Harry llega por primera vez a una casa compartida con cuatro chicos, el cual uno de ellos, quién es el hijo del dueño de la mansión, hace que odie su convivencia allí.
Múltiples casos extraños y problemas con la gente de su alrededor hacen que ellos...
Bajé del coche mirando a mi alrededor, le pagué a la taxista agradeciéndole el viaje y agarré mis pesadas maletas caminando hacia la gran vivienda que se encontraba frente a mí. Me acababa de mudar por primera vez a una casa compartida y estaba nervioso por las personas que conocería allí.
Mientras me iba adentrando a aquella mansión una silueta pequeña se hacía visible frente a la puerta. Cuanto más andaba más claro era ver a una persona apoyada en la valla con lo que parecía ser un cigarrillo entre sus dedos.
Cuando me acerqué, en su cara se notaba una expresión seria que asustaba a cualquiera que pasara por ahí, así que, con timidez le pregunté si era uno de los chicos que iba a vivir conmigo. Asintiendo con la cabeza y evitando mi mirada quedamos en un silencio incómodo durante unos segundos hasta que fui capaz de andar a la puerta que estaba justo a mí lado para tocar el timbre.
La puerta no tardó mucho en abrirse cuando escuché su crujir y tras ella un chico rubio que miró mis maletas y sonrió. - Tu eres el que faltaba!- dijo con voz chillona haciendo que evitara reírme.
Me adentré en la casa alucinado por la decoración. Una amplia escalera frente a la puerta con un gran y luminoso candelabro encima suya. Los muebles de una madera oscura y antigua y las paredes de un papel marrón claro.
El chico que parecía ser adolescente me enseñó mi pieza, dándome tiempo para que la pudiera limpiar y ordenar a mí gusto. Cerró la puerta al salir dejándome solo en mi habitación con unos utensilios de limpieza sobre el escritorio.
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El sol se escondía cuando miré por la ventana. Había terminado ya con mi habitación y me encontraba agotado, por lo que decidí bajar a por un vaso de agua.
Bajaba las escaleras para ir a la cocina cuando al pasar por el marco de aquella sala vi a tres chicos sentados en una mesa grande hablando, entre ellos el que me había llevado a mí habitación. - Así que, tú eres el nuevo?- dió una pequeña risa floja. - Zayn, lo vas a incomodar- se levantó de su asiento pegándole un leve puñetazo en el hombro al moreno y acercándose a mi.- Liam, un placer- extendió su mano para estrecharla mientras sonreía delicadamente.
Por cada paso que daba para estar frente a mí mi respiración se agitaba más. Su voz era dulce y respetuosa y su tono grave, provocando que mi bello se erizara al escucharlo. - Se ha quedado mudo- Rió de nuevo el moreno. - Normal, lo estás incomodando!- gritó el rubio, retumbando un eco por toda la casa. Miré al chico de reojo unos segundos para volver a centrarme en Liam, quién esperaba su respuesta. - H-Harry- mi voz temblaba por el descuido.
El castaño sonrió orgulloso mientras volvía a su asiento, guardando su mano vergonzosamente al no verme interesado en estrecharla. - Bueno, Harry.... Quieres algo?- preguntó antes de sentarse en su silla. - P-Podría.... Un agua?- jugaba con mis dedos nervioso por la mirada de los tres chicos.
Me dió la espalda acercándose a los muebles, cogió un vaso de cristal y lo llenó con el agua del grifo. Volvió a su silla y la posó en la mesa acercándolo a mí.
Bebí del vaso, haciendo que escaparan pequeñas gotas por las comisuras de mis labios pasando por mi garganta y desembocando en la camiseta. -Gracias...-. Di media vuelta para salir de la cocina cuando una figura humanoide apareció. Me quedé paralizado al ver al chico de la entrada a centímetros de mí con la misma cara de antes. - Quítate- ordenó con una voz seca y rasposa.
Gritó las mismas palabras al ver que no reaccionaba con la acción que pedía. Sentí como unas manos me apartaban rápidamente dejando al chico que fumaba entrar a la sala. Miré que se trataba del rubio, quién ahora había cogido mi brazo para llevarme a alguna parte de la mansión.
Me sacó por la parte trasera de la casa donde se encontraba un casi infinito y verde jardín.
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(Imaginemos que la casa está en buen estado😊)
A unos cuantos metros de la casa el chico se acostó sobre el césped. - Está limpio, tranquilo- Rió ante mi cara de asco. Con dificultad me senté a su lado cruzando mis piernas. Me hablaba de la historia de la casa, siendo así una historia de amor lujuriosa, cuando de un momento a otro cambió de tema sin terminar el cuento, por lo que, ignoré ese hecho y seguí escuchando. - Disculpa a Louis, siempre es así...- se levantó quedando en mi misma posición. - No te preocupes- lo miré con una media sonrisa dándole seguridad. - Es el hijo del dueño de la casa, solo nos tiene que vigilar. No le des importancia- Mis ojos se agrandaron al recibir la noticia haciendo que el chico riera y cayera de nuevo al césped provocando un golpe doloroso en su cabeza.
Un grito lejano interrumpió nuestras risas. Uno de los chicos llamaba al rubio, quién se levantó despidiéndose de mí y adentrándose en la casa sin necesidad de dar más de 5 pasos.
Me recosté sobre el verde jardín sintiendo como el pasto acariciaba mi piel descubierta mientras que mis ojos se cerraban por las suaves caricias de este.
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Moví mi cabeza enredando mis rizos con la hierba mientras arqueaba la espalda. Abriendo los ojos lentamente vi las estrellas en el cielo, me había dormido en el patio sin darme cuenta.
Me levanté tambaleándome y recobrando el equilibrio tras unos segundos, empecé a caminar hacia la casa notando una mancha roja en una de las torres. Abrí la puerta para entrar cuando decidí mirarla entrecerrando los ojos. Hice el amago de tocarla cuando noté un movimiento dentro de casa, consiguiendo que me asomara olvidando la existencia de aquella mancha.
Pensé que sería Louis, quién nos tenía que vigilar durante toda nuestra estancia allí, así que cerré la puerta atrás de mí y subí a mí habitación acostándome con la misma ropa con la que llegué.
