Gato perdido

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Saludos

Continuando con el calendario del SasuKarin Month, contribuyo con esta historia, la cual, la coloco con dos días de retraso. Esperaba que esto se limitara a un sólo día de retraso, pero desde hace tiempo me encuentro sin programas de edición y he tenido que pedir nuevamente ayuda para las portadas. En esta ocasión, el agradecimiento va para ManaKarin.

SasuKarin Month 2021 Día 2 de Junio Gato

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Karin caminaba a su casa bajo la lluvia, llevaba un paraguas para cubrirse del agua y andaba apresuradamente, pero sus pasos fueron detenidos cuando un pequeño gato salió de una calle y se atravesó en su camino. Ella quiso esquivarlo para seguir si trayecto, creyó que el felino corría para refugiarse, pero en su lugar, este se detuvo al verla y se le acercó maullando.

La joven apretó los puños, le rompía el corazón ver al pequeño gato llorar, más aún porque restregándose en sus piernas parecía suplicarle que no lo abandonara.

—No puedo —le dijo al pequeño felino, pero éste lloraba más fuerte— Mi casera no quiere mascotas —el gato se sentó a lado de su pie llorando— Eres muy manipulador.

Ella no tenía corazón para dejar al pequeño animal bajo la lluvia y a pesar de saber que podía meterse en muchos problemas, recogió a la bola de pelos empapada y la llevó a casa consigo misma.

Ya en casa, Karin se dedicó a secar al felino, que presentaba una cruz blanca en pecho y tras cambiarse ella también, le buscó comida y le hizo una cama improvisada. En todo ese tiempo, ella le hablaba al gato que la seguía de un lado cada que ella se movía para buscar esto o el otro.

—Eres un bebé, pero te ves adorable. Que curiosa la cruz en tu pecho —le decía ella porque él no dejaba de maullarle cada que la seguía y no lo decía como un insulto, sino porque ese gato verdaderamente era un cachorro a pesar de que obviamente ya podía comer sólidos— Tienes que ser más valiente.

Le tomó un rato a Karin preparar las cosas para el felino y cada que lo veía ir tras de ella, se decía a sí misma que debía buscarle un hogar pronto antes de que su casera se enterara de su existencia, pero cuando oía su pequeño maullido, más deseos tenía de quedárselo.

Cuando finalmente dejó al gato en una caja de cartón con una playera de franela para que durmiera calientito, este se salió de la cama improvisada para rogarle entre maullidos a la chica que lo dejara estar con ella. Al principio, Karin no quiso hacerle caso, si empezaba a dormir con él le sería más difícil darlo cuando le encontrara un hogar y trató de resistirse, pero aquellos maullidos le rompían el corazón y terminó por levantar al pequeño gato que aún no podía saltar lo suficientemente alto para subirse a la cama, y lo miró a los ojos.

—Eres un maldito manipulador —le dijo y el pequeño maulló de nuevo— No vas a quedarte, no puedo tenerte. Pero Karin sabía que era inútil decirle todo eso a esa bola de pelos que se acomodaba encima de ella para dormir.

Por una semana, Karin cuidó del felino sin éxito de evitar que su casera se diera cuenta, pues el gato chillaba desesperado cuando ella salía de la casa para ir al trabajo y seguramente la cotilla de su vecina, Tayuya, se había ido a quejar con la dueña.

—No se quedará, sólo debo encontrarle una casa —se defendió Karin con el felino en brazos y la dueña pareció enternecerse con los grandes ojos amarillo verdosos del cachorro.

—Si los vecinos empiezan a quejarse de él, tendrás que irte o echarlo a él —declaró la casera no queriendo demostrar que esos ojos la habían conmovido y se fue.

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