La sirenita II parte

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El corazón le latía a mil, pero ahora no había vuelta atrás, o sí?
Talvez podría arrepentirse y dejar todo allí. Dejar las cosas como estaban y olvidarlo todo. Recordar el gran amor que tenia por el príncipe y salir de allí lo mas rápido que podía.
Pero es que las palabras que la bruja le había dicho, aún resonaban en su interior con un eco, que en vez de apagarse, se hacía cada vez más grande.
Era verdad que el príncipe la había utilizado?
Que ella solo fue un consuelo mientras el esperaba a su verdadera amada? Incluso sabiendo lo mucho que ella lo amaba, no le había importado y corrió a los brazos de su amada. La misma que ahora estaba en la habitación de al lado tomando un baño, ignorando los crueles pensamientos de la sirenita.
Eso no importaba ya. De todos modos, si la doncella no hubiera llegado, era muy probable que el príncipe se terminara enamorando de ella.
Tomó una de las dagas y camino de puntillas.
Llegó hasta la habitación de baño y se acercó lo mas que pudo. La doncella estaba tomando una ducha, cuando de pronto algo alteró su paz.
La sirenita no sabía con que había tropezado, y buscó en el suelo, sin darse cuenta que la doncella, ahora de pie, miraba a la intrusa.
La doncella se abalanzó sobre la sirenita y ambas terminaron en el suelo.
La sirenita al chocar fuertemente, soltó la daga, la cual salió despedida hasta una de las esquinas de la habitación.
Ambas muchachas se quedaron mirando. La doncella, encima, sujetaba los brazos de la sirenita.
La doncella le comentó que nunca había confiado en ella, ya que ésta, siempre estaba detrás del príncipe, y eso no le gustaba. Sabía que la sirenita estaba enamorada de él, y que seguro sería capaz de hacer cualquier cosa por quedarse con él para siempre.
Por esa razón había construido esas trampas, para saber si alguien estaba cerca.
La doncella sabía lo que tenia que hacer, y la sirenita se dio cuenta de inmediato. Haciendo uso de su fuerza intento zafarse y ambas terminaron peleando y chocando contra las cosas que se encontraban en la habitación.
Un golpe en uno de los muebles y la doncella quedo un poco desorientada.
La sirenita corrió a recoger la daga, pero la doncella se lo impidió, tomándola del cabello, y entre golpes terminaron cayendo en la pequeña piscina donde había estado bañándose la doncella.
La sirenita aprovecho este escenario, el cual le era tan familiar, tomo la ventaja de la situación, y con unos pocos movimientos, pudo someter a la doncella, quien aún intentaba soltarse con fuertes movimientos. La sirenita, cuando estaba perdiendo las fuerzas, se acordó de la otra daga, y haciendo un rápido movimiento la sacó y la introdujo en el pecho de la doncella, la cual, clavando los ojos en la sirenita poco a poco dejaba de luchar.
Sin vida flotaba el cuerpo de la doncella, mientras la sirenita salía adolorida de las piscina.

Un grito fuerte se oyó al otro lado del pasillo.
Provenía de la habitación del príncipe.
La sirenita corrió, no sin antes recoger la daga que yacía en la esquina de la habitación.
Abrió la puerta, y el príncipe estaba en el suelo apretándose fuertemente el pecho.
La sirenita lo miraba aterrada mientras el príncipe le preguntaba que era lo que había hecho. 
La sirenita sintió un frio recorrer todo su cuerpo, mientras el joven agonizaba.
De pronto, el sonido de los soldados subiendo las escaleras le alertaron, tenia que escapar.
Sabiendo de algunos túneles que el mismo príncipe le había mostrado, corrió al cuarto donde estaba la doncella y se sumergió en la piscina. Buceó hasta unos conductos que la llevaron a una de las salidas del palacio.
Corrió y corrió lo mas rápido que pudo.
Las lagrimas corrían por sus mejillas, recordado todo el escenario, mas no podía detenerse.
Llegó a un acantilado y a lo lejos divisó a los soldados venir tras ella.
No tenia opción mas que saltar, y así lo hizo.

Cayó muchos metros y la caída le hizo perder un poco el conocimiento, hasta que sintió que alguien le tomaba del brazo y la sacaba a flote. Era una de sus hermanas. La que le había entregado la daga.
Rápidamente la llevó a una pequeña isla, donde su hermana, que podía leer la mente, se enteró de lo que había pasado. Sabía que su hermana lo había hecho todo por amor, creía que así, el príncipe y ella serían felices.

De pronto un remolino apareció y detrás de el, la bruja se asomaba, sonriendo cínicamente.
La bruja miro a la sirenita, la cual de pie. La hermana decía todo lo que la sirenita pensaba, y asi le preguntaron a la bruja que era lo que había pasado y porque el príncipe también había muerto.
La bruja sonriendo contestó que ese, había sido un error de la sirenita, pues había utilizado la daga que sus hermanas le habían dado. Esa daga tenía como objetivo matar al príncipe, fuese clavada en el príncipe o al tener contacto con la sangre de cualquier otro humano.
Por eso la daga activó el conjuro al hacer contacto con la sangre de la doncella.
La bruja, sonriendo, le indicó a la sirenita que eligiera. Le devolvería solo una cosa. O sus aletas y su posibilidad de vivir de nuevo en el fondo del mar; o su voz.
La sirenita, a través de su hermana, le dijo que no había sido su intención matar al príncipe. Ella quería estar con él, por eso había matado a la doncella, quien era la única que se interponía entre los dos.
La bruja le dijo que sino tomaba una elección, ella decidiría por la sirenita. O sus aletas o su voz.
Su hermana, leyendo la mente de su hermana, preguntó si la sirenita podía acercarse para indicarle con señas, cual seria su decisión, a lo cual la bruja accedió.
La sirenita avanzó lentamente y en un descuido, clavó la daga en el corazón de la bruja. La misma que había escondido entre sus ropas cuando cayó por el acantilado.
La bruja soltó un grito estremecedor y se retorcía fuertemente.
Un líquido oscuro salía de su pecho en vez de sangre, y el remolino que antes la había traído a la superficie, ahora la llevaba a las profundidades.
La sirenita y su hermana se abrazaron y lloraron por lo que había sucedido.
La daga volvió a la orilla, traída por las olas y en cuanto la sirenita la vio, la tomó y se apuñalo.
Su hermana no tuvo ni siquiera tiempo de reaccionar.
Sostuvo el cuerpo de sirenita entre sus brazos, mientras agonizaba. 
No duró mucho el sufrimiento de la sirenita, hasta sollozando, dejó caer sus manos y su cabeza.
Tan pronto esto ocurrió, la daga empezó a desaparecer. Para sorpresa de su hermana, al mismo tiempo, como por arte de magia aparecían las aletas de la sirenita y sus cabellos recobraban su color.
Atardecía y su hermana decidió llevar el cuerpo de la sirenita al fondo del mar, en donde, con toda la familia, celebraron un funeral que duro toda una semana.
Una estatua se erigió con la figura se la sirenita, recordando a la bella jovencita que vivió y murió por amor. Entregándolo todo. Haciéndolo todo.
Esperando que en el mas allá, se encontrase con su verdadero amor, logrando así su felicidad. 

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2021 ⏰

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