Pesadillas

37 3 1
                                    

Byeong-H era considerado entre las jóvenes como la definición de perfección de un ángel, al mirar sus ojos podías ver esa pureza de su alma al igual que ese brillo constante de una galaxia en una noche despejada. Las facciones de su rostro eran delicadas y muy detalladas desde su mandíbula hasta la forma de su sonrisa, su cabello era de un color castaño obscuro que resaltaba sus ojos castaños; su piel era  pálido, que al ponerse al sol lograba darle ese brillo único entre los ángeles.

—Byeong-H, despierta que debes practicar, se te hará tarde.—Mi madre como siempre hablándome con su dulce voz

—SÍ, ya voy madre.— contestó medio fastidiado

Se terminaba de alistar cuando empezó a tener un dolor en el pecho y  la cabeza. No era la primera vez que tenía estos dolores, pero nunca le comentó a su madre (Con su madre tenía una mejor relación que  con su padre).

/FlashBack/

Era de noche cuando Byeong-H, había despertado de una pesadilla donde veía a un ángel pero era diferente a el, la expresión en su rostro mostraba un gran dolor y furia, sus alas eran de color negro, lo cual para Byeong no era común pues había oído historias de aquellos ángeles que habían desafiado las reglas del arcángel y como castigo podían ser desterrados de las tierras de los ángeles o convertirse en demonios; estos mismos serían esclavos en las tierras de Lucifer hasta cumplir con su condena.

Era de noche cuando Byeong-H, había despertado de una pesadilla donde veía a un ángel pero era diferente a el, la expresión en su rostro mostraba un gran dolor y furia, sus alas eran de color negro, lo cual para Byeong no era común pues había oído...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—¿Quién eres tú, y como entraste aquí?—su voz sonaba muy gruesa y daba la sensación de que con solo escucharlo podía estremecerte.

—No sé como llegué aquí, pero me llamo Byeong-H, tu vives aquí?— estaba completamente hipnotizado por sus ojos grises, por su rostro perfectamente perfilado y sus labios con un color salmón que daban la sensación de querer besarlos.

—Deberías regresar por donde llegaste, no son tus tierras y podrías ser carnada fácil  aquí.-—dijo sin titubear y sin ver a la cara Byeong-H. De a poco Byeong se percató que ese ángel de alas negras se alejaba de el, sin el menor sonido, quedándose solo en ese lugar donde la única luz era la de la luna; temeroso de perderse decide ir por el camino por donde había pasado aquel ángel, de pronto escucha unos ruidos provenientes de un callejón cercano a donde el estaba y ahí estaban platicando dos demonios que por el aspecto de su rostro habían sufrido varios castigos. Uno de ellos se percató de la presencia de Byeong y le grito:

—¡¿Hey tu, quién eres?!— preguntó un poco molesto y ebrio.

Byeong un poco asustado decide evadir la pregunta y apresurar el paso, pero uno de ellos lo coge por el brazo y lo detiene. Con temor trata de soltarse, pero lo único que logra es que hagan más presión sobre su brazo.

—Creo que alguien nos tiene miedo —dijo aquél demonio, que al pasar por la luz de la luna Byeong se percató que tenía una cicatriz que pasa por  su ojo derecho. —Deberíamos llevarlo con el jefe y ver qué le gustaría hacer con este ángel —Decía en un tono burlón a su otro amigo.

Cuando pensó que todo estaría perdido escuchó una voz muy familiar a lo lejos gritarle a esos dos demonios—¡Suéltenlo!, no tienen nada mejor que hacer que jugar con un niño tan ingenuo como él —lo miraba con aquellos ojos grises que transmitían dolor y furia, pero en ese momento Byeong logró ver que había algo más que sufrimiento en él.

Se preguntaba Byeong-H como era ese ángel, cuál era ese dolor que cargaba consigo para que se comportará de esa manera con el cuando lo vio por primera vez, pero en es momento todo en el era diferente, desde su postura hasta el tono en su voz, se preguntaba si a caso el......

—¡Vaya, vaya!,¿Pero a quién tenemos aquí? —respondió en tono de burla el demonio.

—¡Si es el mismísimo Hyeong-U! —Añadieron los dos demonios.

Quedó sorprendido Byeong-H al saber el nombre de aquel ángel caído y ver que mostraba un poco de interés en él, a lo que él decidió tratar de zafarse de aquellos demonios usando algunas de la técnicas que aprendió en defensa personal. Sin percatarse, uno de los demonios fue derribado con un movimiento rápido de pies con el cual Byeong lo mandó al piso y así tener total control de sus brazos, al ver esto Hyeong se lanza contra el otro demonio para poder derribarlo y atarlo, no fue muy sencillo pues contaba con unas garras que le permitían rasgar todo lo que estuviera a su paso.

De un momento a otro Hyeong es herido gravemente en el abdomen y queda debilitado, Byeong logra verlo lastimado y toma  fuerza para poder detener al otro demonio y lo golpea de tal forma que queda inconsciente.

Algo cansado Byeong voltea a ver a Hyeong que estaba tirado no tan lejos de él con una mano puesta sobre su abdomen y corre a auxiliarlo..

—¡No te muevas!, te vas a lastimar mas, debemos parar el sangrado. —Decía con preocupación en su voz.

Se quitó la sudadera que traía para poder ayudarlo, pero él le quitó la mano en ese momento para poder decir:

—Debes irte de aquí, es peligroso que andes por estos rumbos y más sabiendo lo que acabas de hacerle a ese demonio, te van a querer cazar, ¡Debes ir...!. —No pudo terminar la frase —¡No me iré de aquí hasta que te lleve a un lugar seguro, me ayudaste a soltarme de ellos es lo menos que puedo hacer por ti!. —contestó con la voz quebrada.

Sorprendido del comportamiento de Byeong, se deja ayudar, apoya su brazo sobre su cuello así podría cargarlo y llevarlo a un lugar donde pueda descansar. Hyeong fue guiando el camino del lugar donde podía quedarse; estando a tan pocos centímetros de Byeong vio que sus rasgos eran definidos y delicados, sus labios rosados, ese lunar que se escondía debajo de sus labios le parecía atractivo y a la vez tierno. Sus ojos aunque no los veía de frente notaba que tenían un brillo único, era como ver una galaxia a través de ellos.

—"Pero qué estoy pensando?, ¿Cómo puedo verlo de esa manera a éste ángel?, su presencia me da una paz, que hace muchos años no sentía desde aquel día..."—.

Algo lo distrajo de sus pensamientos de manera repentina al oír el grito de su salvador, justo cuando creyó que todo estaba tranquilo, pudo vislumbrar por el rabillo del ojo algo brilloso estrellándose contra la espalda de Byeong, y este mismo quejándose de dolor yal no saber que hacer decide salir de ahí como puede sin permitirse percatar de aquella reacción que creyó involuntaria en su rostro.

//FIN FLASHBACK//

The Fallen AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora