Guardé todas mis maletas en el maletero, me despedí, y al cerrar la puerta solté un suspiro. Por fin, Dios. Pensé que nunca iba a llegar el día de volver a la Uni.
No me malinterpretéis, odio ir a clase, pero odio mucho más pasar tiempo en casa. El ambiente no es muy bueno que digamos... Y mi barrio es un asco. El típico en el que viven familias que aparentan ser perfectas, quererse, y tener una vida feliz.
Pero claro, es todo falso. Los Adams, que siempre que les veo están de la mano y paseando, es cerrar las puerta de su casa y empezar a pelearse. Y eso lo sé de buena tinta. Luego están los Moore. Él es policía, y ella enfermera. Tienen dos hijos, chico y chica. ¿No creéis que es irónico que Mike sea camello y Camille duerma casi todas las noches en el cuartelillo? Realmente nadie lo sabe, solo yo. Yo sé muchas cosas.
( ... )
Estaba escuchando I Knew You Were Trouble justo cuando por fin aparqué en la puerta de mi casa. Desde hacía un par de años ya no vivía en la residencia de la Universidad. Había encontrado trabajo, y con lo que ganaba y lo que me mandaba de vez en cuando mi familia me daba para pagarlo. No era gran cosa, y además tampoco vivía sola. Lo compartía con Irina. Tiene nombre de modelo, y eso es algo que le gusta decir a la gente. Tiene el ego bastante subido, pero también os digo: Es la chica más guapa que he visto en la vida. Aunque nunca se lo pienso admitir, porque no es que tengamos muy buena relación.
Julia: me puedes ayudar con las maletas? acabo de llegar.
Ni me respondió, pero tampoco era nada nuevo. Guardé el teléfono en mi bolsillo y salí del coche haciendo lo mismo que había hecho antes de entrar: suspirar. Tras unos largos minutos, conseguí meter todo en el ascensor y subir. Nada más abrir la puerta, entendí en qué estaba tan ocupada.
─ Ya estoy en... ¡JODER, IRINA!
Cerré rápidamente los ojos y me di la vuelta. La imagen de ver a mi compañera de piso hacer una película porno en mi sofá no me estaba gustando. Tenía que limpiarlo, desinfectarlo, y de todo. Más trabajo. A ella no pareció importarle lo más mínimo por la risa que soltó nada más yo girarme.
─ Tranquila, mojigata. Ya nos ponemos la ropa.
─ Das asco. ¿Sabes que existen las camas?
─ Y qué, tú no estabas. Teníamos que aprovechar.
─ ... Sigues dando asco. ─Volvió a reírse. Y yo bufé.
─ Ya puedes darte la vuelta.
─ No, gracias. Me voy a mi cuarto.
No sé cómo lo hice, pero conseguí evitar verles. Escuché cómo la puerta del baño se cerraba justo antes, y teniendo en cuenta que acababa de hablar con Irina hacía dos minutos, supuse que el que estaba debajo de ella era el mismo que había entrado. Más le valía irse pronto, porque me estaba muriendo de ganas de hacer pis desde que todavía quedaba media hora de viaje.
Entré y cerré la puerta de mi habitación para ponerme a recoger las maletas. Siempre que volvía de estar con la familia llegaba a casa con el doble de cosas, y no sabía por qué. Mi armario no era muy grande, ya casi que estaba todo a presión.
Traté de hacer tiempo todo lo posible. Guardé las maletas en el altillo, recoloqué unos cuantos libros que había dejado mal puestos antes de irme, revisé que Irina no me hubiese robado nada (era muy dada a ello, y también le costaba mucho eso de devolverlo). Incluso preparé la cama para poder irme a dormir lo más pronto posible. Pero seguía necesitando ir al baño, y al parecer el chico había decidido que era un buen momento para darse una ducha. Eso me enfadó.
Salí de mi habitación, y comprobé que Irina tampoco estaba por ningún lado de la casa. Tenía que ser broma, ¿en qué momento se había metido en ese baño? ¿Es que no había tenido suficiente? Sin pensarlo dos veces, me acerqué a la puerta del baño y comencé a aporrearla con todas mis fuerzas.
— ¡¡¿¿Podéis salir ya??!!
Tras unos golpes más, Irina abrió la puerta. Se la notaba molesta, y en parte me gustó que así fuese.
— ¿Qué te pasa?
— Que me estoy meando, eso pasa. Déjame entrar.
— PF, bien, pero espérate un minuto a que salga él.
— Y una mierda.
— ¿Prefieres verle desnudo?No. Desde luego que no lo prefería. Ahí me había pillado. Bufé, y me alejé, al mismo tiempo que Irina salía hacia su habitación. Yo me mantuve esperándole, con los brazos cruzados y apoyada en la pared. Pero no salía, y ahora sí que estaba enfadada. Volví a acercarme y a dar varios golpes.
— ¿¿Es que no tienes casa?? Debería darte vergüenza estar en una casa que no es tuya, ocupando el baño durante... ¡Media hora! Por Dios, ¿qué tienes que hacer durante media hora en ese cuchitril de dos metros cuadrados?
No continúe con mi reprimenda porque escuché cómo alguien quitaba el pestillo del baño.
—Por fin, ¿estaba todo a...
Al levantar la cabeza y cruzarme con sus ojos, me tensé. No podía ser. Ambos nos quedamos mirándonos, durante varios segundos, y parecía que ninguno sabía muy bien cómo salir de aquella situación.
— ¿Julia?
Es voz. Esa estúpida voz que pensé que ya nunca iba a volver a escuchar. Sentí cómo todo mi cuerpo se tensaba, incluso cómo mis mejillas comenzaban a quemar, y no precisamente por vergüenza. Seguí mirándole, sin responderle en ningún momento, y me alejé de él, pegándome a la pared del pasillo. No quería decir nada. Solo esperaba que fuese todo una broma de mal gusto, que Irina hubiese cotilleado en mis fotos y que se las hubiese ingeniado para hacerme creer que veo cosas... no lo sé. Pero eso no podía estar pasándome.
— Ya decía yo que me sonaba esa voz... ¿Cómo... estás?
Solté una carcajada bastante sarcástica. Era lo único que me salía después de aquella pregunta. Traté de no dejarme llevar por mis sentimientos, así que alcé mi brazo y señalé la salida.
— Muy bien. Me alegra ver que no has cambiado nada, aunque eso ya no es asunto mío. Ahora lárgate.
Traté de sonar lo más fría posible. En cuanto se movió de la puerta del baño me apresuré a entrar.
— Julia, yo...
No seguí escuchándole porque ya había cerrado de un portazo. Me mantuve apoyada en la puerta, conteniendo la respiración hasta que escuché cómo se alejaba cuando Irina le llamaba. Y no sé por qué, después de tanto tiempo, me había afectado de aquella manera volver a verle.
Con un suspiro, por fin me senté en el inodoro. Dejé que mi cabeza apoyase sobre mis manos y entonces cerré los ojos con fuerza.
Después de tantos años, de haberle casi olvidado, Chris tenía que reaparecer en mi vida. ¿Y de esa manera? Solo esperaba que Irina no fuese tan tonta como yo lo había sido hacía unos años. Y que se largase, pronto, y para siempre.
***
hola, hola. bueno, hacía tiempo que quería escribir una historia como esta, y ahora que tengo algo de tiempo creo que ha llegado el momento, jjj. espero que os guste esta introducción, y os aviso: se avecina drama. 😙
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Odio que no te odio.
RomantikÉl lo había sido todo para ella, y lo que ocurrió hizo que se sintiese rota por mucho tiempo. Ella lo había sido todo para él, y nunca podrá perdonarse lo que le hizo. Solo llegan problemas cuando sus caminos vuelven a cruzarse.