Contra La distancia parte 1

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Nota del autor: sí bien el contexto histórico de esta historia es real, algunos acontecimientos, nombres, historias personales de los personajes no lo son. Todo lo que no es contexto real corresponde a la creación de quien lo escribe, si a alguien le ocurrió cosas similares a algunos personajes es mera coincidencia.

Escena 1

8 de noviembre 1938, Berlín, Alemania

(la acción transcurre en una cafetería)

Margaret: (sirviendo más café) En un momento le traigo su strudel

Rudolf: Descuide, no tengo prisa. sólo déjeme la tetera en la mesa, después le pagaré la apropiado

Margaret: (Rie ligeramente) Por eso no se preocupe que no le voy a cobrar tanto, aquí le bajamos el precio al café después de la crisis puesto que creemos que el café es el derecho de toda persona que se levanta a trabajar, por otro lado, nuestros postres subieron más para que el negocio viva. Pero un buen café debe ser accesible para el burgués y el campesino.

Rudolf: Mientras el precio del café lo pueda pagar también yo, entonces no hay problema

Margaret:Como le digo, no se preocupe por eso. Yo en su lugar me preocuparía de lo poco que va a poder dormir después

Rudolf: Descuide, que esta noche no podré dormir

Margaret: Pruebe no tomando tanto café

Rudolf: (ríe ligeramente) Es por razones de trabajo, mañana yo debo estar en Nuremberg a primera hora. Por lo tanto al anochecer voy a aprovechar la soledad de las calles y comenzar mi viaje. ya sabrá usted lo absorbente que puede ser el trabajo

Margaret: Absolutamente, desde que mis padre murió el negocio pasó a manos de un miserable pastelero alemán donde me ha hecho trabajar más que ....(se queda callada un momento) aguarde aquí señor que ya le traigo el strudel

Rudolf: ¡Un momento! me ibas a decir algo

Margaret: No, me desvié mucho del tema, vuelvo enseguida. (insiste en retirarse)

Rudolf: Insisto, tenga la tranquilidad de que lo que me diga no va a salir de aquí, además estoy disfrutando esta plática con usted ¿o no me cree?

Margaret: Yo también estoy disfrutando hablar con usted, pero usted escuchó algo indebido que me perjudica si lo difunde

Rudolf: Está bien, tráigame el strudel, pero si le surgen deseos de hablar le diré que para su tranquilidad tengo experiencia (comienza a ponerse más serio y hablando para sí también) en no revelar información

Margaret: Solo un periodista o ese extraño señor vienés que habla del cerebro serían capaces de afirmar eso, solo que el periodista no cumple su palabra

Rudolf: ¿No se le vino a la cabeza un soldado?

Margaret: (sorprendida) es usted un soldado, de esos que trabajan para?...

Rudolf: No, yo no trabajo para Hitler. Tan solo soy un veterano de la gran guerra. Me uní a las filas cuando era muy joven , pero en las trincheras (adquiriendo un tono más profundo) comprendí que amar a tu patria tiene un alto costo que no pienso volver a pagar. Me pasaron cosas que no se las deseo a nadie, por lo tanto, créeme que tu secreto está a salvo conmigo

Margaret: (impactada) Está bien, es solo que ....

(se escucha una Voz gritando el nombre de Margaret)

Margaret. Lo siento debo irme (se dispone a retirarse)

Rudolf: ¡¡Espere!!!, (Margaret voltea) ¿Qué le parece hablar en otro momento? (pausa) conozco una pastelería no muy lejos de aquí, ¿Que le parece si al volver de mi viaje en dos días más nos reunimos allá?

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