Lilya quiso salir del palacio, y de Celaria, el mundo humano era de su interes, ya que tenia muchos libros acerca de ello, y siempre anhelo llegar a la superficie.
Y emprendio el viaje. Llego de noche, por lo que no habia nadie a la orilla del mar, deambulo por las calles descalza, y con su largo vestido, era como una princesa perdida, para ella era magnifivo pisar tierra, sentir el aire o ver un lugar sin personas, ya que en Celaria no habia momento en el que estaba sola.
Comenzo a amanecer, y no sabia a donde ir.
Un joven salio de una casa, era apuesto y alto, le pasaba por una cabeza a Lilya y sus cabellos eran oscuros. Lilya noto un pequeño sentimiento, que era desconocido para ella, una calidez nunca antes sentida.
-H-hola -dijo muy nerviosa.
-Hola, necesita algo? No pareces ser de aqui -le respondio con una sonrisa
-No lo soy, vengo de... -recordo el desprecio de los hombres hacia los habitantes de Celaria.
-De?
-Del pueblo vecino, me he mudado con alguien conocido ya que soy de otro pais -respondio con una sonrisa nerviosa
-Ya veo... espero podamos vernos en otra ocasion -y se despidio.
-E-esper... -tarde, ya se habia ido.
"Supongo que tenia prisa..." dijo para sus adentros y siguio recorriendo las calles.
Mas adelante, se encontro con unos tipos que la acorralaron.
-Dejenme irme! -grito, furiosa.
-Oh, porque deberia? Tienes una cara tan linda que podra costar mucho dinero.
-Vas a venir conmigo, perra -y tomo a Lilya del brazo fuertemente
-Me niego a ir con usted!!!
-Oye, tu, la señorita no quiere ir contigo -era la voz del joven que habia conocido en la mañana.
-Este es un asunto entre ella y yo, no te metas, mocoso -solto una patada hacia su estomago, el cual esquivo.
-Muy len-to -el chico lo golpeo hasta hacerlo sangrar.
-Escucha, no quiero volver a verte ni a ti, ni a tus amigotes por aqui, ahora vete antes de que te lleve ante las autoridades. -todos escaparon lo mas rapido que pudieron
-Te encuentras bien?
-Eh... si, creo, quienes son ellos?
-Unos tipos que venden a las personas, mas conocidos como traficantes de personas.
-Eres muy valiente al haberte enfrentado a ellos
-No es para tanto, solo me deje llevar -y sonrio, una sonrisa igual de resplandeciente como el sol en la mañana.
-Por cierto... deberias ponerte zapatos, tus pies se pueden lastimar asi -se quito sus zapatos y se los dio a Lilya.
-G-gracias -y se los puso.
Un sonido salio del bolsillo del chico.
-Ah, es mi reloj, la hora del almuerzo ha acabado, te vere luego
Lo detuvo.
-M-mi nombre es Lilya
-Esta bien, Lilya, mi nombre es Jack -puso un collar en su mano, y se fue.