C.1

15 2 0
                                    

Un día antes...

La gente se metía mientras otras salían de aquel tren frente a mis narices, todos con sus vidas ocupadas y desconectados del mundo. Ahí estaba yo, la oveja negra entre la multitud mirando un punto fijo, envuelta en sus pensamientos. Miraba con detalle las vías del tren, preguntándome cuántas personas debieron sufrir lo suficiente para arrebatar sus vidas saltando a éstas y que habrán pensado las personas a sus alrededores.

Estaba enloqueciendo, apuesto a que nadie estaba lo suficiente desocupado para prestarle atención a tal estupidez.

Me acerqué a pasos lentos quedando al borde del piso aún mirando las vías, las personas se veían bastante ocupadas para prestarle atención a una tonta chica a punto de ocasionar tal acto desgarrador y ahí fue cuando sentí que alguien tiro de mí hombro alejándome unos pasos para atrás.

-Que carajo contigo... ¿En qué estabas pensando?- No pude responder. No tenía control sobre mí cuerpo o mí mente, solo dejaba llevarme por mis impulsos.

-Nada...- Hablé mirando esos intimidantes ojos que desde que era niña me miraban con desprecio. No era de las niñas que tenían momentos madre e hija, mí madre me detestaba con solo existir.

-Solo agarra tu maleta y lárgate, no tengo el tiempo suficiente para tus tonterías. -Cada una de sus palabras me decepcionaba cada vez más, iba a ser la última vez que nos íbamos a ver pero evite contestarle y agarre ambas maletas para dar media vuelta e irme.

¿Tanto me odias? Pensé entrando por las puertas de aquel tren.


Desde hoy estaba sola y quizás muera de esa manera.

[...]

Buscaba un asiento disponible con la vista mientras tanto pasaba por ese largo pasillo, las personas seguían mirándome raro como si tuviera algo en la cara, me sentí aislada y excluida, increíble me siento peor de lo que estaba. Me senté en un asiento sin acompañante con mis maletas al lado de mis piernas y me entretuve mirando la vista desde la ventana.

Me di un minuto de mi tiempo para observar el ambiente, fácilmente podía imaginar la situación de cada una y decir que aquella chica con auriculares sentada a un costado del tren, no la estaba pasando de lo más bien, no era difícil saberlo al ver su rostro. Seguí viendo como chismosa las acciones de los demás.

Ver a las personas felices y disfrutando de sus vidas era la única forma de desatender mis pensamientos, nadie lo entendería. Sin embargo, no necesitaba que nadie lo hiciera.

Deje a un lado el ambiente para volver mi vista a la ventana pero en un minisegundo un rostro se mostró a través de la ventana y grité del susto. Tape mi cara avergonzada de que las personas a mi alrededor me hayan oído, imaginando que solo fue idea mía, no hasta que mire el ambiente nuevamente y entendí todo.

La misma persona de la ventana estaba sentada en todo el tren, como si se hubiera multiplicado y intercambiado con los pasajeros. ¿que esta pasando?

No podía moverme, parecía una especie de parálisis del sueño.

Poco a poco entraba en pánico, ya no quería voltear a mi lado sabiendo que ahí estaría el, mi pesadilla desde que tengo memoria y el que entra a mi habitación solo para asustarme. Es un monstruo, uno que vivía en mi imaginación según mi madre cuándo me encontraba llorando en una esquina de la habitación.

El siempre vistió con largo abrigo de cuero que llegaba casi hasta los pies, grandes botas, guantes y su máscara de pico. Esos trajes de la épocas de la peste negra me traumaron desde que tenía 3 años.

Por esa razón la psiquiatra me recetó unas pastillas para dejar de verlo al menos 12 horas de mis días, ¿el problema? Las tenia en mi bolso y no podía moverme, genial. Cerré mis ojos para calmarme y controlar mi respiración, necesitaba mantenerme estable hasta que pase ésta pesadilla.

-Señorita, ¡Señorita!-Alguien tocó mi hombro y salte del susto, era una señora que había visto mientras caminaba entre los asientos. -¿Se encuentra bien?- Me quedé muda, solo pude asentir con mi cabeza por lo que había pasado hace unos segundos. Volví mi vista a los pasajeros y todos estaban saliendo del tren como si nada hubiera sucedido. ¿Que carajo?

Regrese mi vista a la señora que ahora estaba saliendo del tren, que rápida. Agarre mis maletas al ver que éste era mi destino y salí viendo una estación vacía, estaba volviéndome loca.

-Carajo, necesito una buena dosis. -Hice a un lado mis maletas para sacar de mi bolso una caja de pastillas, tomé unas dos y sin dudarlo las metí a mi boca, dándole un sorbo a la botella dentro de mi bolso, que por cierto estaba caliente. -Sabía que tenía que dejarla afuera. - Dentro de unos minutos haría efecto, espero tener el resto del día tranquilo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 01, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Psicosis✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora