El Perro De Los Vargas. (omegavarse) Spamano/usuk

2. Arthur

Segundo hijo de los kirdkland, un niño con grandes cejas, ojos verdes y cabello claro, dos años mayor que el, cuando se conocieron este contaba con 10 años.
Un Omega educado, de carácter fuerte y dominante, muy inteligente para su edad, amante a la literatura, ordenado, con una puntería excepcional.

Si carácter chocaba, pero igualmente se llevaron bien a su manera, ambos competitivos, siendo esta la base principal de su amistad, por eso, cuando el castaño escucho detrás de la puerta de su padre, que estos planeaban comprometernos, fue corriendo inmediatamente a la casa del otro, bueno, corriendo literalmente no, obviamente, pidió a uno de los empleados de la casa que le llevara, tan pronto llegó le dejaron pasar.

Busco al rubio por todo el lugar, más pronto escucho unas risas, estas venían de el patio trasero de la mansión, con curiosidad se dirigió a este lugar, encontrándose con una escena singular.

Arthur, el niño con cejas grandes y contante rostro de enojo, se encontraba jugando con un pequeño niño de alrededor 6/7 años, sonriendo y enseñandole a pintar.

No supo cuanto tiempo se quedó ahí,parado como idiota observando aquella imagen inusual. A la edad de 9 años, se dio cuenta de que el Omega que estaba en frente suyo, de 10 años, había encontrado a la persona con quien pasaría su vida, sólo que estos aún no lo sabían.

–¡cazzo! ¡Hey cejotas! –llamó por fin.

–Lovino.... ¿Que haces aquí? Nuestro entrenamiento es mañana, ¿no me digas que te confundiste de día idiota? –se burló, sin dejar de prestar atención al pequeño de ojos azules.

–no es eso, imbecil, vengo por otra cosa, necesito hablar contigo.

–¡te llamo imbecil! –comentó con diversión el más pequeño.

–¡no digas palabrotas en frente de alfred! –El que acababa de decir idiota.

–si si, lo que digas
.. es un tema serio, Arthur.–le dedico una mirada que se suponía, indicaba que era de importancia.

–.... Voy, alfred, quédate aquí con tu hermano Matt... Ya vuelvo.

Y de repente, visualizo a otro niño de aspecto similar, al lado de los otros dos.
Más no comento nada, el de cejas amplias lo llevo a la sala, tomando asiento a un lado, mientras se servís algo de té. ¿De dónde cojones lo había sacado?

–y qué necesitas, Lovino.

–nuestros padres quieren comprometernos.

–... Oh...¡Bloody hell!

– quería saber que opinabas tu acerca de ello... ¡Yo solo se que no quiero que mis hijos sufran bullying por sus cejas!

–¿¡acaso crees que me han hecho bullyign por mis cejas!?

–si.

–... Eres de lo peor, yo no quiero que a hijos míos tengan cara de cabreo contante.

–.... Con eso no me necesitas a mi, darling.

–callate.

Un silencio se instauró en la sala, mientras ambos tomaban la taza que había sido servida.

–... Yo voy a aceptar, igualmente pediré que se pueda quebrar la alianza en cualquier momento, querría saber tu opinión. –el supuesto alpha habló.

–.....yo.... No lo se, ¿que opciones tenemos?

–... Yo lo hago por ti, idiota, yo, por ser alpha puedo negarme, más tu... Aunque no sea conmigo, te van a comprometer con alguien cualquiera, mi hermano es un omega ¡lo último que quiero es que le obliguen a casarse con un anciano!

–... Entonces...

–yo voy a aceptar, ahora dependemos de nuestros padres, no hay que morder la mano que nos da de comer... y luego cuando seamos adultos, decidiremos con quien estar.

–me parece bien.

Y así, dos niños, de 9 y 11 años, hicieron un pacto.

La puerta principal se cerró, más ninguno presto atención a este detalle.

–¡Arthur! ¿Te vas a casar? –la vos del ojiazul se escucho por todo el lugar y Arthur supo que definitivamente este no iba a obedecer.

–no lo se, ¿por qué?

–¡tu tienes que casarte conmigo! ¡Y con Matt! ¡Lo prometiste!

–... ¿Te has comprometido con un niño de 6 años conejo? ¡Vaya!

Un joven de cabello rojizo bajaba por las escaleras de la mansión, con una sonrisa engreída, jalando el cabello del otro Kirkland, Lovino deseo irse, había interactuado varias veces con el pelirrojo, y prefería evitarlo en gran manera.

–¡oh Lovino! Pero mira mi alpha preferido, ¿el entrenamiento no era mañana?

–Arthur, nos vemos luego. –y salió ignorando el caos que se iba a formar en la mansión, distinguía a Scott lo suficiente como para saber que se había despertado con ganas de ver el mundo arder a costa de su hermano, y no quería estar para cuando pasara.

–¡señor! ¡Usted no obligará a Arthur a casarse!

–....¿Que dices mocoso?

–¡yo soy un héroe! ¡Y los héroes derrotan a los malos y se casan con las princesas!

–¿Arthur es una princesa? Vaya...

–¡así que voy a derrotarte! ¡A ti y a su hermano!

–.... Estaré esperando, pequeño héroe.

Sonrió y movió el cabello del pequeño, para salir de la mansión.

–.... Espera... El carro en el que llegue.... –no había dado ninguna orden, por lo que... –tengo que caminar... ¡Cazzo!

Más tarde, se celebraría el compromiso.