Capítulo único.

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...

Su cuerpo tiembla y su respiración se entrecorta al mirar las lineas rojas y gemelas que anuncian una maravilla; un milagro de la vida; que para ella es más como una cruel condena. Sus ojos brillan, por las lágrimas, y su corazón se encoge, no para saltar de regocijo. Se postra en el suelo del baño, lamentándose; porque esto es malo; muy malo.

Demora dos días en ir a visitar al padre, planeando lo que dirá y cómo lo hará. Cuando la puerta revela el rostro somnoliento del muchacho, no le sorprende que el sueño se esfume para dar paso al escepticismo. Tiene derecho a no estar feliz, después de todo, fue ella quién lo agredió verbalmente, diciéndole que ya no lo amaba y que era un bueno para nada. Pero ya no se trataba de ella, él, o ellos, y podría nunca ser así otra vez.

Lo convence de hablar, y lo lleva lejos; no necesita que sus suegros se enteren de la situación tan pronto. Llegan a una zona desértica del parque más cercano, tomando asiento en la única silla visible.

Sacude la cabeza en negación cuando, en vista del temblor de sus labios, se le ofrece un abrigo con torpeza. Se reprocha a sí misma el haber tratado mal a este chico que, con todo y orgullo herido, continúa siendo el mismo tipo preocupado. Si no hubiera sido tan caprichosa; exigiendo sin dar a cambio, deseando más de lo que merecía, esto quizás, y solo quizás, habría sido más fácil.

Un tiempo después, continúa reuniendo fuerzas para hablar, contemplando el esmalte dañado de sus uñas. Hasta que él insiste, y el discurso que tanto estuvo ensayando, se esfuma. Abre el bolso pequeño que cuelga de su hombro y saca la prueba de embarazo, tendiendosela en silencio.

El adolescente no tiene que mirar el resultado para entender lo que sucede.

— Dios. — Susurra, perplejo.

Y aunque se prohibió a sí misma llorar, termina sollozando con el rostro entre las manos.

...

Debían confersarlo ante sus padres tarde o temprano.

Tal como lo esperaban, una ola de reproches, gritos y malas miradas se eleva y los arrastra sin compasión. Pero no hay tiempo para discusiones; trazar planes es lo primordial.

La conclusión llega rápido: El bebé debe nacer, y los padres deben hacerse responsables.

— Es lo correcto. — Piensa, hundiéndose en el sofá de la sala. Su... ¿Novio?, ¿Ex?, ¿Amigo? (Le frustra no saber como llamarlo) está sentado a su costado, con la vista perdida en la madera del suelo. Se mantuvo callado durante toda la reunión, girando la cabeza de un lado a otro cuando alguien más hablaba. No le sorprende, sabe que tienen eso en común; son bastante silenciosos; solo esperaba que en esta ocasión, tuviera algo que decir.

Madre por Propósito | @Xx-Eli-xX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora