tan perfecto.

-¿Que crees que hago?- dijo riendo Liam.

-Ya te veo, comiéndote la comida para los invitados-Lo acompañó Adonis riéndose.

Liam era casi la única persona que lograba hacer reír a Adonis con lo que fuera, incluso con algunas estupideces que soltaba durante el día. Adonis no solía reír tanto, desde la muerte de sus padres que se mantenía alejado de todos o se mantenia al margen de las relaciones, ya fueran afectivas, de amistad o cualquier otra, para que estas no lo lastimaran, solo Liam conocía bien del todo a Adonis y por esta misma razón es que eran tan cercanos.

-Ve a prepararte para la gran noche y luego nos vemos- Dijo Liam haciendo comillas al decir gran noche.

Adonis dejó a su amigo en la cocina y subió para prepararse, tenía su atuendo preparado desde hace unos días, no era como los que solía usar diariamente, este era más elegante, tenía más detalles y el color era blanco, para resaltar entre las personas.

Traje de Adonis para el baile.

Liam luego de comer algún pastelito más también subió para prepararse y estar listo para esperar a los invitados con Adonis.

Traje de Liam para el baile.

Una vez listo, Adonis bajó para encontrarse con Liam, revisó que todo estuviera bien y ahora solo quedaba esperar.

-¿Nervioso?- Le preguntó Liam a su amigo al ver que no dejaba de caminar de un lado a otro en el Salón principal donde se realizaría el baile.

-Más bien ansioso- Respondió Adonis dejando de caminar para observar a Liam.
-Primera vez luego de muchos años que me relacionaré con tanta gente, no se como vaya a salir esto-

-Tranquilo, para eso estoy yo, si necesitas quitarte a alguna princesa caprichosa de encima me llamas y ya- Dijo Liam guiñandole un ojo, dándole a entender a Adonis que no lo dejaría solo.

Luego de un rato se escuchó a uno de los caballeros del castillo anunciar la llegada de los invitados. Iban pasando y un señor era el encargado de decir que familia era la que se encontraba entrando y presentaba a las princesas de la familia.

Adonis se encontraba sentado en su trono mientras veía a cada una de las princesas entrar, Liam estaba a su lado y de vez en cuando se reía de las expresiones que realizaba su amigo al ver a las princesas, no sabía si eran de desagrado, repulsión u otra cosa pero si que eran divertidas.

Pasaron unas cuantas familias y de pronto el señor nombró a la familia Dubois y a su hija, la princesa Cloe, su familia era una de las más adineradas dentro de todo el mundo, Adonis había hecho algunos tratos con ellos hace un tiempo y lo único que sabía era que la princesa Cloe seguramente era una malcriada y que no se le despegaria en toda la noche, ya que a penas entrar se le acercó y le empezó a hablar de temas que él no tenía ni la mínima idea.

Definitivamente está sería la noche más larga de su vida y esperaba que valiera la pena aguantar a tantas princesas caprichosas que solamente estaban ahí por riquezas, aunque meterlas a todas en un mismo saco era algo injusto, se daría el tiempo de conocerlas y luego opinar de ellas.