¤¤ [Probablemente única parte] ¤¤

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–AU NerdMatsu–

Nunca nos despedimos, nunca nos presentaron, nunca pudimos hablarnos, solo pudimos amarnos.

Desde que nos vimos, simplemente nos saludabamos, incluso si nos hubieran presentado o nos hubiéramos encontrado directamente, no creo que hayamos podido hacer una gran conexión.

Hacer cartas con mi corazón en ellas fué lo mejor que pude haber hecho, hablar sin parar luego de que me pusieras tu número de teléfono como respuesta fué sin dudas el mejor golpe de serotonina que eh tenido en toda mi puta vida.

Texteando hasta el amanecer es una de las cosas que extraño mucho, pero da igual.

Porque lo que me importaba era tu sonrisa cada vez que iba a nuestro salón, aunque no lo notaras, puesto que le dabas tu vida a ésa música que con tanta pasión cantabas para mí en algunos videos cortos que me mandabas, cantabas pésimo, pero me encantaba que aún así lo intentaras.

Los profesores eran un asco, lo recuerdas? A ellos ni siquiera les importabamos lo suficiente como para darse cuenta de que texteabamos en clase, aunque claro, tampoco sabían que Orson y Charlie se metían la mano debajo de los pupitres, así que ya no me sorprendía.

Maldito sea el día en que me descubrieron ésos gorilas de 5°, casi me dejan paralítico, por suerte, llamaste a Jyucy para que me ayudara, ellos si quisieran, podrían haberme aplastado la cabeza e irse como si nada, pero la fuerza de él, no se compara.

Luego de éso, solo pasamos un rato en tu cuarto, se suponía que solo me ibas a curar las heridas, pero Dios, me tenías demasiadas ganas como para aguantarte, no?

Los besos con sabor al batido de fresa, ufff 10/10.

Nada de palabras, solo nuestros nombres al aire y golpes consecutivos de tu piel contra la mía en un loco frenesí sin atadura alguna, casi rompes tus lentes por no colocarlos bien en la mesita de noche, pero casi no te importó, porque seguiste dominante y firme, lo que me encendió hasta llegar al cielo en éxtasis puro, antes de caer rendido en tus brazos y tus cálidas y algo manchadas sábanas de tu cama.

Fué la única noche en la que te pude tener contra mí, antes de que el choque pasara.

No te culpes, nadie vió venir a ése maldito viejo ebrio que se dió a la fuga en cuanto presenció lo que hizo por andar manejando en peda.

Odio a la vida por ser quien me quitara de tu lado, porque... Lo hicimos bien, no? Fuimos buenas personas, nunca nos metimos con nadie, sacabamos buenas notas... Todo era perfecto.

Lastimosamente la vida es muy egoísta y no quiere ver a nadie feliz.

Lloraste mucho, te tuvieron que dormir para que te tranquilizaras y no te lanzaras a mi cuerpo inerte en el ataúd mientras llenaban mi agujero en donde mis restos serían envueltos en gusanos y muchas otras cosas asquerosas.

Pero, Hey! Al menos sé que estoy muerto y no me enterraron con vida ahí abajo.

El sentimiento de vacío se sentía en lugar de tu calidez habitual, tu cabello perdió su hermoso brillo que te caracteriza y tus ojos se veían nublados por una capa de niebla espesa entre las lunas de tus lentes.

Orson te iba a visitar con frecuencia junto con Tod, Charlie y Jyucy, pero nada de lo que hicieran, iba a animarte, lo sé, tu solo querías estar a mi lado, que mal que el que murió fuí yo, mi influencia en el más allá me habría sido de ayuda para verte e incluso podríamos vernos entre sueños, pero siendo yo el desafortunado, no puedo hacer más que verte abducido por tu propio miseria.

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Se supone que mi alma tiene algo pendiente? Algo por ver? No lo creo, sé que no puedo hacer nada siendo yo el transparente en ésta relación de muerte y pasión.

Tus audífonos ya están tirados en un rincón, desgastados desde ya tantos años.

Te cansaste de undir tu mente entre fantasías locas que en su momento, fueron tema de revuelo entre nuestro pequeño grupo de amigos, pero nada que una buena cachetada de tu madre no arregle.

Ése día lo decidiste, juraste a la noche y a la luna presentes en la ventana de tu habitación que lucharias por la felicidad de ambos, por tí más que nada, porque seguías vivo y era por algo que lo estabas.

Tus discos perdieron importancia y con el paso del tiempo, te volviste una excelente persona, ayudando como florista en aquella tienda en la que una vez me compraste rosas. Tu bella sonrisa iluminó una vez más la vida que alguna vez sentiste perdida y en ése momento, lo supe.

Una negra sombra se sentía que venía por mí y la esperé con una sonrisa, reencarnaré en algo que no es para nada divino, pero éso no me importaba, siempre odié la luz que Dios le daba a las personas, claro, menos la tuya, porque la tuya me cautivó, me cegó hasta mi último respiro y aún en muerte, la sigo amando.

Tal vez en mi otra vida pueda amarte como se debe, estar a tu lado, compartir nuestro calor una vez más y tal vez, solo tal vez, ser feliz más de lo que fuí aquí, porque soy codicioso, quiero más de ése dulce sabor al que todos llaman amor.

Adiós para siempre mi amado, ojalá nuestros destinos se crucen una vez más y podamos vivir, amandonos hasta la eternidad.

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"Demasiada felicidad, nadie merece tanta" (Karaichi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora