CAP 2

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Quizá estoy perdida, quizá ni siquiera se verdaderamente quien soy, quizá soy consciente de que no cuento con nadie, aunque debo admitir que aceptarlo aún resulta difícil, quizá ya son muchos quizá.

es difícil entender como en mi vida han predominado las preguntas y se han escondido en lo más profundo del mar, cualquier índice de respuesta por pequeña que sea.

• levántate y continúa
• Alza la cabeza
• Sigue adelante
• no te rindas
• todo estará bien
• Esto es solo una lección
• serás más fuerte después de esto

Una y otra vez estas frases han rondado en lo más recóndito de mis pensamientos, estas son mis respuestas ante cualquier dilema por más pequeño que sea, "perseverar para ganar" es mi lema, lo llevo tatuado en mi mente, pero...

¿Por qué?
¿Quien dice que debo seguir?
¿Quien dice que ese tan anhelado cambio llegará y que las cosas mejoraran?
¿Por qué no parar?
¿Por qué no estancarse?

Quizá abrazarme a ese corazón roto y a esa alma en pena, que divaga por la vida, es esa misma que se siente perseguida y corre buscando refugio alguno que pueda salvarle, sin siquiera saber quien la persigue, quizá esa sea mi solución, después de todo, me he cansado de seguir, si he llegado hasta este momento ha sido a costillas de pararme, de seguir, de avanzar y mírame, me encuentro en el mismo lugar,sola encerrada en 4 paredes mudas, que han guardado por años, secretos, lagrimas y gritos refugiados en una almohada.

Solo cuento con una fiel compañía, no me deja sola y esta conmigo a donde quiera que me dirija, aveces es buena, quien diría que a fin de cuentas, la soledad sería tan buena copiloto.

Estoy tratando de aprender a vivir con ella, pero no hablo de esa que busca a una persona para que llenar cualquier vacío emocional, hablo de esa que es capaz de comprender que solo nos tenemos la una a la otra, que entiende que el salir adelante es un trabajo de las dos, pero ella es traicionera, en el momento menos esperado me clava el puñal por la espalda, me hace sentir que soy yo la única persona que no cuenta con un hombro o un pañuelo de lagrimas, que me de la mano y me permita gritar a los 4 vientos, correr, llorar, suspirar y expresar todo lo que día a día me atormenta, ella es cruel y cada vez más se parece a esa soledad a la cual nunca pensé darle la mano.

Después de todo, el querer y el quizá, se han convertido en un arma de doble filo, suelo querer muchas cosas, pero no se si quizá el miedo dispare.

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